Johnatan Hilcha es inquieto, movedizo, imparable. Hace un tipo de periodismo que se destaca, no solo por lo original, sino también —y sobre todo— por lo irreverente.
Si hay un manual de periodismo, a él no le importa. Hace lo que le parece que tiene que hacer, se sale de las reglas, incluso crea las suyas propias.
Trabaja sobre la base del ensayo y el error. Todo el tiempo. No tiene un minuto de paz.
Su cabeza nunca se detiene, siempre está pensando en ir más allá, en superar su propia marca. Es una especie de Usain Bolt queriendo correr más rápido que sí mismo. Es casi imposible. Y es agotador.
¿Disfrutará de sus logros? ¿O esa pulsión de ser mejor y mejor lo encerrará dentro su propio círculo vicioso, angustia mediante?
En Mendoza, Johnatan es el mejor. Hace un programa único, con un timing pocas veces visto, incluso en Buenos Aires.
Despunta en FM Radio Estación 21 con “Los últimos rebeldes” junto a un sólido equipo de jóvenes —algunos no tanto— profesionales que salen a comerse la cancha cada vez. Tres de ellos son Ignacio Cortés, Chuni Giménez, Martín David Kiper (este último un verdadero hallazgo).
Tuve el honor de ser invitado allí, en la espectacular sección "Miércoles de leyenda", y pude ser parte de la mística que serpentea el aura de Johnatan. Fue un gran momento. Único.
Sin temor a exagerar puedo mencionar que fue la mejor entrevista que me hicieron en toda mi vida, por lejos.
Por fin alguien que se tomó el trabajo —y la molestia— de hurgar en mi trayectoria profesional. El placer de que me pregunten cuestiones puntuales sobre mis investigaciones y libros, y mucho más.
No solo eso: cada respuesta era seguida con elocuente atención por todos los que estaban allí. Como si realmente les interesara lo que yo tenía para contar.
Ciertamente, no sé si les importó lo que yo estaba refiriendo, pero el hecho de mostrar atención hizo que me sintiera gratificado hasta el tuétano.
No suelo dar entrevista justamente por ello, porque me agotan los paracaidistas, los que no saben qué preguntar y cometen desacierto tras desacierto, solo por estar desinformados. Dan vergüenza ajena.
Ni hablar de los que interrumpen, o preguntan dos o tres veces lo mismo porque no escuchan lo que uno está diciendo. Es agotador.
Con el paso del tiempo parece haberse perdido el concepto de la “pre producción”, tan necesaria en el periodismo. Sobre todo en el género de las entrevistas.
Por caso, he llegado a tolerar que me pregunten cosas de futbol, aún cuando siempre aclaro que es un tópico del cual no tengo la más mínima idea. Es penoso.
Por eso celebré el encuentro con Johnatan y su equipo, fue una cálida caricia a mi desvencijada alma. Fue como volver a sentir eso que se siente en el primer beso y que jamás vuelve a ocurrir.
Desde mi humilde lugar estaré siempre agradecido por ese momento, por lo aquí dicho y por mucho más. Como diría el gran Cerati, “gracias totales”.
Excelente todo. Es enérgica la onda del conductor y de todo su equipo. Dio gusto de principio a fin. Me gusto tanto que se me fue la hora rápido. Muy buena nota.