Finalmente, el kirchnerismo logró destituir al suspendido intendente de Bariloche, Omar Goye. Lo hizo ayer domingo a través de un referéndum popular, cuyos resultados provisorios fueron informados por el actual mandatario provincial, Alberto Weretilneck: el 77% de los barilochenses votó por el "Sí" a la revocatoria.
Goye asumió la derrota minutos después de las 19:30. Desde su bunker, dijo que "hay dirigentes con responsabilidades", en clara referencia a que las imputaciones por las que se lo destituyó son compartidas por quienes lo acompañaron durante su primer año de gestión. Para que no queden dudas, se trata de dirigentes del Frente para la Victoria.
En tanto, Weretilneck y el senador kirchnerista Miguel Pichetto coincidieron en sobreactuar una mesura que no tienen. Lo hicieron al señalar que "no hay nada que festejar" y al considerar que el resultado de la votación fue un "cierre de ciclo".
Más allá de esas frases de ocasión, el caso Goye despertó la preocupación de otros mandatarios, como Daniel Scioli quien quedó pasmado con lo ocurrido según fuentes cercanas a su propio entorno.
¿Tan sencillo es destituir a un mandatario, sin necesidad de evidencia concreta y solo contando con el aval popular?
Si así fuera, la situación precarizaría la gestión de cualquier gobernador o intendente. Ya no haría falta tener pruebas de mala gestión, sino buena llegada a la ciudadanía para lograr eyectarlo a través del mandato de la sociedad.
¿Qué pasaría si alguien acusara a Scioli de supuesta negligencia —cargo que debió enfrentar Goye— en el marco de las inundaciones de la semana pasada? Es la pregunta que se hace en estas horas Alberto Pérez, jefe de Gabinete del gobierno de la provincia de Buenos Aires.
No hay ningún elemento concreto para creer que ello ocurrirá, pero el temor es real y persistente en la Casa de Gobierno de La Plata.
El sciolismo no olvida que el proceso de revocatoria de mandato de Goye se dio a partir de un breve proyecto de ordenanza que incluyó la recolección de apenas 12 mil firmas.
En esta oportunidad, Scioli no tendrá que temer la movida de los siempre suspicaces camporistas, sino más bien la avanzada que preparan en estas horas varios referentes de la oposición bonaerense, especialmente de la Coalición Cívica, el Frente Amplio Progresista, la Unión Cívica Radical y el peronismo disidente.
Con asombrosa sincronización, todos ellos impulsan la creación de una comisión investigadora respecto de lo ocurrido durante las inundaciones en La Plata.
A no confundirse: a nadie le interesa el desempeño de las fuerzas de seguridad, sino la responsabilidad política detrás de lo sucedido.
A ese respecto, hay un trío que ya mismo está siendo apuntado por las miras telescópicas de la oposición: Ricardo Casal, Pablo Bruera y el mismísimo Scioli.
Christian Sanz
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