Revista Veintitrés sigue mostrando lo lejos que se encuentra de sus orígenes, cuando Jorge Lanata llegaba a hacerle sombra a Noticias con investigaciones jugadas y tapas demoledoras contra el menemismo (eso sí, en plena época menemista).
Luego llegó Sergio Szpolski —única persona despedida por la AMIA en toda su historia, por sospecharse que robó cuatro millones de dólares de esa institución— con su séquito de periodistas a sueldo K y todo eso se acabó.
Ahora, los “editores generales” del semanario están en Casa de Gobierno dictando órdenes a este nuevo staff de operadores y sus páginas solo publican lo que el oficialismo quiere.
En ese camino, en esta nueva oportunidad, Veintitrés publicó una ¿investigación? que muestra cómo diez delegados del “Gran Diario Argentino” pudieron torcerle “el brazo al poder” de Héctor Magnetto, CEO de Clarín.
Allí se cuenta cómo, el pasado 18 de febrero, en los talleres de Artes Gráficas Rioplatenses —la imprenta del Grupo—, “diez delegados, que habían sido despedidos por Clarín, fueron reelectos tras ganarles a los integrantes de una lista alternativa armada por la empresa”.
Traducido: compitieron dos listas y ganó la que no era afín a Clarín. Eso, ameritó la tapa de Veintitrés.
¡Guau! Podría decir más de uno frente a semejante revelación ¿no es un notición? Fuera de chiste, ¿ameritaba la tapa de una revista un tema gremial menor?
En realidad, la operación es tan obvia que da vergüenza ajena. Cualquier excusa es buena en estos días para atacar a Clarín y eso ha hecho la Casa Rosada a través de Veintitrés.
Usando el buscador de Tribuna de Periodistas pueden encontrarse investigaciones mucho más punzantes contra Clarín que la “denuncia” de Veintitrés. Hay no menos de 30 artículos al respecto, de los cuales podemos mostrar dos:
¿Qué publicaba revista Veintitrés cuando los Kirchner eran socios de Clarín? Nada, ni contra Magnetto, ni sobre Ernestina Herrera de Noble. En esos días, Néstor ordenaba a los periodistas tratar bien al multimedios y todos obedecían.
Hoy, la coyuntura ha cambiado: el otrora amigo es enemigo y hay que destrozarlo.
Todo sea por unos pesos y la posibilidad de seguir cobrando la pauta del Estado. Es la filosofía de Szpolski y quienes trabajan con él.
Carlos Forte