Hugo Moyano es un tipo vivo, pero no es nada nada inteligente. Pareciera que se trata de una misma virtud, pero no.
Mi abuela lo definía de esta manera: “Vivo es aquel que sabe salir de situaciones en las que el inteligente no se hubiera metido”. Está claro que el camionero cabe dentro de este preciso precepto.
Con la extorsión como método, a Moyano le ha ido muy bien a lo largo de las últimas décadas, logrando beneficios que no podría haber conseguido de ninguna otra manera.
Sus aprietes lo alejan de la ciudadanía, la cual observa su figura “amenazante”, lejana del estereotipo de dirigente gremial que lucha por los derechos de los trabajadores.
Lo mismo ocurre con los diversos gobiernos, que suelen sentirse intimidados por el camionero y sus métodos violentos. Desde los días de la dictadura militar a la fecha, todos han cedido a sus caprichos.
Gracias a ello, Moyano ha conseguido enriquecerse a la vera del poder, sin que nadie jamás lo cuestionara. Aún cuando aparece mencionado en espesos expedientes judiciales, como el de la mafia de los medicamentos.
Ahora, en las últimas horas, el gremialista ha logrado un nuevo conchabo, luego de amenazar con un paro general, que terminó confirmando aunque de manera "edulcorada": la medida se llevará adelante, aunque sin corte de rutas.
Es que, el gobierno de Mauricio Macri firmará en las próximas horas un decreto que le “regalará” $4.000 millones que supuestamente se le adeudan por reintegros de tratamientos de alta complejidad. Tiene que ver con las obras sociales sindicales y, particularmente, OSCHOCA, la obra social de Camioneros.
Una vez más ganó la extorsión y la impunidad. Como dijo alguna vez Yasmina Khadra, "hay gente que está por encima de la ley. Viven en una impunidad total y son conscientes de ello, lo cual los vuelve aún más insolentes".