Nada queda librado al azar en lo que a "viveza criolla" respecta. Y es que, si hace años había delincuentes dispuestos a vender pintorescos e impersonales buzones a desprevenidos incautos, hoy en día el ingenio se ha agudizado de manera tal que las tretas de los chantas han debido "aggiornarse".

Aquellos que actualmente buscan trabajo son espontáneos receptores de algunas de las nombradas avivadas, las cuales hoy en día toman cuerpo en promisorios avisos clasificados.

La estafa, bastante trillada, no deja de ser efectiva: se publica un aviso en el rubro "empleos" -generalmente en diario Clarín- en el que se solicitan actores o extras para comerciales y series de televisión. En el mismo, se hace referencia a importantes productoras del rubro y se espera que caigan los ingenuos de turno. Cuando el incauto se presenta, le prometen un trabajo muy bien remunerado en el ámbito televisivo, pero le exigen poseer un "book" de fotos profesional a efectos de "poder ubicarlo". Acto seguido, y antes de que el inexperto concurrente pueda reaccionar, le ofrecen ayudarlo a confeccionar dicho álbum; eso sí, a cambio de unos pesitos, los que no bajan de los $50 y llegan a la suma de $100.

Los que tienen el dudoso privilegio de leer los clasificados de empleos pueden encontrar avisos como los siguientes:

•"EMPLEADO/A Productora: Casting Publicidad SONY-COCA-CINDOR Cine / TV: TRES PADRES SOLT-ZAFANDO-LA OTRA VERDAD, Busca nuevas CARAS para trabajar YA 18 a 65 años $300 a 500 x mes 4864-9294 4865-4355 486l-6l00"

•"EMPLEADA/O con o sin experiencia. Toda edad para TV-Cine. Comercial tipo SEDAL (100 chicas)- Reality Canal 13/Cable (200 ambos sexos)-Extras ambos sexos. Muy buena presencia para film argentino (30 a 60 años) $60 a $250 por día / Abra legajo hoy sin cargo con foto de 9 a 19 horas. Rivadavia 2890 12º".

¿Promisorio, no? Sobre todo cuando tenemos un ejército de jóvenes y no tan jóvenes buscando trabajo desesperadamente en un país que ya no genera fuentes laborales como solía hacerlo.

Estos avisos, que nombran en su texto a marcas comerciales de primera línea y a grandes productoras como Ideas del Sur, Polka y 4 Cabezas, son sólo "buzones" que esperan ser vendidos al mejor postor; y los que los publican son personajes inescrupulosos que no tienen empacho alguno en estafar al primer incrédulo que aparezca.

Incrédulos que, lamentablemente, terminan siendo estafados en su buena fe.

Los estafadores, por su parte, terminan amasando una buena masa de dinero. Teniendo en cuenta los centenares de personas que se presentan ante dichas convocatorias cada día, los montos no bajan de los 1.000 pesos diarios.

Cuando la limosna es grande...

Un viernes cualquiera me dirijo a la dirección que suele aparecer cada día en los clasificados y trato de ver qué sucede. La puerta del edificio de Rivadavia 2890 está ubicada justo enfrente de la mítica plaza Miserere, más conocida como plaza Once, y su imponente entrada no permite sospechar que algo oscuro suceda a sus adentros.

Cuando llego al lugar me atiende un joven muchacho al que, sin más preambulos, le aseguro que deseo trabajar como extra de TV, ya que "no tengo trabajo". Acto seguido, el "recepcionista" me invita a llenar una ficha con mis datos personales, lo cual hago de inmediato.

Mientras empiezo a llenar cada uno de los datos del papel, se me ocurre firmar con un nombre falso: Christian Sosa. No sé por qué hago eso, pero ya llené la ficha y no puedo volverme atrás.

El logo que puede verse en la parte superior reza Fashion Time y los datos que me piden completar tienen poco que ver con lo que estoy buscando en este lugar. Aún así, sigo adelante.

Luego de entregar la ficha completa, me piden que espere en un vacío hall desde el cual puedo ver a cuatro jóvenes mujeres jugar al Tutti Frutti. Las malas palabras no faltan al intercambio de comentarios y el exceso de ocio puede respirarse en el mismísimo lugar.

Trato de concentrarme en otra cosa y descubro que en las paredes del lugar se exhiben interminables fotos de ignotos jóvenes en supuestos desfiles de Fashion Time. En otra columna veo la publicidad de un supuesto casting llevado a cabo por la misma "firma" para el efímero programa de Telefé "Tres padres solteros". Las fotos anexadas son de bastante mala calidad y bastante confusas como para creer que son confiables.

-"Christian Sosa!", grita una de las chicas que minutos antes jugaba al Tutti Frutti, y me sorprendo, ya que no hay nadie más que yo parado en el medio de ese extraño lugar.

-"Acompañáme", me dice la fémina mientras asegura llamarse Marcia. Yo le hago caso empujado por una inevitable curiosidad que me lleva a sentarme en una mesa de plástico que oficia de escritorio de trabajo. Marcia, que viste un pantalón jean y un pequeño top nada adecuados a la situación, se sienta justo enfrente de mi y me empieza a explicar de que se trata la cosa. Afirma que Fashion Time es una gran agencia que trabaja desde hace años con importantes productoras de televisión y que por eso necesitan bastante gente que pueda cubrir sendos puestos de actor y modelo de pasarela.

Mientras me hago el asombrado, le digo a Marcia que sólo me interesa el puesto de extra de TV, algo acorde a mi declarada falta de experiencia en el rubro, lo cual es minimizado por ella. Me asegura que tengo "cualidades" para actuar y para modelar, algo que realmente me deja sin palabras. Es curiosa la manera en que esta mujer puede conocer mis atributos sin siquiera probarme.

-"Ok", digo yo. Me interesa lo que sea. Vayamos al grano, pues.

Marcia me dice que para poder trabajar necesito "abrir un legajo", trámite que -obviamente- no es gratuito. "Es poca plata, sólo cuarenta pesos", me dice, como si fuera una suma accesible a cualquier persona que camina por la calle. Por otro lado, recordemos que yo aseguré estar desocupado.

Sabré más tarde que las fotos que van en el legajo son tomadas con una cámara digital -cero costo para Fashion Time- y que, en caso de entrar en el juego, me obligarán a hacer un "curso preparatorio" de tan sólo $90. Una ganga...

-"Está bien", digo, "me interesaría abrir legajo, pero necesito que me garanticen que voy a tener trabajo seguro". Marcia me asegura que de acá a dos años me van a conseguir por lo menos uno. Eso sí, la promesa nunca la hará por escrito.

Acto seguido, me pide el necesario dinero, a lo cual le digo que no lo llevo conmigo, pero que volvería más tarde a pagar.

-"¿No me podés dejar una seña?", insiste Marcia.

Frente a mi negativa, me asegura que cualquier monto que yo pueda dejar estará bien. La ambición se apodera de sus ojos azabache y yo empiezo a darme cuenta de que es hora de partir.

Mientras voy saliendo, veo a un grupo de jóvenes llenando las malogradas fichas. Al mismo tiempo, una rellena adolescente sueña en voz alta con un brillante futuro de fama y glamour.

Entretanto, yo sólo pienso en escapar de una vez de allí.

Pronto averiguaré que esta gente viene estafando en ese mismo lugar por lo menos desde agosto del año 2002 y que han tenido un grave altercado con los representantes del payaso Piñón Fijo. Y es que, al parecer -y aunque no trascendió a la prensa-, los mismos estafadores convocaron a un falso casting para el programa del popular payaso que terminó en un fraude hacia los convocados.

Más tarde, sabré también que esta misma gente había sido denunciada por el programa de televisión Telenoche Investiga a fines del año 2001, junto a otras agencias "truchas".

Bajo el título Fuerte ese aplauso, la investigación aseguraba en una de sus partes que "el sueño de las pasarelas y la televisión parece al alcance de la mano. Una entrevista en la agencia Baires Producciones es suficiente para los desprevenidos que buscan la fama. Les prometen trabajo a actores, extras y modelos. Tony Martins es uno de sus responsables, asegura trabajar con la productora de TV Pol-ka y con canal 13. Dice que cuenta con el respaldo de prestigiosos actores, pero ellos lo desmienten.

Martins hace firmar una especie de contrato por el que se paga 160 pesos para que los aspirantes puedan presentarse en una supuesta selección a la que asistirán prestigiosos productores de televisión en un conocido hotel porteño.

Martins explica que allí se hará un desfile y un sketch. La selección la harán los productores de TV guiándose por los aplausos que reciba del público cada participante. Por eso recomienda llevar 'hinchada'. 'Traes a tus amigos, ellos te aplauden y el empresario te compra', dice como si se tratase de una ecuación matemática. Pero nada de esto sucede. El jurado no son los productores prometidos, sino ignotos bailarines brasileños que animan el espectáculo. Al final del desfile, los aspirantes siguen tan desocupados como antes y sin sus 160 pesos. Hace 11 años que Martins y su gente se dedican a lo mismo: a engañar a la gente".

La agencia Llan Pol Meyer Group ofrece la misma travesía a la fama y con los mismos resultados: seguir sin trabajo. Sepia Et Black hace lo suyo en Viamonte 2982 2 piso, oficina 8"

Y sigue la lista.

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 Por si todo lo antedicho fuera poco, quien escribe estas líneas se comunicó con dos productoras importantes preguntando si tenían algo que ver con los avisos que aparecían en los diarios y que nombraban sus razones sociales. Franco Salomone, gerente comercial de Ideas del Sur, fue contundente en su respuesta: "Ideas no tiene nada que ver con esos avisos de convocatoria. Hemos mandado cartas documento pero cambian siempre de dirección y teléfonos".

Desde otra productora, mientras tanto, me aseguraron -bajo estricta reserva de nombre- que "nos es imposible poder contactar a la gente que hace estos engaños, la cual nos produce un daño enorme"

Al leer respuestas como las antedichas, me doy cuenta del poco trabajo que se toman estas personas para tratar de averiguar el paradero de quienes generan tales estafas. Y es que a través del catálogo de las páginas telefónicas -por Internet o en CD- no es nada difícil saber a quién corresponden los datos de contacto.

Yo mismo me tomé el leve trabajo de indagar en los teléfonos y domicilios aparecidos en la mayoría de los avisos y pude descubrir que en general corresponden a las mismas personas: Mónica Schia y Rubén Suárez, entre otros. Lo más llamativo es que todos los números corresponden a diferentes departamentos del mismo domicilio: Rivadavia 2890. Y, al mismo tiempo, dicha dirección es la misma que suele aparecer en los avisos clasificados cuando no se publica ningún número de teléfono.

El mismo trabajo que realicé yo debería hacerlo quien asegura que su nombre es utilizado fraudulentamente. No es poca cosa saber que a diario muchísimas personas son estafadas en nombre de sus propias firmas.

Espero que estos datos sirvan como evidencia para que las productoras se tomen la molestia de hacer conocer públicamente sus métodos de convocatoria y así ayudar a depurar el sistema de trabajo.

Y también espero que sirva como señal de alerta para la próxima vez que veamos los clasificados y creamos que estamos frente a la oportunidad de nuestras vidas.