El hombre habla con seguridad, aún cuando mide cada palabra que pronuncia. Es un profesional de la salud y conoce como pocos los detalles del escándalo que involucró al médico mendocino Héctor Abate por la aplicación de una vacuna no autorizada e impulsada por el laboratorio GlaxoSmithKline. Esta última firma, de acuerdo a denuncias conocidas en las últimas horas, violó requisitos mínimos para investigar una medicación para tratar la neumonía y la otitis.
No ha sido gratuito: se habla de la muerte de 14 bebés, cifra que podría incrementarse en las próximas horas.
En ese contexto, aparece este profesional de la salud de Mendoza. Hombre que quiso hablar a toda costa con quien escribe estas líneas con una sola condición: bajo estricta reserva de fuente. Lo que cuenta no tiene desperdicio y muestra una trama que supera todo lo que se ha publicado hasta hoy.
-Lo más importante: ¿Cómo era el procedimiento?
-En cada centro de salud y hospital participaban uno o dos pediatras, quienes debían captar a los niños, les daban charlas a los padres con un vasito de coca y una tortita y les leían el consentimiento informado y se los hacían firmar.
-¿Hay algún otro laboratorio involucrado?
-No, lo que hay son pequeños laboratorios clínicos y de estudios involucrados. Es porque Glaxo necesitaba que participaran los laboratorios de cada lugar para que se les sacara sangre antes y después de las vacunas, para ver si había respuesta o no. También les hacían placas de Rayos X porque si se enfermaban se veía si había neumonía.
-¿Usted participó?
-En un principio, sí.
-¿Por qué lo hizo, siendo una práctica tan cuestionable?
-Muchos no queríamos participar pero desde las autoridades nos obligaban, porque además Abate prometía repartir mucho. Yo estaba en el laboratorio y nunca nos dieron nada, creíamos que recibiríamos heladeras, aparatos electrónicos, hasta que nos iban a reformar el laboratorio. Al contrario, nunca vimos nada, y eso era lo que siempre cuestionábamos porque usábamos insumos del Estado para este laboratorio privado.
-Insisto, ¿por qué usted se prestó para esta práctica?
-Ojo, no estuve mucho tiempo. Yo me salí de este experimento con una gran pelea con Abate. El día que les cayó la inspección, nos reunió esperándonos con un montón de papeles, todos en ingles, para que firmáramos vaya a saber qué cosa.
-¿Cómo lograron convencer a los padres para participar a sus hijos de este experimento?
-Vos veías a los padres que reunían para hacerles firmar el consentimiento y te dabas cuenta de que no entendían nada. Te aseguro que nosotros mismos, o vos, te lo hubieran leído y dudo que lo hubieras entendido. Pensá que estamos hablando de lugares donde la gente sabe leer o escribir muy rudimentariamente y se sienten obligados porque ese pediatra es el que lo atiende cada vez que se le enferma el chico y no se anima a decir que no.
-¿Se trató de algo azaroso o metodológicamente llevado adelante?
-No, no, fue todo bien armadito. Si investigás mínimamente en los centros de salud donde se hizo verás que participaron las mismas personas: pediatras, enfermeras, vacunadores, rayos X. Todos tenían la camiseta puesta del experimento y te peleaban como si hubieran sido los dueños de Glaxo si llegabas a decir algo.
-¿Puede darme más detalles al respecto?
-En el centro 17 de Las Heras, por ejemplo, la pediatra que dirigía el experimento es ahora la vicedirectora (Dra. Serpa) y la otra pediatra (Dra. Cruz) está ahora en el (Hospital) Carrilllo. Lo que sí sé es que pediatras y principales investigadores recibían mucha plata por mes y eso movilizaba que defendieran el experimento como fieras; es más, en el (Hospital) Notti Abate tenía una edificación independiente que le daba el mismo hospital como oficinas para que lleve adelante esta organización de experimentos, un edificio que tenía otros fines mas altruistas y dedicados a la población.
-¿Hay pruebas de todo esto?
-Yo tenía todas las carpetas y documentos pero cuando hubo todo este problema nos lo hicieron entregar, porque se presento el problema de que los estatutos internacionales respecto de experimentos en humanos establecen que deben realizarse en lugares autorizados y habilitados por los ministerios de Salud y es increíble, pero los centros de salud de Mendoza no cuentan con habilitación ministerial y Glaxo tuvo que retirar el experimento de los centros de salud por este inconveniente.
-¿Esto significa que más de la mitad del proyecto se llevo a cabo en centros de salud no habilitados?
-Sí, y esto es contrario a las normas internacionales. Bueno sobre el tema de experimentos hay tanto para contar que estaría todo el día, respecto de documentos que lo prueben deben haber por todos lados, sobre todo testigos para hablar, estos son experimentos que involucran muchísima gente, es imposible ocultar nada.
-Si es así, ¿por qué Abate se movió con tanta tranquilidad?
-Lo que pasa es que Abate siempre se sintió impune, protegido por las autoridades y no creyó nunca que iba a tener problemas porque no es la primera vez que dirige estos experimentos, más bien vive de esto.
-¿Algo más que quiera agregar para finalizar la entrevista?
-Sí, habría que pedir que muestren en forma documentada que beneficios recibió cada hospital o centro de salud participante.
Christian Sanz
Twitter: @cesanz1