No ha sido nada feliz la decisión de la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata de denominar "Presidente Néstor Kirchner" al nuevo edificio de su sede que será inaugurado durante el mes de abril.
No es nada personal: el fallecido mandatario lleva acumulada una veintena de obras públicas que llevan su nombre y apellido y jamás he dicho nada al respecto, pero esto ya es demasiado. ¿Cómo una casa de estudios vinculada al periodismo va a llevar la nómina de quien bastardeó a esa misma profesión a más no poder?
Debe recordarse que Néstor ha sido quien censuró en Radio Nacional y Canal 7 a periodistas críticos de su gestión; fue también el impulsor del apriete de sus ministros para que no hablen con la prensa no alineada y el inventor de la extorsión a través de la pauta del Estado hacia los mismos colegas. ¿Merece realmente que un claustro de esas características lleve su nombre?
Eso sin mencionar sus idas y vueltas con el grupo Clarín —primero le concedió todo y luego lo posicionó como enemigo— y las operaciones de prensa hechas a través de diarios oficialistas contra sus adversarios políticos. ¿Qué decir de la invención del vergonzante “periodismo militante”? Finalmente, Néstor ha demostrado un gran desprecio por esta hermosa profesión.
Por ello, considero que ha sido un total desacierto lo que hizo la Universidad de La Plata. Sin embargo, no debe sorprender ya que no es el primero ni será el último de su existencia. Oportunamente, su entonces titular, Gustavo Azpiazu fue quien llevó adelante la oscura maniobra que permitió a Cristina Kirchner ostentar un título de abogada del cual carece.
La repudiable movida, denunciada con vergüenza por los propios trabajadores de esa casa de estudios, fue refrendada por los capitostes de la UNLP. “El título jamás será mostrado”, se me dijo en el año 2007 cuando indagué a los titulares de la Facultad. Las pruebas del fraude no solo fueron publicadas por este sitio, sino también presentadas ante la Justicia. Un dato aparte lo representan los fuertes ofrecimientos dinerarios oficiales para que la denuncia se “retirara” del fuero penal. Es otra historia de la cual se hablará cuando sea oportuno.
En fin, si algo le faltaba para perder prestigio a la Universidad de La Plata, era justamente esta (mala) idea de ponerle Néstor Kirchner a una Facultad dedicada al periodismo. Es como nominar "Guillermo Moreno" a una eventual escuela de diplomacia.