Pura Graña perdió lo más importante que puede perder una persona en la vida: su hijo. Ezequiel Giannini, su vástago, criaba conejos y aspiraba a ser estudiante de agronomía, pero de pronto su vida se consumió por completo, al caer bajo la furia de una ingrata bala el 12 de febrero de 2003. Lo único que se sabe hoy es que Ezequiel estaba acompañando a un amigo policía llamado Carlos Enrique Acuña, quien lo llevó a un operativo contra presuntos delincuentes y terminó fallecido por una bala que le entró por el costado izquierdo del torax. Ezequiel aparentemente tenía los brazos levantados y Acuña nunca dio una explicación certera a la familia.
El supuesto enfrentamiento entre policías y delincuentes ocurrió en la esquina de Fournier y Presidente Perón, en Rafael Calzada, a cinco cuadras de la casa donde vivía Ezequiel con su madre. Todo lo sucedido es realmente confuso y jamás se investigó de manera certera qué es lo que ocurrió exactamente ese fatídico día del año 2003.
Pura lo cuenta con gran elocuencia: "El 12 de Febrero 2003 alrededor de las 19,45 hs. se hace presente en la calle Cnel.Arias 1969 el sargento Enrique Carlos Acuña, quien se encontraba haciendo custodia en un comercio de la cuadra (perteneciente a la comisaría 5º de Rafael Calzada), el motivo: que Ezequiel Giannini, con quien tenia una "amistad" desde el mes de diciembre lo llevara en el coche de propiedad de la familia, hasta la calle Fournier al 2000, ya que por su handy había recibido la noticia que un fiat rojo patente BUK 945 se haría "presente" en esa dirección, a bordo del mismo estaban tres delincuentes que habían baleado a personal policial en la zona de Wilde. Ezequiel, muere en ese "enfrentamiento"al que es llevado por personal policial - era civil-, tenía 19 años, había terminado su bachillerato y estaba pronto a ingresar en la Facultad de Agronomía. Desde Octubre del año anterior administraba el campo propiedad de la familia. Se pudo tener acceso a la causa después de casi 6 meses, y luego de que la familia, amigos, compañeros y vecinos hicieran dos marchas que recorrieron las calles principales del pueblo y culminaron en la comisaría.
Hoy se sabe por la causa que "Eze" NO era delincuente, ni narcotraficante, ni tenía desarmaderos, esto va para todos "aquellos" que tenían dudas y que hasta dijeron: "vaya a saber en que andaba" tranquilos señores habitantes del "honorable feudo", no estaba en nada raro, ya investigaron a la victima....a toda la familia y sus antepasados... pero "Eze" ESTA MUERTO.
Es una absurda muerte que pesa sobre la conciencia de los que aún "están" y también sobre la de los que "miran desde afuera" y no intentan - como lo han hecho hasta ahora- "mirar para otro lado"....Cada cual sabe a quien me dirijo.
El dolor por la perdida de un hijo es algo imposible de comparar con nada, no existe reparación para tamaña mutilación. Desde el principio supe que el camino sería muy difícil, delante de mi tenía una corporación. Muchas puertas se me cerraron, pero sabía que "querer es poder" y trabaje cada día de mi triste vida durante los últimos años para llegar a lo que quería: saber por quién y por qué fue muerto Ezequiel. En el camino dejé tantas cosas mías....promesas, esperanzas, confianza, hasta la fe deje colgada en el despacho de algún funcionario de turno...pero seguí... por ese impulso natural que tenemos las madres, algunos a esto le llaman "lucha", y hasta se conforman y creen que es lo normal. NO ES ASI, esto es totalmente antinatural ¿Cómo puede entender una madre el hecho de enterrar a un hijo lleno de vida, de sueños, de proyectos a los 19 años? Claro que no tiene explicación, pero a pesar de los obstáculos: "Llegué al juicio oral" (aun no tengo la fecha-pero ya fue sorteado el tribunal) ¿Se hará justicia? Hace dos años sólo tenía un hijo muerto (en dudosas circunstancias), un delincuente prófugo, una comunidad asustada que se escondía, y una justicia que hacía silencio. A algunos les llama la atención la prontitud con que llegué...solo los que han padecido situaciones similares pueden comprender la dimensión de estos años en los que aun ni siquiera he podido comenzar a hacer el duelo.
Gracias a todos y a cada uno de los que me han escuchado, contenido y acompañado en este camino. Pura Graña (pura25@hotmail.com)".
Pura ha sufrido muchas pérdidas a lo largo de su vida. A los 25 años era secretaria de Héctor Hidalgo Solá, el ex embajador en Venezuela desaparecido durante la dictadura militar. “Yo viví el drama de los desaparecidos muy de cerca y siempre tuve un gran recelo hacia las fuerzas de seguridad, por eso me molestaba la relación de Ezequiel con Acuña”. Hace diez años, en un accidente de tránsito, murieron su marido, Renzo Giannini, y su hijo mayor, Rodolfo Emiliano.
Sólo le quedaba Ezequiel, a quien finalmente perdió también por las desidias del destino.
Christian Sanz