En estas horas, la justicia evalúa reabrir la investigación por enriquecimiento ilícito contra Cristina Kirchner que en 2009 decidió cerrar el exjuez Norberto Oyarbide sin mayor investigación.
En esos días, la indagación puso contra las cuerdas también a su marido, Néstor Kirchner, quien fallecería un año más tarde.
Oyarbide, quien decidió renunciar a su cargo luego de que el gobierno amagara con investigarlo, sobreseyó al entonces matrimonio presidencial en vísperas de Navidad, lo que se interpretó como un regalo de Nochebuena. Ninguna ironía.
Para obrar el milagro, el juez debió pasar por alto infinidad de irregularidades que surgieron de las declaraciones juradas de Néstor y Cristina.
Incluso llegó a poner como perito “oficial” al contador de los Kirchner, Víctor Manzanares. Una sumatoria de despropósitos.
Diez años después de ese episodio, el propio Manzanares admitió que el sobreseimiento de marras había obedecido en realidad a un intercambio dinerario: ocho millones de dólares que terminaron en los bolsillos de Oyarbide.
Luego de ese testimonio, el fiscal Eduardo Taiano evalúa en estas horas la reapertura del expediente, sobre la base de la doctrina de la cosa juzgada írrita.
Es un concepto que ha sido muy bien explicado por Federico Morgenstern, actual letrado de la Corte, en un libro que viene inquietando a los exfuncionarios kirchneristas desde su aparición, en 2015.
Allí, el abogado plantea que hay casos puntuales en los que amerita que se reabran procesos que ya cuentan con sentencia firme, por su carácter engañoso.
"Algo puede haber sido juzgado sin que se haya realmente perseguido al sujeto, y en esos casos la respuesta normativa debería ser que no hubo juicio, o en realidad que este fue fraudulento y, por ello, es nulo", argumenta Morgenstern.
Baste recordar que, en apenas un año, los Kirchner pasaron de $16,5 millones de patrimonio declarado a $44,3 millones. Un crecimiento imposible de explicar.
La trama preocupa a Cristina, y mucho. Por caso, este martes seguirá de cerca la actuación del juez Ariel Lijo, quien tomará declaración testimonial al exauditor de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas, Eduardo Blanco.
Es el mismo que hace una década refrendó un dictamen crítico respecto del incremento patrimonial de ella y su marido. Es un documento clave, que jamás se anexó al expediente por las eficaces presiones de puntuales funcionarios K.
Ese paper, recuperado por Lijo diez años más tarde, es el que está a punto de complicar a Cristina.