Luego de meses de especulaciones, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner finalmente se encargó de despejar las dudas este martes por la noche cuando, en cadena nacional, declaró que iba a someterse "una vez más a la voluntad popular".
La confirmación de su candidatura para el mes de octubre había llegado luego de un revelador discurso del ministro de Economía, Amado Boudou, quien había afirmado, pasado el mediodía, que había llegado el momento de "profundizar el modelo". Toda una declaración de principios.
Sin embargo, para evitar alguna mueca de nerviosismo —como cuando su vice, Roberto Felletti, llamó tiempo atrás a una "radicalización del populismo"—, el titular del Palacio de Hacienda explicó que "esto no tiene nada de raro. Significa que el país va a continuar sosteniendo su capacidad para tomar decisiones en materia económica".
En este contexto, ¿esa libertad significará también poder mantener el mismo rumbo si la actual administración continúa en el poder?
Para los expertos, en caso de que la actual Presidenta pueda renovar su mandato, el escenario que se le planteará a partir de 2012 no será tan benévolo como el que la mandataria vivió hasta el momento.
Nadie habla de crisis, desplomes de la actividad o megadevaluaciones. Por el contrario, aseguran que parte del viento de cola —vía soja y crecimiento del mercado brasileño—, continuará acompañando a la Argentina durante algunos años más. Sin embargo, sí alertan que habrá cada vez menor margen de maniobra de cara al 2012 a la hora de manejar el tipo de cambio, una de las herramientas más importantes para evitar un desboque de la inflación, que este año cerrará con un alza interanual cercana al 25%.
Y esto estará explicado por cuatro puntos fundamentales:
1- El continuo achicamiento del superávit comercial.
2- El amenazador déficit de la balanza energética.
3- Las crecientes dificultades del Banco Central para acumular reservas.
4- La incertidumbre del día post elecciones y su impacto en la salida de dólares.
Para Cristina, en caso de acceder nuevamente al poder, la preocupación que desde hace meses le genera el achicamiento del colchón de dólares que hay en la economía, se profundizará aún más.
En efecto, de la mano del bombeo del consumo e inversiones insuficientes para apuntalar semejante proyección de crecimiento de la economía para este año (entre 6 y 7%), todas las consultoras apuestan a un indefectible achicamiento del superávit comercial, que hoy es sostenido casi de manera exclusiva por la soja y demás granos, dado que el boom automotriz, por el momento, además de récords también está generando un "agujero negro" por el cual se escapan unos u$s6.000 millones anuales.
Así, según un relevamiento del Banco Central en base a los pronósticos de las principales consultoras, en 2011 el saldo de la balanza comercial —diferencia entre exportaciones e importaciones— cerrará con un superávit de u$s9.900 millones, lo que implicaría una caída del 15% respecto a 2010.
Sin embargo, previendo una mayor tasa de crecimiento de las compras de productos del exterior que de las ventas que la Argentina realiza al mundo, para 2012 el panorama empeoraría significativamente: el mercado apuesta a que el saldo sea de apenas u$s7.500 millones, un 35% menor que el del año pasado, tal como se observa en la siguiente infografía:
De confirmarse esta última cifra, el "colchón verde" alcanzaría el nivel más bajo desde el año 2001, es decir, cuando todavía un dólar equivalía a un peso —en términos nominales— y el modelo alentaba la importación. En este contexto, desde el Banco Ciudad aseguraron que el sector energético es el gran "Talón de Aquiles" del modelo.
No es para menos: los subsidios al sector totalizaron en el primer trimestre del año unos $6.700 M, un 150% más que el mismo período de 2010. En tanto que el superávit comercial energético mostró una caída del 32%, acelerándose los plazos en los que la Argentina se convertirá en importador neto.
En este marco, según el centro de estudios de la entidad que conduce Federico Sturzenegger, el efecto de la política energética sobre los superávits gemelos, "se vuelve más relevante si se considera que, al mismo tiempo que genera mayores necesidades de financiamiento para el Tesoro, también `seca´ (vía su efecto sobre el superávit comercial) una de las fuentes de financiamiento empleadas durante los dos últimos años: las reservas del BCRA".
Ante la imposibilidad de frenar las compras de energía en el exterior, en caso de que Cristina asuma nuevamente el poder, para los expertos se profundizará el mayor intervencionismo en la política comercial, como ya lo viene haciendo en la industria automotriz. "Se vendrán más trabas para importar", sostuvo Eric Ritondale, economista jefe de Econviews.
En este contexto, el Gobierno viene poniendo foco especialmente en su plan de tolerancia cero a los productos del exterior y a su política de sustitución de importaciones. Así, tras presionar a la industria automotriz a que se comprometa a reducir la demanda de autos y piezas de afuera, se habría asegurado —a través de declaraciones juradas— una reducción del déficit del sector del orden de los u$s4.000 millones para 2012, una cifra clave considerando el achicamiento del superávit global que pronostican los economistas. Así, el mismo bajaría de u$s6.000 millones a un rojo de u$s2.000 millones.
La "obsesión" por los dólares es tal que, paralelamente, a fines de marzo el Gobierno lanzó el Plan Estratégico Industrial Argentina 2020, cuyo espíritu es fijar la dirección de numerosas ramas de actividad —como fabricantes de calzado, textiles, maquinaria agrícola y otros— y comprometerlos a que, a la vez que inviertan más en el "compre nacional", limiten sus importaciones. De este modo, la administración K aspira a que, en los próximos ocho años, no sólo no haya déficit comercial, sino que exista un sólido superávit de u$s26.000 millones, es decir, el doble que el alcanzado en 2010.
2012: el colchón verde, en la mira
Sin embargo, para los expertos, las urgencias son urgencias justamente por estar "a la vuelta de la esquina" y no de aquí a casi diez años. Por lo tanto, la gran preocupación es qué va hacer en 2012 el futuro Gobierno que acceda al poder, más allá de los planes para cuidar el colchón verde en el largo plazo.
En este contexto, la oferta de dólares en la plaza no sólo se mide por lo que liquidan las cerealeras, sino que un factor fundamental es su contracara: la salida de divisas, que este año, de acuerdo a las proyecciones privadas más pesimistas, alcanzaría los u$s17.000 millones, un 50% mayor que la de 2010.
De acuerdo a un informe del Estudio Bein, "desde 2007 hasta ahora, la fuga de capitales ha sido compensada totalmente con el ingreso de los dólares comerciales". De hecho, sin esa salida, "el BCRA podría tener acumuladas hoy el doble de las reservas que las que maneja".
Sin embargo, lo más preocupante es que, según la consultora, el BCRA "dejó de acumular divisas", aún cuando la economía está transitando el mejor período en términos de oferta de dólares.
En este tenor, advirtieron que "la incertidumbre no está asociada al proceso electoral en sí, sino más bien a la política para el día después". En otras palabras, preocupan las dudas sobre qué es lo que significa en la mente de los funcionarios kirchneristas, en caso de continuar en el poder, frases como "profundizar el modelo" o "radicalizar el populismo".
El miedo a una "fuga verde"
¿Por qué la creciente fuga de capitales genera preocupación? Porque el Banco Central se ve obligado a reducir la compra de divisas y no puede engrosar sus reservas, en un contexto en el que el Gobierno las está utilizando para pagar deuda. De hecho, durante el primer tramo de 2011, la Argentina fue el único país de la región que no sumó reservas.
¿Y esto que implica de cara al año próximo? En diálogo con iProfesional.com, Ritondale aseguró que "seguir un año más así tiene grandes riesgos. Porque el BCRA se va comiendo sus reservas y el mercado va tomando nota de que, de a poco, va perdiendo su poder de fuego para contrarrestar cualquier corrida cambiaria".
Dicho de otro modo, los ahorristas podrían percibir que, "con más pesos en circulación y espaldas cada vez más débiles, el Central tendría crecientes dificultades para manejar el tipo de cambio a su antojo. Y así es como el mercado daría por descontado que el dólar debería subir".
Y si la divisa estadounidense se mueve más allá de lo que el Gobierno actual considera "razonable", esto se traduciría, inevitablemente, en una devaluación que, según el experto, "implicaría salarios más bajos —por licuación del poder adquisitivo—, menos consumo y más inflación, de modo que sería complicado mantener en pie el modelo actual de fuerte consumo", justamente, el corazón de la administración K.
Según Ritondale, "es evidente que cada vez hay menos margen. Se están agotando los resortes, no hay colchones y no están las AFJP para obtener recursos frescos. Cualquier shock externo que genere incertidumbre, directamente va a repercutir en el tipo de cambio porque el Gobierno no cuenta con los amortiguadores del 2008. Por eso es crucial cuidar los dólares. Distinto sería el panorama si no hubiese habido salida de capitales y el Central hubiese podido acumular divisas en todo este período".
En este contexto, Ritondale aseguró que, en caso de continuar en el poder, el Ejecutivo, si es que quiere seguir con la fiesta del consumo, debería garantizarse de los dólares necesarios para pagar la deuda pública y no tocar más las reservas del Central, ya que de lo contrario, toda la tensión recaería en el tipo de cambio, un "hilo" cada vez más fino de cortar.
"No se puede aumentar eternamente la masa de circulante en un 40% y no acumular reservas. Se puede hacer un año o dos, pero no más que eso. Y si se quiere que continúe fuerte la demanda, el próximo Gobierno sí o sí deberá volver a los mercados internacionales, ya que no es viable que siga emitiendo a este ritmo infernal con cada vez menos dólares en la economía", apuntó el experto.
Al respecto, una nota de Barclays Capital (entidad que lideró la reapertura del canje de deuda del 2010), destaca que los funcionarios argentinos buscarán emitir deuda en los mercados internacionales para reemplazar el uso de reservas durante el 2012, al tiempo que se mencionó explícitamente que la colocación de bonos será de u$s7.000 millones.
La contracara: pérdida de competitividad
Sin embargo, el otro problema para el próximo Gobierno es que se le hará cada vez más difícil sostener el esquema de "microdevaluaciones", dado que en diciembre de este año, según el Banco Ciudad, el tipo de cambio con Estados Unidos —en términos reales— será de 0,96 pesos por cada dólar. Es decir, la moneda local, considerando inflaciones de ambos países, será más fuerte que la divisa del país del norte, tal como se observa en el siguiente cuadro:
En buen romance: para los expertos, devaluar mucho es malo. No devaluar, también.
Alcanzar esa delgada línea roja que permita darle oxígeno al "made in Argentina" y que no frene el consumo es el gran desafío del próximo Gobierno, que comenzará a estar mucho más preocupado por la escasez de billetes verdes en la plaza local.
Juan Diego Wasilevsky
Iprofesional.com