En este insólito tiempo electoral, a medida que se acerca el día de los comicios, en lugar de crecer, parece disminuir la expectativa. A dos semanas de la hora de las urnas, la ciudadanía reacciona con lógica: no muestra entusiasmo por una votación de la que conoce el resultado, porque ya "ocurrió" hace apenas dos meses.
Y los candidatos y políticos en general apuran los preparativos para la etapa —previsiblemente dura en todos los espacios, aunque por distintas razones— que comenzará apenas termine el domingo 23.
En ese tren del futuro, el oficialismo consolida una campaña compartimentada que funciona como anticipo de lo que vendrá. Daniel Scioli recrea mensajes e imágenes vinculadas a la fe —al verbo "creer"— que presentan un único y módico matiz con relación a las primarias: la incorporación de Cristina en algunos afiches y spots.
Mantiene las maratónicas recorridas por los distritos y prepara para el 15 —anticipando el Día de la Lealtad— un acto masivo en el Estadio Unico que tendrá su sello: cantará Montaner.
Su vice —que no comparte por ahora ninguna movida, spots ni afiches con Scioli—, Gabriel Mariotto, despliega su propia campaña, también sin grandes cambios. Suele ser orador de actos de La Cámpora, da charlas y participa de mitines de candidatos a intendente ultrakirchneristas, algunos trenzados en duras peleas con otros postulantes también oficialistas bancados por Scioli.
Un rol vacante
Amado Boudou, por su lado, no para. Acelera. De manera notoria, desarrolla dos líneas de acción. Por un lado, con el acompañamiento simbiótico de Diego Bossio, el titular de la Anses —el organismo que financia el programa de entrega de netbooks a escolares—, y más ecléctico que Mariotto, participa de actos de apoyo a candidatos indistintamente cristinistas, ultra K o peronistas históricos, con o sin guitarra y canto.
Por otro, multiplica reuniones de otro tono con jefes distritales o regionales. Hasta hace poco, esos encuentros no se "comunicaban". Ya sí.
"Se analizó el avance de las obras en cada uno de los municipios", se dijo oficialmente al cabo de una reunión que Boudou mantuvo el lunes con tres intendentes del sur del Conurbano, Martín Insaurralde (Lomas), Fernando Gray (Echeverría) y Darío Díaz Pérez (Lanús).
Para muchos, fue el blanqueo de que Boudou "hace lo que antes hacía Néstor". Funciona como el nexo directo entre los referentes peronistas de la Provincia y el gobierno nacional. Para cuestiones gubernamentales y políticas. Un rol que le puede facilitar a quien lo ejecute su conversión en "jefe".
"Sobre todo para alguien que tiene el plan A de ser el candidato presidencial, el plan B de ser gobernador bonaerense y el aval de la Presidenta", dicen en el oficialismo, donde prestan atención creciente a los movimientos del compañero de fórmula de Cristina.
En el gobierno nacional, los "nyc", kirchneristas puros —Julio De Vido, Alicia Kirchner, Florencio Randazzo— empiezan a inquietarse por la gravitación de Boudou en detrimento de la propia. En el peronismo provincial, lo observan con expectación en ascenso. Más de un dirigente se quedó sin vínculo efectivo entre la Rosada y Olivos desde que murió Kirchner.
Una batalla que ya asoma
En ese paisaje hubo en los últimos días señales más firmes de que el "bouduIsmo" se propone incidir en la renovación de los cargos de poder de la Legislatura. En rigor, será una puja en la que todos los sectores oficialistas jugarán fuerte.
Pero mientras el diputado Juan De Jesús —que tiene trayectoria propia suficiente para respaldar su aspiración, pero del que no puede obviarse su estrecha relación con el ministro de Economía— blanquea su objetivo de ser vicepresidente de la Cámara baja —el cargo que el sciolismo pretende para un hombre propio—, cerca de Boudou comparten con otros actores del cristinismo un criterio que ya empiezan a instalar: el cargo que "tiene que asumir" la tropa del Gobernador es la jefatura del bloque FpV.
La "instalación" cobró tanta fuerza que desde el sciolismo se salió a ratificar que el sector pretende ocupar la vice, un cargo clave: el presidente de Diputados no puede tomar decisiones que requieran su firma si ésta no es acompañada por la rúbrica del vice.
Una muerte anunciada
En la oposición, también abundan las señales de preparativos para "el día después". En la Coalición Cívica siguen los ruidos de inminentes fracturas derivadas de cuestionamientos al liderazgo de Elisa Carrió. En el Frente Amplio, con menos repercusión que en otras fuerzas, candidatos municipales piden que los dejen hacer campaña solos.
La Udeso, la alianza de Ricardo Alfonsín con Francisco De Narváez, registró el movimiento más fuerte de los últimos días: dejó de existir, con la formalización del acuerdo del peronista del binomio con el candidato presidencial Alberto Rodríguez Saá.
Se trata, con todo, del único sector en el que todavía actúan pensando en el 23, con un objetivo sin anestesia: mejorar la cosecha de votos de De Narváez al costo del sacrificio de Alfonsín, en un marco, en rigor, muy complejo: algunos candidatos radicales a diversos cargos también esperan beneficiarse del acuerdo con el puntano.
Marisa Álvarez
NA