Como pocas veces se ha visto, un acuerdo por escrito selló el pacto por el cual muchos ya no tenían duda alguna, el de menemismo y kirchnerismo.
El día lunes por la noche se mantuvo una reunión entre el gobernador de la provincia del ex presidente Carlos Menem, Luis Beder Herrera con diferentes dirigentes del partido menemista Lealtad y Dignidad; el objetivo: apoyar a Menem es su reelección como senador por esa provincia con el plano apoyo del kirchnerismo.
Pero como todo pacto incluye el compromiso de las dos partes interesadas, el kirchnerista Beder apoyará a la reelección de Menem como senador nacional a cambio de que los dirigentes de Lealtad y Dignidad apoyen la reelección del gobernador en la próxima elección provincial del 29 de mayo.
Desde LyD se rehusaron a calificar este acuerdo como un “pacto”, más bien prefieren conceptuarlo como “reciprocidad”. Dicho apoyo radica en llevar la cara de Beder en las boletas del partido Lealtad y Dignidad.
Si bien desde los tiempos en que Néstor Kirchner comandaba las tierras de Santa Cruz, ya elogiaba a Menem y sus gestiones “históricas”, el rechazo a todo lo que se refería a políticas económicas de los 90´ fueron —y a veces son— parte favorita del discurso para condenar actitudes poco nacionales y populares. Sin embargo, las ausencias en el Senado por parte del riojano cada vez que el quórum se necesitaba como el aire para aprobar alguna propuesta contraria al kirchnerismo, confirmaban como el espanto une tan fácilmente dos presidencias y gestiones supuestamente antagónicas.
Oportunamente, el periodista Juan Gasparini denunció los detalles de una suerte de “pacto”, existente entre Menem y Néstor Kirchner respecto a las cuentas que ambos poseen en Suiza.
“Se trata de un acuerdo de no agresión y expresa una actitud funcional de Kirchner a preservar la impunidad de Menem, una forma de consolidar su propia impunidad, en un país cuya banca albergó los famosos 520 millones de dólares de los fondos de Santa Cruz, nunca rendidos en su cabal transparencia. Kirchner decidió no apelar la decisión de la justicia de Ginebra de no entregar las cuentas de Menem a la justicia argentina”, aseguró oportunamente Gasparini sobre ese tema.
Dicen que el kirchnerismo es menemismo con derechos humanos —y sin sentideo del humor—, pero ¿con qué calificativos despectivos insultarán a sus opositores si “menemista” ya no puede figurar en su diccionario?
“Apoyo”, “reciprocidad”, “pactos”… guiños que le facilitan los funcionarios a la sociedad sobre las ya inexistentes fieles ideologías políticas.
Equipo de Política de Tribuna de Periodistas