Cuando Nilda Garré recibió la propuesta de Cristina Kirchner para que dejara el Ministerio de Defensa y asumiera al frente de una nueva cartera de Seguridad, supo de entrada que sería la ministra de mayor exposición durante el año electoral.

La inseguridad es la principal preocupación de los argentinos, al menos de aquellos que viven en los centros urbanos y será el eje de la campaña 2011, diagnóstico que comparte la ministra.

El punto es que los dos principales actores del oficialismo, Cristina Kirchner y Daniel Scioli, no piensan lo mismo para encarar el problema y habrá que ver cómo procesan esas diferencias con al menos nueve meses de campaña por delante.

Por lo pronto, el gobernador decidió no bajar sus convicciones en este tema y sin levantar la voz, lo dejó claro esta semana con el tema de la imputabilidad de los menores.

La Casa Rosada, por su parte, decidió escudarse en sus convicciones ideológicas. Son las mismas que utiliza para no desalojar por la fuerza a piqueteros u ocupantes de predios.

Esquema Garré

Garré todavía no elaboró un plan específico y es difícil que lo plasme en esos términos en el período proselitista. Está claro que la real solución a la inseguridad llegará si alguna vez se pulveriza la desigualdad, pero forma parte de un gobierno que lleva casi ocho años sin mostrar resultados en su área.

Incluso el Operativo Centinela, el primer gran anuncio de la gestión Garré, que estableció el envío de gendarmes al Conurbano bonaerense para reforzar la seguridad pública, fue un plan que había elaborado el propio Néstor Kirchner y no prevé ampliarlo.

En cambio, pensó en dos ejes para las fuerzas a su cargo: transparencia y bienestar. Como se vio en sus primeras acciones, seguirá el camino que tomó en Defensa, con un fuerte control civil sobre las fuerzas y la remoción de jefes policiales sospechados de corrupción o sumariados.

En cuanto al "bienestar" de sus efectivos, la idea de la ministra es mejorar la obra social, las prestaciones del Hospital Churruca y ampliar la red de beneficios.

Pero las purgas —removió y pasó a disponibilidad a varios jefes policiales, incluida la cúpula que encabezaba Néstor Valleca— ya le crearon resistencia en un sector de la fuerza.

El discurso electoral

Con el mismo criterio, el Gobierno nacional aborda el reclamo para que se apruebe el proyecto de punibilidad de los menores que cometen delitos graves, que tiene sanción del Senado y despachos de comisión en Diputados pero no llega al recinto.

Luego del asesinato de Fabián Tolosa a manos de un chico de 15 años se sumó al pedido Scioli, lo que volvió a dejar planteadas las distintas formas de pensar.

El último contrapunto del gobernador con Néstor Kirchner también había tenido como disparador un hecho de inseguridad: el caso Piparo, que puso en foco a las salideras bancarias.

Además, el gobernador barrió con las reformas que promovió León Arslanian durante el gobierno de Felipe Solá, que son conceptualmente las que propone Garré con aval de Cristina. El trasfondo es cuánto poder dar a la Policía. Scioli y Cristina Kirchner volverán a verse las caras este lunes durante un acto en Florencio Varela. Sus allegados dan por descontado que tendrán una charla para hablar del contrapunto.

Por lo pronto ambas administraciones trataron de unificar el discurso pidiendo que la oposición se encargue de juntar el quórum para tratar el proyecto reclamado.

Pero Scioli considera que grandes capas de la sociedad opinan como él respecto al tema y tiene un juego propio en Buenos Aires, entre el peronista opositor Francisco de Narváez, que opina como él ante este hecho puntual, y el referente de centroizquierda Martín Sabbatella, que buscará mostrarse como el abanderado del kirchnerismo en Buenos Aires.

Pero así como hay diferencias entre los oficialistas, también las hay entre los opositores. Solá —que defiende lo hecho por Arslanian en su gobierno— fue aliado de Mauricio Macri y De Narváez, impulsores del "endurecimiento" de las acciones contra el delito. Ahora comparte espacio político con Eduardo Duhalde, otro de los principales cultores del discurso del orden y la seguridad, aunque esa alianza parece destinada a la ruptura.

El debate también se coló en el radicalismo, donde sus tres precandidatos se identifican con distintas franjas ideológicas de la población y no unificaron posturas.

Opiniones internacionales

Uno de los problemas históricos de la Argentina en cuanto a la inseguridad está en la baja calidad y precisión de las estadísticas oficiales.

Frente a esto, la opinión de especialistas puede contribuir. Por un lado la Red de Información de los Derechos del Niño (CRIN, en inglés) elogió el proyecto de Régimen Penal Juvenil aprobado por unanimidad por el Senado el miércoles 8 de julio de 2009.

Según esa organización, compuesta por entidades de todo el mundo dedicadas a proteger los derechos de los chicos, el proyecto respeta todas las garantías penales y procesales contenidas en la Constitución y la Convención Internacional de los Derechos del Niño para adolescentes de entre 14 y 18 años.

Si el proyecto se aprueba, la Argentina quedaría como Paraguay, Italia, España y Holanda, entre otros países que comienzan a imputar delitos desde los 14 años y por encima de Costa Rica, Venezuela, México, que lo hacen desde los 12 y de Uruguay, Francia y Grecia, donde rige a partir de los 13.

En Brasil, un estatuto especial rige la situación desde los 12 hasta los 18, pero no pueden ser encarcelados. Irlanda (7) e Inglaterra (10) son los casos más extremos pero contemplan distintas escalas de punición hasta los 15.

Gabriel Profiti
NA