En la sorda pelea que el kirchnerismo lleva contra Daniel Scioli —y a favor de instalar a Cristina Fernández como única candidata posible para competir en octubre de 2011—, todo parece ser válido. A los medios oficialistas que gustan tergiversar la realidad y desconocen la existencia de un país donde aumenta el desempleo, la pobreza y la desigualdad social —al tiempo que la corrupción florece de manera exponencial—, se ha sumado en las últimas semanas el ataque furibundo a los “enemigos del modelo” por parte de esa misma prensa.
Revista Veintitrés está a la cabeza de esa movida, autopromocionándose como un magazine de investigación y en realidad utilizando sus páginas solamente para fustigar a los Macri, Duhalde, Carrió, Solá y Cobos, entre otros. Nada allí se publica sobre Ricardo Jaime y los funcionarios que la Justicia persigue por escandalosos hechos de corrupción.
Esta semana, ese pasquín—ya no puede siquiera catalogarse como medio periodístico— ha entrevistado al otrora periodista Horacio Verbitsky como excusa para golpear a Scioli y otros referentes de la oposición, al tiempo que se intenta agigantar la alicaída figura de Cristina Kirchner. A esos efectos, se ha recurrido a la metodología más barata y eficaz: la entrevista periodística.
De esta manera, se hace creer que el periodista hace jugadas preguntas y que el reporteado da respuestas aún más valientes. Pero aquellos que no comen vidrio saben que eso no es real. La entrevista siempre está pactada de antemano, tanto las preguntas como las respuestas.
Jamás Verbitsky dejaría que lo interrogaran sobre algo que no conoce, especialmente porque ostenta un pasado demasiado oscuro como para que alguien lo indague al respecto.
En este caso, no ha habido excepción. La periodista —en este caso Luz Laici, la misma que denunció el inexistente “pacto Duhalde-Cobos”— comienza su artículo con una rimbombante descripción del periodista, asegurando que se trata de “un profesional riguroso, detallista, afecto a una precisión extrema”.
He aquí el primer error: Verbitsky es uno de los periodistas que más falacias comete en sus artículos. Solo por rememorar uno de los mayores papelones que le tocó vivir, puede mencionarse que fue quien aseguró que el hoy destituido juez Federico Faggionato Márquez tenía gran cantidad de pruebas contra Francisco de Narváez por sus supuestos vínculos con el narcotráfico. Esa inexistente evidencia fue incluso “descripta” por el periodista en una de sus columnas dominicales, pero todo se demostró finalmente falso y el juez Faggionato Márquez terminó eyectado de su cargo. ¿Eso es “precisión y rigurosidad”?
Tal vez la entrevistadora desconozca que Verbitsky publica muchas de sus columnas sin saber realmente qué está denunciando, ya que la información le es entregada por funcionarios del kirchnerismo y debe transcribirla textualmente, tal cual se ha demostrado en este medio en más de una oportunidad.
Volviendo a la entrevista, el ataque hacia Scioli no solo es evidente, sino que se intenta contrastar su “desastrosa” política de seguridad —la de la provincia de Buenos Aires— con la “eficacia” del gobierno nacional, recurriendo a falacias que no se sostienen siquiera desde el sentido común.
“Scioli tiene en la cabeza un modelo de seguridad que es absolutamente contrario al nacional. Es muy claro, por ejemplo, cuando se contrasta el modo en que la provincia llevó adelante el caso de José León Suárez con la resolución de la toma del Club Albariños, que encabezó el Ministerio de Seguridad de la Nación, a cargo de Nilda Garré. Mientras uno buscó combatir la problemática social a los tiros, el otro se desactivó sin heridos, con una investigación del ministerio —realizada con inteligencia en los dos sentidos de la palabra—, que luego le entregó pruebas a la Justicia, y un manejo político de la situación”, asegura Verbitsky.
Miente en este párrafo, y lo hace a sabiendas. No solo no hubo investigación por parte del ministerio —solo meras acusaciones sin fundamento—, sino que hubo muertos inocentes y hasta se terminó demostrando que punteros del oficialismo se encontraban detrás de la maniobra.
Luego, el periodista —a esta altura es difícil denominarlo así— aprovecha para pegarle a Macri: “Lo que planteó Cristina Fernández en el Indoamericano es el reverso perfecto de lo que plantea Mauricio Macri.”
Olvida Verbitsky que el macrismo pidió desde el primer día colaboración al gobierno nacional sin que nadie le respondiera. Es una verdad de Perogrullo señalar que Macri tiene enormes —y graves— agujeros en su gestión como jefe de Gobierno, pero en ese caso su desempeño ha sido impecable.
Volviendo a la entrevista, como la idea evidente es pegarle a Scioi, insiste el periodista en traerlo a la conversación aún cuando la entrevistadora no lo menciona: “El modelo de seguridad de la presidenta Cristina Fernández es claramente distinto al de Daniel Scioli. No hay dudas (…) En todo caso, la convivencia del gobierno nacional y el provincial debe entenderse como parte de la amplitud del kirchnerismo.”
Este último párrafo es revelador, ya que ha sido exactamente al revés: Scioli fue el que toleró los embates del gobierno nacional, una y otra vez.
Y en tren de mentir, Verbitsky no duda: en un párrafo que quedará para la antología del goebbelismo, asegura: “No hay que olvidar que el kirchnerismo recuperó al país que venía de la crisis de 2001. Néstor Kirchner y Cristina Fernández lograron recuperar el empleo, poner el manejo de las jubilaciones nuevamente en manos del Estado, incrementar los haberes, disminuir los índices de pobreza e indigencia, aplicar planes como la Asignación Universal por Hijo, volver a otorgarle al Estado la regulación de la economía. Reducir la deuda pública con privados del 160 por ciento del Producto Bruto a menos del 30 por ciento.”
No hace falta mencionar que lo que asegura el periodista es una enorme falacia: lo único que ha hecho el kirchnerismo es adulterar los índices del Indec para ocultar que hoy la pobreza es récord y que la desigualdad entre los que más y menos ganan es mayor que en la era menemista, algo que parecía imposible de superar.
Finalmente, frente a la pregunta de la periodista respecto a si él está detrás de algunas de las decisiones del Gobierno —las más desatinadas, por cierto—, Verbitsky no lo niega: “Hay quienes buscan descalificar a la presidenta diciendo que soy su asesor y hay quienes buscan descalificarme afirmando que trabajo para el kirchnerismo. Desde el Cels, trabajamos diversos temas sobre los que publicamos estudios. Si el gobierno toma esos informes para generar políticas de Estado vinculadas con la problemática es otra cosa. Tampoco me molesta que lo digan, porque no oculto que me parece el mejor gobierno en medio siglo.”
No hay mucho más que agregar a una entrevista-operación semejante. Está todo dicho.
Solo resta recordar una frase del imaginario popular que bien podría caber a un delincuente como Verbitsky que hoy debería purgar condena penal por los delitos cometidos por él en los años 70: “Argentina, país generoso”.
Christian Sanz