Al igual que Penélope, la fiel esposa que aguardaba largos años el regreso de Ulises de la guerra de Troya tejiendo, destejiendo y volviendo a tejer, en torno al caso de la  valija de los 800.000 dólares que llegó en medio de la madrugada al Aeroparque de la Ciudad de Buenos Aires -incitado según fuentes concluyentes por la mismísima Alicia Castro- se va tejiendo un entramado que ciertos intereses, fundamentalmente los de los gobiernos argentino y venezolano, pretenden enredar. Por otra parte, los únicos que en estos momentos tienen verdadera vocación de desenredar esa trama, sin arrojar cortinas de humo ni tratar de desviar la atención sobre el caso, son los medios independientes, en especial los digitales.

Ampliando nuestros anticipos en recientes notas sobre este tema que tiene al borde de un ataque de nervios tanto al presidente Kirchner, su esposa y colaboradores como al caudillo venezolano Hugo Chávez y su gabinete, estamos en condiciones de aportar nuevos detalles obtenidos en las últimas horas.

Organismos de inteligencia extranjeros, a partir de lo publicado en Tribuna de Periodistas en su nota titulada “Alien, el noveno pasajero”, han comenzado a investigar al teniente coronel de la Guardia Nacional venezolana Julio César Avilán Díaz, a quien sindicamos en dicha nota precisamente como el pasajero no registrado que se unió a los tres funcionarios argentinos y cinco venezolanos que viajaron desde Caracas a Buenos Aires en el Cessna Citation matrícula N5113S de la compañía Royal Class, y que arribara el pasado 4 de agosto a las 2.30 de la madrugada.

Julio César Avilán Díaz (Ingreso Academia Militar)

De hecho, el ahora famoso Guido Alejandro Antonini Wilson, en la mira de todo el mundo por ser quien se adjudicó la propiedad del maletín con los 800.000 dólares al ser requisado en la Aduana –extrañamente el único requisado, si bien el resto portaba pasaportes diplomáticos o esgrimieron sus cargos de funcionarios del gobierno-, sólo habría actuado como factor de distracción que hizo “mirar hacia otro lado”, mientras el teniente coronel Avilán Díaz entraba otras valijas y bultos que fueron descargados en “zonas liberadas” ya pre-marcadas.

Cabe recordar que los sectores de la empresa EDCADASSA –muy utilizados en su momento para el libre tránsito de paquetes “non sanctos”- pertenecieron a Alfredo Yabrán, y que la compañía Royal Class, en la que habitualmente contratan sus vuelos privados los funcionarios argentinos que viajan a Venezuela en lugar de hacerlo en aviones de línea, tiene entre sus principales accionistas a Pablo Yabrán, hijo del empresario presuntamente suicidado.

Hay quienes especulan con la idea de que Avilán Díaz no viajó a la Argentina sino que fue el encargado de trasladar el dinero al interior del avión en el aeropuerto de Maiquetía, aprovechando su condición de militar para pasar los controles de la Guardia Nacional, a la que pertenece, y entregárselo a Antonini Wilson, el “correo” para este tipo de  misiones.

Otros sostienen que en realidad no fue Antonini Wilson quien vino en ese vuelo, sino Avilán Díaz utilizando la identidad de aquél.

Sin embargo, el primero fue identificado como tal, y a ello colabora la propia figura de Antonini Wilson, que como se puede observar, es fácilmente identificable por su gordura (ver fotografía al pie). Además recordamos que, como indicamos en la citada nota “Alien, el noveno pasajero”, la esposa del teniente coronel Avilán Díaz fue funcionaria de la Aduana de Maiquetía y actualmente lo es del SENIAT, el organismo de control aduanero e impositivo de Venezuela.   

Para quienes dudan de la capacidad del citado avión para transportar más de ocho personas, es válido señalar que cada compañía maneja la posibilidad de agregar otro asiento. Pero para más datos la aeronave, cuya matrícula es estadounidense, está registrada en el país del Norte como portadora de doce asientos. Y ello también puede verse fácilmente también en la fotografía al pie, en la cual se observan seis ventanillas. Tomando en cuenta seis a cada lado del avión, la suma es sencilla.

La punta del iceberg

Es evidente que esta maleta con 800.000 dólares es solamente la punta de un enorme iceberg cuya real dimensión y alcances todavía deben calcularse.

Como señalamos al comienzo, algunos organismos de inteligencia extranjeros ya están investigando al teniente coronel Julio César Avilán Díaz, ya que han detectado que es un sujeto involucrado en el tránsito de dinero, armas, municiones y explosivos con que Hugo Chávez financia a las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).

Además pudimos obtener que el chavismo moviliza dinero iraní hacia células “dormidas” del terrorismo islámico que se encuentran a la expectativa en el estado de Nevada, listas para comenzar a actuar, y que ese dinero les llegaría vía Miami.

Por otra parte, Avilán Díaz parece contar con sumas facilidades para entrar y salir de la Argentina a su gusto, ya que Migraciones tiene órdenes expresas de no incluirlo en sus listados. El militar chavista sería portador en cada ocasión de fuertes sumas de dinero destinado a financiar campos de adiestramiento de “milicias populares” –ex piqueteros ahora militarizados- que operarían en la zona de Campo de Mayo (lo cual estaría en conocimiento del “distraído” jefe del Ejército Argentino, general Roberto Bendini) y en el noroeste de la provincia de Corrientes, en el límite con la provincia de Misiones y con Brasil.

Según nuestras fuentes, a estos grupos se les habría provisto armamento chino y ruso, equipos de comunicaciones y lanzamisiles portátiles inteligentes, con guía láser. A la vez, los lugareños afirman haber visto el tránsito de “camionetas grandes y raras”, en evidente alusión a las “Hummer”.

Al cierre de esta nota tomamos conocimiento de que, según el periodista venezolano Nelson Bocaranda en un programa radial, Guido Alejandro Antonini Wilson habría sido detenido por el FBI y estaría recluido en una dependencia de Fort Lauderdale, al norte de Miami. Asimismo, Antonini Wilson habría intentado comunicarse con “amigos” de Venezuela –léase personas de influencia- para que lo “rescaten”, pero que al no lograr ser atendido por nadie y viendo que puede correr peligro, habría decidido “cantar” como un pajarito.

De confirmarse esta última versión, es de imaginar el tremendo brete en que se encontrarán los gobiernos de Kirchner y Chávez, tanto por lo que pueda “cantar” Antonini Wilson como por las graves implicancias que acarrearán las investigaciones sobre el teniente coronel Avilán Díaz, quien también desde ahora se hará muy famoso en los medios.

También no pocos remezones políticos pueden llegar a provocar los informes sobre la ayuda chavista para el accionar de “milicias populares”. Algo que se venía sospechando no sólo en la Argentina sino también en otros países latinoamericanos, y que estaría encuadrado en la idea del delirante caudillo venezolano de reactivar una “revolución continental” a la vieja usanza.

Quizás por considerarse a sí mismo como el heredero o sucesor de un acabado Fidel Castro.

(*) Con la colaboración de Carlos Machado