Los circos no están muy de moda hoy en día. A los chicos les entretiene más la diversión tecnológica y esas cuestiones. Así es que se me ocurrió explicarles a los más chicos cómo eran los circos tradicionales, y en qué consistía la diversión.
Todo circo tenía a su dueño y director, que abría la función, manejaba todos los actos, y le hablaba al público, acompañado de una asistente ya entrada en años, pero muy maquillada para que de lejos pareciera joven y bonita.
Estaba el temerario domador de fieras, que entraba látigo en mano a una jaula donde tres tristes tigres hambrientos y aburridos eran víctima de sus latigazos y órdenes. “Suba”, “baje”, “tírese al piso”, “abra la boca”, etc.
Luego, aparecían auténticas artistas que hacían piruetas con blancos caballitos y vestidos de vedette de los ´50 para solaz de los papás que llevaban a sus chicos al circo.
Más tarde, venía el turno de los divertidos payasos que hablaban a los gritos y tenían generalmente al astuto, que se mofaba de los demás y los quería ridiculizar, al que recibía todos los cachetazos caía y volvía a ponerse de pie para seguir recibiéndolos, y al vivillo que quería quedar bien con ambos.
Continuando la rutina de los payasos, ingresaban los simpáticos enanitos acerca de los cuales nunca se supo cuáles eran sus capacidades y si alguno realmente servía para algo. Desde luego, no faltaban las atracciones individuales como el hombre forzudo y la mujer barbuda.
En todo circo que se precie estaban los elefantes; grandotes, gordos, pesados, que asustaban con su volumen cuando se los veía venir. Los chicos al principio les tenían miedo, después se daban cuenta que hacían bien. El dueño del circo y su asistente también les temían.
En las alturas había gruesos cables tendidos donde los equilibristas hacían las locuras más inverosímiles: estaban siempre al borde del desastre, pero jamás caían.
La función terminaba con la actuación de la banda de músicos, que tocaban inconexas melodías circenses.
Como se supone que ésta es una columna política, debo decir que mi amigo Dany siempre suele referirse al kirchnerismo como "El patético circo K", y yo nunca terminaba de comprender la analogía.... pero analizando a las principales figuras kirchneristas la trama comenzó a develarse y lo fui entendiendo mejor.
De tal modo, vaya pues esta columna dedicada a la memoria de Néstor Kirchner y a Cristina, a Moreno, Florencia Peña, Andrea del Boca, Anabel Cherubito, Héctor Timerman, Daniel Scioli, Orlando Barone, la agrupación juvenil "La Cámpora", el forzudo guardaespaldas Acero Cali, Hebe de Bonafini, Hugo Moyano, José Pedraza (momentánea y convenientemente guardado), Omar Viviani, Aníbal Fernández, Luis D´elia, Emilio Pérsico, y los músicos Amado Boudou, Horacio Fontova, León Gieco, e Ignacio Copani, entre varios otros.
Ah, olvidaba aclarar... los circos de antes en realidad no eran muy divertidos, eran más bien patéticos.... y los de ahora también.
Fabián Ferrante