Una historia falaz, de acusaciones cruzadas, violencia injustificada, desconocimiento general y prejuicios varios. No es la trama de una película de suspenso, sino los ingredientes de un culebrón que promete llevar a una escalada sin precedentes a dos países que han sido históricamente hermanos. Todo se inició por la instalación de dos plantas de celulosa en la ciudad uruguaya de Fray Bentos, en el margen oriental del Río Uruguay y el consecuente desagrado de un grupo de vecinos de la ciudad de Gualeguaychú, preocupados por una posible contaminación.
Como se ha visto a través de los medios de comunicación, este conflicto ha ido aumentando a lo largo de los meses hasta llegar a límites intolerables, especialmente durante la semana que pasó. Ayudó a que esto sucediera la negativa a dialogar por parte de los asambleístas de Gualeguaychú, la incapacidad de "escuchar" por parte de ciertos referentes políticos, los prejuicios públicos a la hora de opinar sobre algo que se desconoce y la desinformación que han aportado algunos medios de prensa.
En el presente artículo se analizarán las principales afirmaciones en relación a la eventual contaminación de las mencionadas pasteras —especialmente Botnia— y se contrastarán con la realidad y la información científico-académica recopilada por este periódico.
Diario de una mentira
Aunque el principio del conflicto por las pasteras fue formalmente el 3 de octubre de 2003, debido a la oportuna protesta de los vecinos de Gualeguaychú, han sido los diarios Clarín y La Nación quienes le dieron la entidad que posee hoy en día y que puede llevar a una ruptura entre las dos naciones mencionadas. Ambos medios, no sólo exageraron sobre lo que estaba ocurriendo, sino que dieron información errónea y subjetiva.
Diario Clarín fue el primero, cuando el 30 de abril de 2005 publicó: "Los ciudadanos del sur entrerriano cortarán hoy por más de 3 horas el puente internacional General San Martín. El puente, ubicado sobre el Río Uruguay, une Gualeguaychú con Fray Bentos (ROU). Es precisamente a 5 km de esta ciudad que las multinacionales ENCE, de Pontevedra, España, y Metsa-Botnia, de Finlandia, planean radicar dos megaplantas de pasta celulósica (una sería la más grande del mundo), con una inversión de más de 1.500 millones de euros entre ambas. El conflicto data de mediados de 2003. La tecnología a emplear por ambas fábricas tiene antecedentes de producir graves contaminaciones en agua, aire y tierra, como la lluvia ácida". No casualmente, dos de las afirmaciones de Clarín se dieron de bruces con la realidad: ninguna de estas pasteras es la más grande del mundo y los antecedentes mencionados de contaminación son irreales. Ni Botnia ni Ence han tenido jamás una denuncia de ese tenor en sus países de origen.
Rápido de reflejos, el domingo 15 de mayo de 2005, Clarín cambió el discurso y atribuyó a los asambleístas las afirmaciones por contaminación: "Los vecinos de las localidades vecinas entre ellas, Fray Bentos y Gualeguaychú, sostienen que las plantas de celulosa generarán una importante degradación en el medio ambiente".
Por su parte, diario La Nación hizo lo suyo el domingo 22 de mayo de 2005: "Lo que tampoco tiene vuelta, porque lo confirmaron todas las partes consultadas, es el hecho de que Uruguay carece de la capacidad técnica para controlar que las emisiones de cloro y humo no adquieran niveles nocivos, pues Gualeguaychú, con su industria turística, está casi enfrente de Fray Bentos, donde ya no se descarta que haya que cambiar de lugar la toma de agua que abastece del líquido a la ciudad". Hubiera sido clarificador que La Nación puntualizara cuáles eran "todas las partes consultadas" respecto al conflicto, ya que la mayoría de los especialistas indagados por Tribuna de periodistas niegan haber sido llamados por el conservador diario. Asimismo, es dable destacar que el agua arrojada por Botnia en Finlandia es de consumo humano, tal cual se ha demostrado en más de una oportunidad (Ver galería de imágenes al pie de la nota).
Diario Perfil 21-05-2006
No es menor el hecho de que el conflicto por las pasteras haya sido fogoneado justamente por los diarios Clarín y La Nación, ya que ambos son socios junto al Estado argentino en la firma Papel Prensa (1), productora de papel destinado a publicaciones periodísticas. En tal sentido, ¿puede ser casual que los dos medios que más arengaron contra las pasteras sean socios de una planta de celulosa?
Por otro lado, es dable mencionar la "paradoja" de que la planta de Papel Prensa, ubicada en un predio de 154 hectáreas a 8 kilómetros de la ciudad de San Pedro, sí es contaminante, lo cual puede apreciarse al analizar la orilla del río Baradero, donde desembocan los "desperdicios" producidos por esta.
Mitos y realidades
Desde el comienzo de este conflicto, hubo media docena de afirmaciones hechas por diversos actores que jamás se han detenido a pensar la realidad de sus propios dichos. Veámoslos uno por uno. Se dijo que:
1-Las pasteras se instalan en Sudamérica porque no aplican los parámetros que rigen en Europa.
Antes que nada, hay que comentar que en Finlandia hay 46 plantas de papel, 19 plantas de celulosa, 70 aserraderos y 22 plantas de tableros. Dicho esto, hay que mencionar que la importación de productos a Europa requiere de un certificado de "cuidado y prevención del medio ambiente", el cual se otorga sólo después de superar una serie de etapas más que rigurosas.
2-Peligrará la vida de la gente de Gualeguaychú.
El 12 de junio de 2006, expertos de la Academia Nacional de Ingeniería ofrecieron al presidente Néstor Kirchner analizar la posibilidad de que las pasteras uruguayas pudieran contaminar, estudio que realizaron pocos meses más tarde.
Luego del análisis de rigor, el mencionado organismo emitió un documento donde aseguró tajantemente que "las plantas no contaminan". Entre otras cosas, la Academia de Ingeniería aseguró: "los parámetros ambientales que resultarán de la operación de las plantas de pulpa están dentro de los límites terminantes de los estándares internacionales aplicables. Por lo tanto, no son esperables efectos nocivos en salud o biodiversidad, y ninguna contaminación afectará las costas o el territorio de Argentina" (Ver dictamen completo al pie).
Bastante tiempo antes de esta afirmación, el 10 de noviembre de 2006, el diario Infobae hizo públicos los comentarios de expertos argentinos en el mismo tema: "Investigadores universitarios explican que los estándares exigidos por la comunidad internacional en la actualidad, no permite márgenes para emitir efluentes con altos porcentajes de cloro como se plantea con las empresas de Fray Bentos. (...) El presidente del prestigioso Instituto de Tecnología Industrial de la Argentina (INTI), Enrique Martínez, sostiene que 'las nuevas tecnologías, como las que se implementarán en Fray Bentos, hacen que las plantas de celulosa no contaminen con cloro o que el que emite sea despreciable'.
(...) Mario Feliz, docente investigador de la Universidad de La Plata también descarta un problema de magnitud en la instalación de las plantas frente a la ciudad argentina de Gualeguaychú. El científico critica la 'forma en la que se enfrentó el conflicto' y dice que 'analizamos el mundo real desde el 'ideísmo' de la filosofía adquirida en la humedad del café'".
Por otro lado, pocos saben que el gobierno uruguayo ha instalado una red de "laboratorios ambientales" compuesta por 35 centros de análisis que controlarán en tiempo real las mediciones de tierra, aire y agua de la planta de Botnia y que cuenta con la incorporación de un equipo canadiense que calibrará todas las máquinas utilizadas para asegurar que las mediciones sean certeras.
El hecho de haber seleccionado un laboratorio perteneciente al país del norte de América para efectuar los controles de equipos ha respondido a la necesidad de demostrar el alto grado de objetividad de los resultados obtenidos. En este caso Canadá actuará como actor independiente de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama), el Laboratorio Tecnológico del Uruguay y otros sectores.
3-Las plantas afectarán al turismo.
Tomando como ejemplo lo sucedido en Finlandia, de donde proviene Botnia, esta afirmación es infundamentada. Allí, el turismo no sólo no ha decrecido a pesar de la instalación de las pasteras, sino que se incrementa al pasar de los años. El 20 de mayo de 2006 diario La Nación dio cuenta de "cómo es la vida junto a la mayor papelera del mundo". Un periodista de ese medio viajó a la ciudad finlandesa de Rauma y debió admitir: "el turismo interno alcanza a matizar un poco la monotonía de este pueblo pintoresco que da al mar Báltico. Los visitantes llegan en verano, casi exclusivamente, cuando el municipio organiza algunos festivales culturales. (...) Para su cultura y esparcimiento recibe una ayuda mínima de las empresas fuertes de la zona, como en este caso Botnia y UPM, firma que instaló aquí la papelera más grande del mundo". La siguiente imagen da cuenta de ello:
Imagen de Rauma
4-La planta afectará la apicultura, la agricultura y la pesca.
Esto no ha sucedido en la periferia de ninguna de las pasteras ubicadas en Finlandia. Por caso, en Lappi, a 15 km de la planta de Botnia en Rauma, existe un apicultor que exporta a más de 10 países de la Unión Europea.
5-Será el polo pastero más grande del mundo.
El dato fue "deslizado" por diario Clarín en el año 2005 y prendió fuertemente en la sociedad a pesar de ser falaz. Existen en todo el mundo 4961 plantas de celulosa y Botnia está lejos de ser la más importante. Baste ver el siguiente cuadro:
6-Botnia no brinda información.
Se realizaron 20 foros públicos para informar acerca de los avances de las pasteras, el primero de ellos fue en diciembre de 2003, con 250 asistentes. Esos encuentros fueron publicitados en diversos medios de información.
No obstante intentar hacer público los avances de la construcción de su planta, Botnia ha sufrido la censura de algunos medios de Entre Ríos de acuerdo al siguiente artículo:
Diario La República 10-05-2007
Como hemos visto, la realidad de lo que sucede en torno a las pasteras uruguayas es totalmente diferente a lo que aseguran los asambleístas entrerrianos y lo que reflejan algunos medios interesados.
El gobernador echa com(busti)ble
Existe en esta disputa un inevitable condimento político, principal responsable de que el conflicto haya llegado a los niveles en los que se encuentra. Por un lado, ha existido la directa intervención por parte del Gobierno nacional a efectos de lograr "politizar" el tema en vista a las elecciones de octubre de 2005. Es obvio que la estrategia ha sido más que útil por la adhesión que se logró en esos días. "El problema vino después, cuando Kirchner se quiso 'despegar' de los asambleístas y no pudo. Por eso, hasta el día de hoy lo tratan de traidor", aseguró a este periódico una fuente oficial a principios del 2007. El dato es real y tomó cuerpo el pasado 30 de septiembre cuando el primer mandatario aseguró que no había "nada más que hacer, la planta está ahí, y hay que esperar a La Haya". Inmediatamente, los manifestantes reaccionaron duramente contra Kirchner y este tuvo que desmentir sus propios dichos.
Otro de los culpables políticos de este intríngulis es el gobernador de Entre Ríos, Jorge Busti, quien utilizó a los asambleístas para sus propios proyectos y luego les soltó la mano. El mandatario provincial llegó a sostener económicamente a los activistas y dejó de hacerlo cuando ya no le convino su respaldo.
No es el primer gesto de hipocresía de Busti: en el año 1991 firmó un decreto que otorgaba incentivos especiales a ciertas industrias, como las celulosas. Fuentes en estricto off the record han asegurado oportunamente que el único motivo por el cual nunca se construyó una planta de celulosa en Entre Ríos fue la elevada coima solicitada por funcionarios de esa provincia.
La posible instalación de una pastera en esa provincia ha sido tan real como la noticia aparecida en el diario El Heraldo de Entre Ríos, el 16 de noviembre de 1988, que dio cuenta de ello, mal que le pese a Busti. El artículo, que aún puede conseguirse en hemerotecas, es más que elocuente: "Buenas noticias: se instala en la costa del río Uruguay fábrica de celulosa, que empleará a 1.000 personas".
Por otro lado, es necesario destacar que Uruguay, antes de que las pasteras comenzaran a operar, hizo los trámites pertinentes ante la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU), como exige el protocolo.
El vecino país cumplió en los aspectos formales dando toda la información correspondiente a través de su delegación y la Argentina estuvoa permanentemente informada de las distintas etapas que iba cumpliendo Ence, no sólo para la instalación de su planta de celulosa sino para la construcción de su puerto privado.
Hay, por caso, dos documentos importantísimos que dan cuenta de ello. Uno pertenece a Alberto Fernández, quien afirmó que se ha llegado a un acuerdo con Uruguay en todos los temas vinculantes a la preservación del río Uruguay y a las plantas de celulosa Ence y Botnia.
El otro es un documento que Uruguay presentó hace poco en La Haya: se trata de un acta de entendimiento que el 15 de mayo del 2002 se firmó en Paysandú entre la delegación argentina y uruguaya en la sede de la CARU, en donde se establecía la satisfacción de la delegación argentina por las explicaciones que daba Uruguay, de la calidad de la inversión que se hacía, de que la misma no perjudicaba las aguas, que no perjudicaba el medio ambiente y que, por tanto, no había ninguna razón para oponerse.
Mal que le pese al gobierno argentino, nadie resiste el archivo. Lo que se escribió con la mano no puede borrarse con el codo.
Concluyendo
Como si no fuera suficiente la elocuencia de lo descripto en el presente artículo, existen sendos testimonios que dan aún más claridad al trasfondo de la cuestión. Son entrevistas realizadas a dos referentes de primer nivel a la hora de opinar sobre contaminación y pasteras.
El primero de ellos pertenece al director ejecutivo de Greenpeace para el Cono Sur, Martín Prieto y fue publicado por La Nación el 16 de mayo de 2006. Allí, Prieto aseguró que "Finlandia es un país que tiene un desempeño ambiental notablemente mejor que la Argentina. (...) El gobierno de Kirchner nunca tuvo agenda ambiental, nunca formó parte de sus prioridades. La cuestión ambiental termina ingresando en la agenda del Presidente por presión de la asamblea de Gualeguaychú.
(... ) el Gobierno tiene un doble discurso. Tiene un discurso hacia Uruguay, al reclamarle reglas estrictas en términos de inversiones con impacto ambiental, pero tiene una actitud absolutamente indolente a la hora de controlar a las empresas que contaminan en la Argentina, en particular la industria papelera. Buena parte de las plantas papeleras en la Argentina todavía blanquean la pasta con cloro elemental, que es lo que genera un efluente terriblemente venenoso. Es una tecnología más antigua e infinitamente más contaminante".
El segundo testimonio pertenece a Héctor Rubio, fundador de la Asamblea de Gualeguaychú, quien luego de visitar Botnia debió admitir que no contamina. La entrevista fue publicada por diario Perfil el día 19 de noviembre de 2006 y allí Rubio reconoció públicamente que abandonó "la cruzada contra las papeleras de Uruguay después de aceptar una invitación de Botnia para conocer su pastera en Finlandia".
Antes de opinar sobre el tema que sea, hay que estar informado acerca de todas las aristas que este encierra. Analizar un hecho basándose solamente en lo que dicen algunos medios o la poca información que circula, es realmente irresponsable. Es lo que ha sucedido con el conflicto de las pasteras, el cual ha escalado niveles de confrontación inéditos gracias a la falta de rigor periodístico de algunos grupos informativos interesados.
No es un hecho menor, ya que la irresponsabilidad de unos pocos ha llevado a un enfrentamiento innecesario y casi irreversible.
Christian Sanz
(1) Papel Prensa nació el 11 de agosto de 1969 por un Decreto Ley Nº 18.312/69 del gobierno de facto del general Juan Carlos Onganía. Se creó un "fondo para la producción de papel". Otro decreto del mismo año, el 4.400/69, llamó a concurso internacional para licitar plantas de papel. Papel Prensa fue pagada por los aproximadamente 120 diarios del país a partir del 1º de agosto de 1970 al pagar una contribución obligatoria extra de 10% a la importación de papel de diario. Clarín y La Nación se han asociado a esta firma bajo la última dictadura militar, un detalle "simbólico" que no debe pasarse por alto.
Anexo: dictamen de la Academia Nacional de Ingeniería
El producto final de las plantas es pulpa blanqueada de la celulosa. Ninguna de las plantas se ha pensado para la producción del papel. Su localización fue seleccionada en vista del bajo costo de obtener la materia prima (madera del eucalipto), de las instalaciones existentes de transporte para la exportación del producto y la proximidad de las instalaciones residenciales para el personal. Los sitios elegidos responden eficientemente a estos objetivos.
Sin embargo, sin detrimento de la ventaja de tener un río navegable cerca, otra localización más abajo en el río, en las zonas menos habitadas de la costa de Argentina, habría generado menos miedo y reacciones, por injustificadas que éstas puedan ser.
Ambas plantas utilizarán la tecnología Kraft, caracterizada por la recuperación de los productos químicos del licor residual y de su reconstitución, que se reutilizarán en el proceso. Esta tecnología utiliza energía eficientemente, y la energía obtenible de materia orgánica disuelta se recupera.
El blanqueo de la pulpa será realizado por medio de un método de ECF (libre de cloro elemental), que utiliza el dióxido de cloro y el peróxido de hidrógeno, un método frecuente en las plantas más recientemente instalados del mundo.
La tecnología alternativa de TCF (totalmente libre de cloro) que no utiliza solamente el oxígeno (el peróxido de hidrógeno o el ozono) y ningún cloro o dióxido de cloro elemental fue prácticamente rechazada debido al costo del proceso, a la calidad más baja de blancura de la pulpa que resultaba y a sus ventajas casi nulas desde un punto de vista ambiental. Consideramos que la opción del procedimiento blanqueador está justificada.
Las plantas fueron diseñados bajo estándares de IPPC-BAT (prevención y control integrado de la contaminación, las mejores técnicas disponibles en la industria de la pulpa y el papel), publicados por la unión europea en 2001 y que estará completamente en vigor antes de octubre de de 2007. Mientras que esto conformaría los requisitos ambientales, la academia endosa la sugerencia del experto L. Wayne Dwernychuk de considerar el uso de avances tecnológicos más recientes, sustituir parcialmente el dióxido de cloro por el peróxido del ozono o de hidrógeno, para disminuir el volumen de efluentes y de mejorar su calidad.
Los dos proyectos [Ence y Botnia] contemplaban los sistemas para el tratamiento del aire, de la basura sólida, y de las emisiones efluentes. La firma especializada independiente Malcolm Pirie Inc. realizó un estudio de evaluación del impacto en calidad y olores del aire. Por medio del modelo de dispersión para la operación común de ambas plantas, calculaba el efecto de la emisión del dióxido de sulfuro, óxido del nitrógeno, materia particulada y el total reducido de sulfuro. Este estudio demuestra cuantitativamente que durante la operación de las plantas como se las diseñó, las emisiones y los impactos en varios puntos de los ambientes de Uruguay y de Argentina conforman satisfactoriamente los niveles establecidos por estándares internacionales en la contaminación atmosférica. Sin embargo, el potencial para los olores, principalmente por el mercaptane metílico y el disulfur dimethyl será perceptible durante el arranque de las plantas y por períodos cortos si ocurren paradas no programadas en la producción. Esto puede suceder solamente algunas veces por año. La modelización dio lugar a la estimación que estos olores no viajarán más allá de una distancia de 2 kilómetros viento abajo, por lo tanto la costa de Argentina no sería alcanzada, aunque algo sí los alrededores inmediatos de Uruguay y el puente internacional.
Las plantas fueron diseñados de manera tal que los efluentes líquidos que alcanzaban el punto de la descarga hayan recibido un tratamiento secundario completo, que reduce los sólidos suspendidos y los componentes orgánicos biodegradables en conformidad con estándares internacionales. Las escalas de la dilución eran estimadas para los panoramas peores, para los niveles extremadamente bajos del agua en el río de Uruguay. Bajo estas condiciones, los flujos de la descarga de ambas plantas se mezclan, pero escurren en el margen de Uruguay del río y no alcanzan la costa de Argentina. Si los molinos funcionan según diseño, en ningún caso los elementos de la contaminación tienen efectos en la biodiversidad del río o de sus costas.
Podría haber un impacto en el color, solamente visual y ocurriría cerca del punto de la descarga, que en cualquier caso se puede atenuar con una incidencia del 1% en el coste de la pulpa. Se considera conveniente atenuar este impacto también.
La generación de basura sólida alcanzará un índice de 90.000 toneladas por año. A excepción de 250 toneladas de basura peligrosa, el resto será fango del sedimento, de la ceniza, de la grava y de la cal que se utilizará en relleno sanitario, sin ningún riesgo al ambiente. Fueron diseñadas instalaciones especiales para disponer de la basura sólida peligrosa. Por lo tanto, no debe haber ninguna contaminación de esta clase de basura.
La revisión de los estudios por las firmas CPI y Malcolm Pirie Inc. por el experto Dwernychuk dio lugar a su sugerencia para ensanchar el alcance de ciertos aspectos de eso, sin cuestionar las conclusiones de los estudios. Por ejemplo, debe considerarse la existencia de otros factores de contaminación que estén ya presentes en el área. Una información más detallada fue solicitada en ciertas ediciones técnicas. Estas observaciones se deben solucionar por las compañías que manejan las plantas de pulpa. Según los expertos, son factibles y las mejoras recomendadas deben ser puestas en ejecución actuando durante la etapa de construcción de los proyectos y sin detenerla, al igual que generalmente en trabajos de ingeniería de esta naturaleza.
El impacto visual de las plantas afectará los alrededores inmediatos en el territorio de Uruguay, incluyendo la entrada al país vía el puente internacional y la isla Sauzal de Argentina. La planta más cercana al territorio de Argentina (Botnia) está a 11 kilómetros en línea recta de la playa de Ñandubaysal y a 27 kilómetros de Gualeguaychú. Por lo tanto, la planta será solamente visible desde esas áreas a la distancia, lo que no se puede considerar como contaminación visual del lado argentino del río.
En conclusión, los parámetros ambientales que resultarán de la operación de las plantas de pulpa están dentro de los límites terminantes de los estándares internacionales aplicables. Por lo tanto, no son esperables efectos nocivos en salud o biodiversidad, y ninguna contaminación afectará las costas o el territorio de Argentina.