Frente a la incuria, complacencia y complicidad de la “oposición”, la cleptokracia continuará ejerciendo el Poder ejecutivo nacional, con la reelección de Cristina Fernández viuda de Kirchner.
A no dudarlo, pues los sistemas electrónicos de recuento de sufragios ya está lo suficientemente aceitado y puesto a punto como para generar el resultado que dé por ganador al Frente para
Y como ninguno de los supuestos opositores al kirchnerismo se tomará el trabajo de pedir la apertura de las urnas, se convalidará la manipulación informática.
De nada valdrán los cacareos de algunos políticos que juegan a ser oposición y que nunca podrían dirigir el destino de nuestro país, condenado al éxito según el ex senador devenido presidente de facto que también naufragará en la carrera presidencial de octubre próximo.
Si a Néstor Kirchner le alcanzó con obtener el 22% de los votos para alzarse con el cargo de presidente de la nación, aunque su viuda y sucesora no llegue a superar el 30% de los sufragios reales, la carga virtual ya pergeñada hará que ese porcentaje se eleve tal como se manipularan los números del Indek, sólo que en este caso, para compensar el defecto de la medición de la inflación y el índice de precios, se lo elevará en exceso superando el 50% garantizando el triunfo en primera vuelta.
Si además tenemos en cuenta la atomización del electorado en variadas ofertas “opositoras” como son la dividida UKR, perdón UCR, el PRO,
Quienes juegan a ser oposición lo hacen por comodidad y necesidad. Comodidad pues no podrían jamás ejercer el poder ejecutivo nacional sin el manejo irrestricto de millonarios fondos manipulados a su antojo por el kirchnerismo, y necesidad por seguir manteniendo su status demandante de suculentos sueldos y dietas como vienen percibiendo, además de la cotización cada vez más alta de sus votos.
Nadie puede competir con el clientelismo demagogo instalado endémicamente por el kirchnerato, pues si algún otro lo intentara seguramente recibiría las más ácidas críticas de todo el arco hoy oficialista y de algunos sectores supuestamente opositores, queremos ser más papistas que el Papa, por eso jamás podremos erigirnos en un país serio, sencillamente porque no lo somos.
El kirchnerismo se ocupó de destruir todos los organismos y sistemas de control, no sólo en cuanto al manejo de fondos públicos sino también, y fundamentalmente, en el espectro electoral. Maneja los fondos oficiales de campaña, además de suculentos aportes de origen sospechoso, también dispone del control del padrón electoral y ha neutralizado a la justicia federal con competencia electoral garantizándose así la ineficacia de cualquier intento por neutralizar sus mafiosos manejos.
E insisto, ningún referente opositor exigirá la apertura de las urnas y el conteo manual de los supuestos sufragios que no coincidirán con los recuentos informáticos, y por aplicación de la teoría de los hechos consumados, nuevamente triunfarán los inescrupulosos.
Vale recordar que Néstor Kirchner asumió con un 22% de los votos, que no fue a ballotage alguno, asumiendo la primera magistratura por default o abandono de cualquier contrincante escondido en su madriguera, llegando al máximo disparate de mantenerse en la titularidad formal del poder ejecutivo 4 años y medio, cuando el mandato constitucional es de sólo 4 años, aunque luego siguió ejerciendo el poder manejando los hilos de su cónyuge, y todo eso a vista y paciencia de todo el arco opositor, jueces y fiscales, sin que nadie, absolutamente nadie, haya hecho algo por evitarlo o llamar la atención a tal respecto.
Y mal que me pese, pues lo último que deseo es un nuevo período de saqueo kirchnerista, la presidencia quedará en manos de esta asociación ilícita que está destruyendo mi querido país, haciendo crecer la pobreza, la desnutrición y la indignidad frente al resto del mundo.
Esta conjetura vale hacerla ahora y no después de las elecciones, pues tal vez su manifestación pública pueda exorcizar y neutralizar el vergonzoso futuro que nos espera…
O despertar a la mayoría de los argentinos para que no nos dejemos gobernar por quienes no nos representan.
Enrique Piragini