La continuidad o alejamiento del canciller Héctor Timerman en el probable próximo mandato de Cristina Kirchner es hoy tema de debate tanto en el ámbito político como en el diplomático.
Según pudo saber la agencia NA, si bien la Presidenta no dio indicios sobre si piensa cambiar el timonel de la diplomacia, hay gran expectativa sobre la sucesión.
Por lo pronto, ya se menciona entre sus posibles sucesores al activo embajador argentino ante Naciones Unidas, Jorge Argüello, o al secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Luis María Kreckler, ambos muy bien conceptuados en la Casa Rosada.
Pero con la máxima kirchnerista que dice "si sonás para algún puesto, sonaste", cerca de uno de esos funcionarios no se entusiasman con las versiones. Por el contrario, no están muy seguros de que Timerman se vaya a ir.
Esta movida también concita la atención en embajadas como la de Estados Unidos. Después del incidente con material incautado del avión militar, la relación entre el ministro y el Departamento de Estado no es la mejor.
Más bien, la continuidad de Timerman sería una señal de que la tensión bilateral continuará en el próximo mandato kirchnerista.
El rechazo estadounidense dentro del directorio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) a aprobar dos créditos para la Argentina significa una señal política clara y podría extenderse a otros organismos internacionales donde ese país tiene influencia.
Pese a que el argumento esgrimido por Washington para tomar esa determinación es que la Argentina incumple con fallos judiciales, lo cierto es que se trata de una demostración del malestar de la administración demócrata con Buenos Aires.
Fuentes diplomáticas estadounidenses confirmaron el giro en diálogo con Noticias Argentinas y precisaron que el detonante fue la decisión del Gobierno de Cristina Kirchner de retener en la Aduana, durante cuatro meses, material que llegó al país en un avión militar en febrero pasado.
Si el gobierno argentino tiene voluntad de distender o no esa relación dependerá en buena parte del nombre que la mandataria designe para conducir las relaciones exteriores en su probable segundo mandato, teniendo en cuenta que Héctor Timerman fue el encargado de llevar adelante aquel decomiso del material militar.
En ese marco, las áreas de contacto entre ambas naciones quedaron reducidas a las de mutuo interés como es el energético, precisaron las fuentes consultadas por NA.
Sucede que empresas estadounidenses están interesadas en la licitación de la construcción de la central nuclear Atucha III, así como en la exploración de pozos de gas en Neuquén, trabajos en los que la Argentina requiere de socios.
Precisamente el ministro de Planificación Federal —a cargo de esas tratativas—, Julio De Vido, aseguró que "la relación con Estados Unidos está en proceso de reconstrucción", después de haberse reunido con el director del BID, Luis Alberto Moreno. Pero ese encuentro se produjo antes de que se supiera que el director estadounidense rechazó dos créditos del BID por 230 millones de dólares (para desarrollo agrícola) y 1,7 millones de dólares para la Argentina y de que lo mismo harán sus representantes ante el Banco Mundial.
La Casa Blanca también comenzó a mover influencias negativas en el Club de París, foro con el que la Argentina busca llegar a un acuerdo por una deuda que lo mantiene fuera del mercado voluntario de crédito, y podría hacer lo propio dentro del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), que analiza sancionar al país por su presunta inoperancia contra el lavado de dinero.
Esta restricción crediticia se da en momentos en que la Argentina debe afrontar vencimientos de deuda por 10.567,5 millones de dólares en 2012, un 24 por ciento más que en 2011 y la situación internacional, con la baja de la soja y una reducción del superávit comercial, hace que el Banco Central pierda dólares.
De sus reservas se prevén extraer otros 5.674 millones de dólares para afrontar esos compromisos.
Equipo de Política de Tribuna de Periodistas