Sorprendió ayer el hecho de saber que el arma encontrada en el automóvil donde fue hallado el cuerpo del financista Alfredo Pesquera, es la misma que se utilizó para matar a su “par” Miguel Ángel Graffigna.
Ello de acuerdo a lo especificado por especialistas del departamento de científico de la Policía Federal, quienes pusieron el foco en la pistola calibre 40 marca Tanfoglio hallada dentro de la camioneta BMW X6 de Pesquera.
Pero aún hay más: en la mano derecha del financista se encontraron rastros de deflagración de un disparo, lo que indicaría que se habría quitado la vida por propia voluntad. Lo admitió a medias su propio abogado, Fernando Burlando, con un lacónico: "Es posible".
Este lunes, este medio contó que para entender qué se esconde detrás de la muerte de Pesquera, había que indagar en un club nocturno ubicado en el barrio porteño de Almagro, más exactamente en la calle Lavalle 3469.
Allí supo funcionar el Club Primera Junta, donde había un prostíbulo y un casino clandestino que facturaban alrededor de 200 mil pesos diarios, donde Graffigna y Pesquera solían prestar sus polémicos servicios como "prestamistas.
Los rastros de las firmas Finanset —hoy inexistente— y Finance Company Group, son reveladores a ese respecto.
Conexiones y desconexiones
Pocos saben que Pesquera sabía oficializar sus entrevistas en Puerto Madero. Quien escribe estas líneas pudo reportearlo justamente allí en el año 2007, en el marco de la investigación por la muerte de Rodrigo Bueno. Ese punto es el que debe investigar la Justicia para encontrar las primeras conexiones.
Es que Pesquera tenía sus oficinas en la calle Alicia Moreau de Justo 740, 3° "1" —teléfono 4370-5920—, la cual era alquilada por horas. Allí, entre sus locatarios, aparece Roberto Casorla Yalet, abogado y amigo de Jorge “Acero” Cali.
A su vez, el letrado era abogado de Graffigna a quien sacó en libertad y a quien le recomendó comprar el auto donde apareció muerto. Un dato curioso: Casorla tiene uno igual.
Casorla Yalet es mucho más que un joven abogado de 37 años: es otra de las piezas que permite entender hasta dónde llega la mano del poder en esta trama. A través de él se llega a la figura de “Acero” Cali y, por carácter transitivo, al ex secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno.
No son los únicos personajes de renombre que se conectan con Casorla Yalet: hay que prestar atención a una agenda que pertenecía a Graffigna y que hoy todos intentan rastrear. Allí aparece el hombre de un poderoso secretario de gobierno.
Enigmático, Casorla Yalet acumula deudas en diversas entidades financieras —principalmente en el Citibank y el Banco Itaú— al tiempo que acopia automóviles de diversa índole: desde un Fiat 600 hasta un BMW 330I, pasando por un Peugeot Coupé RCZ.
Como sea, el profesional es uno de los mayores interesados en que se cierre el expediente antes de que comiencen a investigarse estas conexiones. Por las dudas, ya mismo se posicionó como abogado de la madre de Graffigna. Mejor ser parte interesada que personaje investigado.
Por suerte para él, la Justicia no tiene mayores intenciones de avanzar allende la muerte de Pesquera, de quien ya se ha decretado —casi en un 100%— que se suicidó.
En estas horas, muchos se preguntan cómo es posible que ese expediente caliente haya caído en manos de los mismos funcionarios judiciales que manejaron el caso Ángeles, principalmente el juez Javier Ríos y la fiscal Paula Asaro.
Otras curiosidades: Graffigna apareció a unas cuadras del Ceamse, donde fue vista por última vez Ángeles Rawson. A su vez, Sergio Opatowski, padrastro de la joven asesinada, es amigo de Casorla Yalet y conoce a algunos de los funcionarios que se mencionan en esta nueva causa judicial.
Apenas coincidencias… o no.
Christian Sanz
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