Escuchando al señor Itzkovich, titular del Indec, y a sus colaboradoras, se aprecia una mentira de “tracto sucesivo” fácilmente desmentida con solo arribar a la caja de cualquier supermercado u observar la actitud de los sindicatos con personería gremial quienes acuerdan aumentos salariales con los parámetros que le otorga la realidad de la góndola, nunca el macaneador Indec. Ya es un lugar común hablar de la “inflación real” diferenciándola del “dibujo Indec”. No obstante la continuidad de este trágico sainete admitido por tirios y troyanos con cierto grado de humor, a la mentira estadística la van acercando a una suerte de mentira piadosa pretendiendo refugiar a la población tras un muro de sugestiva resignación o sensación de comodidad virtual, admisible hasta el grado del acostumbramiento permanente a la irrealidad.
El artista que ha pergeñado la evidente “mentira del Indec” bien puede ser el mismo autor de la mentira del “impacto electoral”, a través de una estratégica técnica distribuida con meticulosidad napoleónica entre las batallas electorales claves para consolidar, ampliar y mantener la suma del poder público.
Apareció Néstor Kirchner en la escena del 2003 compitiendo entre una pléyade de gobernadores peronistas aspirando a ganar las internas abiertas y simultáneas de la correcta ley entonces vigente. Dícese en un ambiente conjetural, donde tanta cabida tiene la verdad como la mentira, que el híper millonario gobernador de Santa Cruz incidió ante el presidente de la acefalía de turno para bajar al candidato De la Sota en 2003, y de golpe y porrazo imponer al santacruceño derogando la adecuada ley de internas primarias, para transformar la elección general en una contienda peronista entre menemistas, duhaldistas y el sector de Rodríguez Saá, primer gran ensayo de una saga farsesca y engañosa.
El acto de acceso al poder de la fórmula Kirchner-Scioli apareció plagado de promesas deleitosas. En la misma campaña acreditaron por su boca de pez moribundo, que la nación gozaba de un abastecimiento energético óptimo que alcanzaba sobradamente para el propio consumo y se propagaba como proveedor de gas, electricidad y demás combustibles abasteciendo también a la región. La verdad histórica determinó que el ministro de Planificación, Julio De Vido, aplicara una política persecutoria, crispada, acomodaticia y sospechosa de corrupción con la cual logró ahuyentar masivamente las corrientes de contratistas honestos en todos los servicios funcionales al desarrollo. La falta de inversiones y crédito pasó a ser dramática entre sobreprecios, coimas, apagones, escasez, tarifas irrisorias, subsidios cuestionables e importaciones de combustibles extremadamente caras y anacrónicas.
En medio de esta escandalosa frustración energética la Presidenta anunció un mes atrás entre sus discursos diarios —imposibles de aclarar y mucho menos rectificar— el mega “error” de afirmar que el sector energético creció el 13.000 % durante la era Kirchner, exabrupto insostenible y temerario dislate que consta en los diarios. ¿No fueron infinitos estos exagerados actos de propaganda demencial reiterados a piacere con el mismo estilo y en los mismos micrófonos casi todos los días ante millones de personas…?. Clarísimo fraude comunicacional que le dicen…
Entremos a la consideración de los preparativos de otros impactantes fraudes, los “electorales”, elucubrados por los Kirchner en 2003, 2005, 2007 y 2011, aún obviando el grotesco plebiscito de las candidaturas testimoniales de 2009. En cada uno de estos “cambios” jugó el kirchnerismo sus fichas y mañas utilizadas en su galopada política abastecida de dineros turbios y los pródigos fondos estatales henchidos por los cientos de millones de dólares provenientes de regalías de su propia provincia sureña, del universo chavista, dícese del narcotráfico, de las obras públicas vía De Vido-López, del transporte manejado por Jaime y Cirigliano, las viviendas de Sala-Bonafini-Schoklender, la política energética compartida con los amigos Cristóbal López, Lázaro Báez, Electroingeniería e incontables cajas accesibles para la “Burguesía Nacional Amiga” según expresiones del propio Néstor Kirchner.
Las últimas cuatro batallas electorales fueron diagramadas mediante operativos ajedrecísticos dignos de los crímenes perfectos investigados por Sherlock Holmes. Cargados de misterios incomprensibles en los resultados electorales el eslabón perdido fue siempre el mismo. ¿Qué sucede entre el momento en que el sufragante deposita su voto en la ranura de la urna y el publicitadísimo instante en que las pantallas de TV y las radios dan a conocer los resultados provisorios y finales…? Como si un mecanismo tecnológico o pase mágico elucubrara una camaleónica conducta del electorado… ¿Qué ocurrió en esas horas manipuladas por los funcionarios sectarios del Ministerio del Interior quienes por disposición de la cúpula kirchnerista reemplazaron a los asépticos oficiales militares en otros tiempos ocupados en esos menesteres de marcial objetividad. ¿O se puede pensar que Aníbal Fernández, Randazzo, Tullio, Mariotto y sus huestes pueden ser confiables, imparciales y ecuánimes para la gente común y la moral colectiva…?
Acabamos de notar por fin algún indicio conducente en este enigma eleccionario, las cifras del Indec tienen un cierto correlato con los resultados comiciales. Por ejemplo, los del Indec hacen aparecer a la inflación mensual entre límites suspicaces estilos 9,99% o sea un guarismo inmediato inferior a “un dígito”. Nunca les sale un 10,1 pues en tal caso serían dos dígitos y eso es publicitariamente incorrecto. Llama la atención cuando el resultado eleccionario le dio a la señora presidenta un inusual 0,7 arriba del 50% ¡Increíble tan alto logro en una persona resistida por más del 65% de la gente! Pero sí con lo justo para propalar por los diarios del lunes que ganó por más de la mitad.
Se comentaba durante la campaña, ante el surgimiento de un candidato segundo con escaso margen debajo de la presidenta y muy separado del tercero, ese segundo polarizaría al electorado en un ballotage demasiado peligroso para la señora, ¡pues qué casualidad…! resultó para sorpresa del mundo entero que la diferencia entre CFK y Alfonsín o Duhalde llegó a los 38 puntos… y para mayor estupefacción los dos segundos terminaron empatados —allá abajo— entre los magros porcentajes del 12% bien dibujaditos, pulverizando toda esperanza en el sector de la oposición y dejando el campo libre para aquellos que tanto habían esperado prestos ya para aplicar las leyes chavistas destructoras del periodismo independiente, y de paso degradar a la raleada oposición como está ocurriendo en estos días cual coro de tragedia griega. Ese coro de los entusiastas elogiadores del “triunfo” de los cuales algunos ahora se están enterando poco a poco de las novedades de los fraudes…
Esta elección “primaria” —de diabólico ajedrez— trae números tan asombrosos y deseables para el oficialismo que por lo menos hacen pensar en ciertas sutilezas manipuladoras mientras los telegramas iban y venían del arbitrario Ministerio del Interior en aquellos finales claves de una elección extravagante y tan despectiva de los eficaces procesos utilizados en Santa Fe, Córdoba y Capital Federal, lugares donde se pudo ejercer una prolija fiscalización. El verborrágico Aníbal Fernández manifestó su ferviente deseo de proscribir a los partidos políticos que no alcanzaren a fiscalizar el conglomerado del Conurbano. ¿No puede el régimen pensar que sería más justo adoptar ciertos sistemas modernos que nos preservan de la inseguridad, la violencia y las trampas en los sagrados momentos de las decisiones democráticas…? Ese papel lo protagonizan el voto electrónico y la boleta única… ¿Por qué el Kirchnerismo sistemáticamente los ha rechazado?
Los insólitos resultados han surgido demasiado a pedir de boca del oficialismo, lo cual da pie, por lo menos, para desconfiar. Son tan perfectos los cómputos como soñados, cuesta admitirlos como reales, llevan a pensar en revelar el eslabón perdido de Charles Darwin, ese enigma que tanto le costó al sabio en sus intensas investigaciones. Los argentinos debemos investigar en profundidad las urnas del 14/8, los telegramas, las actas, los millones de DNI repartidos por Randazzo, entre extranjeros maleables listos para votar, la cantidad de sufragantes que no encontraron sus boletas, las miles de triquiñuelas hormiga animadas por los punteros K y los reencarnados imberbes de la Cámpora.
Se hace necesario y urgente inspirar la aparición de los testigos de tantas diabluras evidentes, los necesitamos, muchos de ellos se convertirían en heroicos patriotas sin los riesgos de los soldados de las Malvinas.
Es la hora de luchar contra varias clases de fraudes: el cometido en las bambalinas del escrutinio entre boletas, actas y telegramas manoseados por el Ministerio del Interior, el fraude comunicacional-goebbelliano de todos los días, el robo de las boletas faltantes o retaceo deliberado de las autoridades digitadas por el kirchnerismo entre sus cuadros y los millones de DNI repartidos por Randazzo, muchos de ellos entregados en territorio boliviano.
Ernesto Poblet