El viceministro de economía, Axel Kicillof, anuncio desde el programa 678 que “habría que fundir a Paolo Rocca, pero no lo haremos”; llegó a definir al empresario como “ignorante” y añadió que habría que bajar el precio de la chapa y fundirlo, pero —insistió— no lo vamos a hacer a pesar de que hablo mal de nosotros.
Como si hacer bajar el precio de la chapa que es un commodity, fuera una decisión de él o de un gobierno, mañana puede pelearse con los ruralistas y no podrá hacer bajar el precio de la soja en Chicago.
Ahora que provocó semejante enojo, fácil si no advirtieron desde el gobierno que el grupo liderado por Rocca venía desde hace varios días haciendo una fuerte campaña publicitaria a favor de la industria nacional; fallan en sus diagnósticos. Lo hicieron dando el testimonio de empleados y colaboradores de la compañía que son reales y trabajan en la misma, no apelaron a la búsqueda de extras como suele hacerlo Presidencia de la Nación.
El mismo día de la Industria, tras insistentes llamados de Carlos Zannini, Rocca no asistió al encuentro con los empresarios en Tecnópolis, prefirió reunirse con un grupo de ingenieros donde disparó munición gruesa al corazón del kirchnerismo. Tan solo habló de la realidad.
Dijo lo que los industriales piensan y tan solo se animan a decir en voz baja, y eligió un lugar privilegiado: la Academia de Ingeniería, mientras muchos de sus colegas pagaban mil pesos la tarjeta para escuchar los retos de la Presidenta.
¿Qué enojó al Gobierno? Rocca dijo que desde que asumió Cristina, el gobierno no tiene un objetivo claro en su política industrial.
“La Argentina tiene un gran potencial, pero no sabe hacia dónde va. Está muy mal gestionada, la competitividad comenzó a caer”. Palabras fulminantes que cayeron muy mal no solo a Cristina, sino también al otrora poderoso ministro Julio de Vido quien salió al cruzarlo (dicen allegados al empresario que hace días que no puede dormir).
La falta de infraestructura atenta contra las inversiones privadas; además desde hace dos años, cuando pusieron el ojo en las ganancias de las empresas, nadie se atreve a invertir un peso.
Es difícil que Argentina tenga un fuerte crecimiento en los próximos años, faltan inversiones en materia energética.
Rocca hizo una defensa de la “calidad” de mano de obra en nuestro país, pero el costo es demasiado alto comparado con países como Brasil y México donde el grupo Techint tiene fuertes inversiones; y el interlocutor no es un improvisado, solo tiro algunos números. El costo de un obrero en Argentina es de 24 dólares por hora, contra 12 de México y 9 de Brasil. Contundente.
Por último y, con respecto a la política industrial automotriz, Rocca dijo que en nuestro país hay muchos ensambladores, mientras que México y Brasil son países que tienen políticas industriales verticales. Todo un ejemplo.
El empresario es, sin embargo, optimista en el mediano plazo: dice el CEO de Techint que en 2018 Argentina volverá a tener un crecimiento sostenido.
Lo malo de esto es que Techint puede soportar el mediano plazo, pero al argentino medio o al jubilado, tal vez se les haga difícil llegar a 2018.
— Alberto R (@ar_speed) June 27, 2019