“No pienso estar enero en Pinamar, no me gusta el fantasma Yabrán…”. El Salmón – Versión Indio Solari)
El terror que se mueve en la espesura del balneario de los pinos y en la densidad de los bosques de Cariló está en boca de los habitantes de la región. Llega la temporada estival, los turistas ávidos de aventuras y descanso. Y del tiburón que acecha en las playas nadie quiere hablar. Por miedo a ahuyentar a los turistas, y por el propio miedo a la bestia —las bestias— que merodean la playa.
Después de nuestro primer informe sobre la reaparición de Sergio “El Tano” Camaratta ,asesino de José Luis Cabezas, junto con una serie de personajes que no pueden explicar sus fastuosos bienes, brotaron de las arenas blancas una serie de nuevos indicios acerca de la presencia mafiosa en la zona.
Silvia Melgarejo, la mujer que acompaña o emplea a Camaratta en sus emprendimientos inmobiliarios, podría explicar cómo ha hecho en poco más de una década que pasó, de ser la mucama de la estancia de Berro Madero a una acaudalada dueña de un pool de propiedades, locales comerciales y hasta postulante a una supuesta futura concejalía desde la que piensa lanzar su carrera política en Pinamar.
Algunos memoriosos recuerdan que en julio del 2005 una propiedad alquilada por Silvia Melgarejo al contador Adolfo Herro, fue escenario de un trágico suceso nunca aclarado definitivamente. Herro fue muerto en su Chevrolet Astra en la puerta de la casa que le alquilaba a Melgarejo sobre la calle Naranjos. Rumores que nunca se callaron, y la excusa de algunos perejiles a quienes acusar para que el caso se cerrase presto.
Pero la violencia y los miedos retornaron estos días a Pinamar. Mientras la señora Melgarejo se reponía de algún disgusto en su estancia de la ruta 74 (de mucama a estanciera parece la trama de esos films típicos del cine argentino de los 40), unos de los socios y/o amigos del Intendente Blasi Altieri (el Ingeniero Luis Abrussese) se quiso suicidar hace pocos días, primero arrojándose desde las terrazas de un edificio en Pinamar. Después que vecinos del lugar abortaran ese intento, el susodicho ingirió un poderoso veneno para roedores y hoy se debate en un hospital marplatense.
¿Tiene algo que ver este trágico suceso con otros acontecimientos que éste portal comienza a dar a luz en forma exclusiva?
Al parecer, sí. Ni Melgarejo ni Camaratta son dueños de los bienes que ostentan, y hay a todas luces alguna nueva organización cuasi-mafiosa lavadora de dinero que se viene instalando desde hace años en la zona.
Muchos pinamarenses están asustados por lo que ven en las tinieblas de este nuevo proceso extraño y a la vez sangriento que está viviendo la ciudad. Porque mientras esto ocurre, la criminalidad en la región aumenta hasta límites de acceder a propiedades de moradores de la zona, algo que antes ocurría solo ocasionalmente.
Los delincuentes cuentan con buena información sobre los movimientos de dinero que puedan hacer algunos pobladores estables, quienes se encuentran acosados por una encrucijada. En Pinamar-Cariló los bancos no cuentan con cajas de seguridad. Quienes precisan utilizarlas deben recorrer 100 km. hasta Mar del Plata (con lo que se arriesgan a ser asaltados en la ruta), o los guardan bajo el colchón de sus casas, a merced de los ladrones que los asedian con información de primera mano.
En el contexto del fantasma de un nuevo Yabrán en la zona se menciona insistentemente el nombre de un presunto testaferro o representante del ex gobernador de Salta, Juan Carlos Romero. Se dice que esta persona, al que muchos temen hasta nombrar, es quien maneja
El intendente Altieri ha dicho en secreto a algunos colaboradores (que a su vez lo desparramaron a los cuatro vientos, y por eso llegó a nuestros oídos), que efectivamente la familia salteña de los Romeros tiene mucho interés en invertir en la zona. Se lo dijo a su amigo, el ministro de Seguridad Ricardo Casal, cuando éste concurrió casi como invitado de lujo al casamiento de la hija de Altieri, el mes pasado.
Tierras fiscales vendidas entre amigos del poder, propiedades cuyos dueños fallecieron y no dejaron herederos y fueron repartidos entre esta banda multipropósito que asola el lugar, son otras de las tantas diabluras que se escuchan en los médanos adyacentes.
La temporada ya se instaló, y junto con ella el rumor que Daniel Scioli enviará entre 300 y 500 familias de presuntos okupas para instalarse en los alrededores de Pinamar. ¿Blas Altieri aceptará el convite del gobernador a cambio de tener cierta impunidad de que no se investigue los que pasa en los alrededores?
Seguiremos próximamente. Esto recién comienza.
Jorge D. Boimvaser