La semana pasada, se conoció un dato tan elocuente como crudo: según estadísticas oficiales, la pobreza alcanza al 32,2% de los argentinos y la indigencia al 6,3%.
Según detalló el Indec, se entiende por indigente a aquella persona o grupo familiar que no cuenta con los ingresos mínimos para comprar los alimentos indispensables de subsistencia comprendidos en la Canasta Básica Alimentaria, que para un adulto se encuentra en los $1.614 mensuales.
A su vez, la línea de la pobreza la marca la cantidad de dinero que requiere ese mismo adulto para comprar alimentos, abonar puntuales servicios y adquirir indumentaria, cifra que asciende a $3.938 por mes.
En ese contexto, se supo que las categorías de ascenso decidieron levantar el paro de actividades que habían pergeñado luego de una reunión de más de tres horas con el comité de regularización que gobierna la AFA.
El acuerdo al que arribaron incluye mejoras económicas para todos los clubes y descuentos en viajes aéreos y terrestres para los planteles de la B Nacional.
¿No es paradójico y hasta indignante, en el contexto de los datos que se mencionaron al comenzar esta columna? ¿Cómo es posible que el Estado deba sostener a clubes cuyos jugadores ostentan salarios que en muchos casos llegan a los 150 mil pesos?
¿Cómo se entiende que empresarios de la talla del mendocino Enrique Pescarmona, uno de los más importantes del país, único que construye turbinas en Argentina, no tenga ayuda alguna y los clubes sí?
Para entender de lo que estamos hablando hay que volver en el tiempo, a principios de marzo de este año cuando los asambleístas de la AFA aprobaron la nueva distribución de los 761 millones de pesos que aportará el Estado desde el Fútbol Para Todos. De allí surge la millonada de dinero que perciben los clubes.
Rosario Central es uno de los 24 equipos al que decidieron “premiar” con $3.785.967 por mes. Por encima está Independiente, Racing, San Lorenzo y Vélez, que tendrán una suma de $5.081.103 cada mes y por arriba de todos ellos, River y Boca con $6.663.874, también mes a mes.
No son los únicos que reciben millonadas. Esto es lo que reciben, club por club, por mes:
Aldosivi: $3.785.967
Argentinos: $3.785.967
Arsenal: $3.785.967
Atlético Rafaela: $3.785.967
Atlético Tucumán: $3.785.967
Banfield: $3.785.967
Belgrano: $3.785.967
Boca: $6.663.874
Colón: $3.785.967
Defensa y Justicia: $3.785.967
Estudiantes: $3.785.967
Gimnasia: $3.785.967
Huracán: $3.785.967
Independiente: $5.081.103
Lanús: $3.785.967
Newell´s: $3.785.967
Olimpo: $3.785.967
Patronato: $3.785.967
Quilmes: $3.785.967
Racing: $5.081.103
River: $6.663.874
Rosario Central: $3.785.967
San Lorenzo: $5.081.103
San Martín de San Juan: $3.785.967
Sarmiento: $3.785.967
Temperley: $3.785.967
Tigre: $3.785.967
Unión: $3.785.967
Vélez: $5.081.103
Otra vez: ¿Es justo que el Estado deba sostener a los clubes en un marco en el cual uno de cada tres argentinos es pobre?
Más aún: ¿Debe sostener la ciudadanía toda —el Estado somos todos, ciertamente— a aquellos que se vinculan directa o indirectamente con barrabravas, violencia y narcotráfico?
"Estoy convencido de que hoy el fútbol es una mafia formada por delincuentes que son los que manejan las trapitos, la droga y hasta el pase de los jugadores. Eso, en convivencia con la mayoría, donde hacen del fútbol un negocio en beneficio propio", argumentó Daniel Vila esta semana. ¿Ese es el sistema que debe sostenerse?
Si hubiera que decir algo a los dirigentes de los clubes, es que se dejen de joder y acaben con las extorsiones. Basta de explotar a la sociedad argentina.
Los clubes que no pueden sostenerse económicamente deberían tolerar lo que tolera cualquier empresa normal: una intervención judicial y la auditoría de sus cuentas. ¿O acaso temen que se descubran sus millonarios negocios y el lavado de dinero que refrendan?
Para entenderlo, hay que mirar lo que pasa en el conurbano bonaerense en estas horas, donde se investiga a La Plata Fútbol Club, entidad que tuvo al actual jefe comunal, Julio Garro, como vicepresidente.
El actual intendente de La Plata, macrista él, habría recibido cifras millonarias provenientes del municipio durante la gestión del kirchnerista Julio Alak, y hoy es investigado por supuesto lavado de dinero.
La historia terminó mal para el club: atravesó varios pedidos de desalojo y ahora les pide a sus propios jugadores que paguen una cuota para poder seguir participando de la liga amateur.
Un botón de muestra, solo eso... o mucho más que eso.