Poco a poco, Nicolás Dujovne va cobrando poder y más poder dentro del gabinete de Mauricio Macri.
No se trata solo del ministro de Hacienda y Finanzas de la Nación, sino además —y principalmente— una de las pocas personas a las que escucha con atención Mauricio Macri en lo que a temas económicos respecta.
Hace apenas dos años, Dujovne era un economista más, cuya mayor relevancia era aparecer junto al colega Carlos Pagni en el programa Odisea Argentina.
En esos días, incluso, el hoy ministro sabía tuitear con dureza contra la política económica del macrismo. Esos mensajes, como era de prever, fueron borrados de Twitter apenas asumió como funcionario público.
Antes también: cuando Macri era jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Dujovne tuiteaba este tipo de cosas:
Como sea, desde hace algunas semanas intento que el hoy “súper ministro” me conceda una entrevista.
Se lo he pedido de diversas maneras, incluso por Twitter, donde lo sigo y me sigue desde hace años. Sin embargo, aún no he logrado que acepte ser reporteado por mí.
Hola @NicoDujovne, ambos nos seguimos en Twitter... sabés que soy crítico, ¿te animás a darme una entrevista sin restricciones?
— Christian Sanz (@CeSanz1) 16 de junio de 2018
¿Qué persigo con mi cruzada de entrevistarlo? Preguntarle algunas cuestiones que todavía nadie le ha preguntado, principalmente sus contradicciones respecto de sus propias teorías a la hora de conducir la economía vernácula.
Pero también otros tantos tópicos, referidos a su propio patrimonio, el blanqueo al que adhirió y que ocultó, y demás cuestiones.
La pelota está del lado de Dujovne, solo me resta esperar. Como bien dicen, la paciencia tiene más poder que la fuerza.
Jajajajaja...! lo más cerca que estará del ministro será con Photoshop en esa foto que montó. (Le recomiendo abandone su manía de montar las cosas... la gente se dá cuenta)
Pocos politicos dan notas incomodas si pueden evitarlo.
y porqué no puede dar una entrevista. Bonelli que se la pasa hablando pavadas tras pavadas, vendiendo humo y no acertando una sola, lo llevó a su programucho de quinta. Hay que saber esperar, en todo.