A lo largo de esta semana, se fue conociendo el gabinete conformado por la electa presidente, Cristina Fernández de Kirchner, el cual ha arrojado no pocas sorpresas. La primera de ellas es la cabal y triste demostración de que todo cambió para que nada cambie.
Tal y como se preveía, Cristina ratificó la continuidad de nueve ministros; ascendió a ese rango a dos funcionarios de segunda línea e incorporó a sólo tres figuras nuevas, todas con un claro perfil K. Veamos:
-Alberto Fernández: a pesar de la fuerte derrota en su distrito en las últimas elecciones y de su injustificado aumento patrimonial, fue ratificado en su cargo de Jefe de Gabinete de Ministros.
-Julio De Vido: Insólitamente, a pesar de su fuerte enfrentamiento con Fernández, fue ratificado como Ministro de Planificación Federal y Servicios Públicos. Es el responsable de la mayoría de los escándalos por sobreprecios en la obra pública. Su ratificación en el cargo demuestra cuál es la concepción kirchnerista del poder.
-Nilda Garré: Denunciada por supuesto "contrabando de armamento liviano" a Estados Unidos, ha sido confirmada en la cartera de Defensa. Su conocimiento en la materia es tan pobre que admitió a los medios no saber siquiera lo que es un fusil FAL.
-Carlos Tomada: Su gestión al frente del Ministerio de Trabajo, ha sido confirmada aún cuando no se le conocen éxitos de magnitud. Todavía no se entiende cómo permite que la oscura Noemí Rial sea su viceministra.
-Alicia Kirchner: En el juzgado en lo contencioso administrativo número 12, secretaría 22, existe una causa judicial por "desvío de Fondos del Ministerio de Desarrollo Social" a campañas políticas kirchneristas. En buen romance, los fondos de los más humildes fueron destinados a proselitismo K en el Chaco y Santiago del Estero. A pesar de ello, la "eficaz" hermana del Presidente fue confirmada en su cargo al frente del Ministerio de Desarrollo Social.
-Oscar Parrilli: confirmado como Secretario General de la presidencia, es un gran "operador" del Gobierno. A pesar de su discurso crítico contra las privatizaciones, en su momento fue un ferviente defensor de la entrega de YPF y otras "joyas" del patrimonio nacional.
-Carlos Zannini: Alias "el Chino", es Secretario Legal y Técnico de la Presidencia y autor intelectual de algunas de las movidas más polémicas del kirchnerismo. Conocido como el "consegliere" de Néstor Kirchner, es el verdadero "cerebro" de algunas de las operaciones oficiales más oscuras.
-Jorge Taiana: De bajo perfil, poco conocimiento diplomático y gran obsecuencia hacia el kirchnerismo, Taiana seguirá en su cargo al frente de la Cancillería. Su falta de idoneidad lo llevó en su momento a enviar al piquetero Isaac Rudnik a una delicada misión a Bolivia con rango diplomático.
-Aníbal Fernández: A pesar de su desastrosa gestión como ministro del Interior -baste ver cómo en el país se han incrementado los casos de violencia y delincuencia de manera exponencial-, fue designado en la futura cartera de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos. Su nombramiento incita a dos preguntas: ¿Cómo es posible que se designe a alguien que no es idóneo en Derecho al frente de Justicia? ¿Cuál es el motivo real para que a Aníbal se le permita seguir manejando a las fuerzas de seguridad?
-Martín Lousteau: De perfil netamente financiero, Lousteau fue nombrado frente a la cartera de Economía gracias a la gestión de Alberto Fernández. Su experiencia más reciente ha sido como presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires, de cuya gestión se atribuye éxitos que en realidad pertenecen a su anterior titular, Jorge Sarghini. Teniendo en cuenta que el Ministerio de Economía ha sido vaciado de poder, se prevé que sólo será una figurita decorativa.
-Graciela Ocaña: Actualmente titular del PAMI, organismo al cual nunca pudo "limpiar" de los negociados de Luis Barrionuevo y compañía, Ocaña será la próxima titular de la cartera de Salud. Más allá de que no se entiende por qué fue nombrada -ya que no ha estudiado nada relacionado con la medicina-, muchos se preguntan si seguirá manteniendo a través del "Plan Remediar" el negocio de los medicamentos genéricos que beneficia a la firma Klonal, perteneciente a Ginés González García.
-Florencio Randazzo: Actual ministro de Gobierno bonaerense y futuro titular del Ministerio del Interior, es "responsable solidario" por los desaguisados ocurridos en al provincia de Buenos Aires durante la gestión de Felipe Solá. Las sospechas más fuertes sobre su persona las deslizó Elisa Carrió en un mensaje críptico: "Es llamativo que alguien que no se sabe bien a qué se dedica para subsistir, dicte clases de moral".
-Juan Carlos Tedesco: Uno de los pocos funcionarios realmente probos del kirchnerismo, asumirá en el ministerio de Educación. Una buena decisión.
-Lino Barañao: Químico y experto en biotecnología, dirigirá el futuro Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Otro funcionario más que probo.
El que se va sin que lo echen...
A pesar del tan proclamado "cambio", agitado a capa y espada por Cristina Fernández en su campaña proselitista, sólo cuatro ministros actuales dejarán sus cargos: Alberto Iribarne (Justicia), Miguel Peirano (Economía), Ginés González García (Salud) y Daniel Filmus (Educación).
Mientras que los dos últimos fueron elegidos para cargos legislativos, se sabe que Iribarne y Peirano se alejan de sus cargos por no haber podido ser "docilizados" por el oficialismo, el cual -dicho sea de paso- está temiendo en estas horas el "efecto Béliz". Es decir, eventuales revelaciones por parte de ambos funcionarios.
Otros dos que están confirmados son Felipe Solá, quien rechazó ser embajador en Francia, y Héctor Timerman, en Estados Unidos.
También mantendrá su cargo el oscuro secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, quien ha demostrado de sobra ser permeable a los dictados del Presidente Néstor Kirchner, verdadero "manipulador" de los números del Indec. Es dable recordar que Moreno ya presionaba a ciertos empresarios a pedido del Gobierno desde que dirigía la Secretaría de Comunicaciones, mucho antes de ser titular de Comercio Interior.
El megadenunciado Ricardo Jaime es otro que permanecerá a pesar de la veintena de denuncias que pesan en su contra: su permanencia está avalada por Julio De Vido.
Al mismo tiempo, se sabe que Cristina confirmará a Enrique Meyer al frente de la Secretaría de Turismo; a José Granero, como titular del Sedronar, y al polémico Héctor Icazuriaga, como jefe de la Inteligencia vernácula.
Como vocero presidencial permanecerá el "mudo" Miguel Núñez y la AFIP quedaría en manos de Alberto Abad. Por su parte, Fabián Gutiérrez será el secretario privado de la futura presidenta e Isidro Bounine lo secundará.
Es interesante destacar también que Alberto Fernández confirmó a todos sus secretarios de Estado, muchos de ellos con graves denuncias en la justicia. El golpeado Jorge Rivas seguirá estando a cargo de las Relaciones Parlamentarias, el millonario Enrique Albistur "manejará" (nunca mejor dicho) el área Medios, la nepotista Romina Picolotti permanecerá en Medio Ambiente y Claudio Morresi en Deportes.
Lo que viene
Una de las grandes incógnitas que se ciernen sobre el futuro es acerca de la economía. Sabido es que la coyuntura nacional e internacional no es una de las más favorables en estos días y a esto se suma el desmesurado crecimiento del gasto público. La balanza comercial, que históricamente fue superavitaria al kirchnerismo, va declinando mes a mes y esto preocupa en demasía.
Es por ello que se analiza en las últimas horas dejar sin efecto muchos de los subsidios que el Gobierno ha otorgado para "sostener" los precios. Uno de ellos es el que corresponde a los combustibles y los transportes, por lo cual se espera una suba de precios en los colectivos, subtes y trenes. Recordemos que el gobierno subsidia a las empresas de colectivos de Buenos Aires con hasta $12.000 por unidad, incluyendo el gasoil preferencial.
Al mismo tiempo, se hará carne el aumento que el oficialismo pactó con las empresas de servicios públicos justo para después del 10 de diciembre, el cual será gradual pero no menos doloroso para los bolsillos argentinos. Por lo que se ha demostrado hasta hoy, no existe un plan económico concreto y sólo se han dado manotazos de ahogado, basados en la manipulación de índices de inflación y crecimiento y el aumento a las retenciones de ciertos sectores históricamente castigados.
Pese a autodenominarse "progresista", el kirchnerismo avanza en medidas que perjudican fuertemente la economía de los que menos tienen. ¿Por qué no se disminuye el IVA, impuesto que afecta más a los que menos tienen? ¿Cómo es posible la aprobación del mamarracho que se realizó respecto al impuesto a los bienes personales? Son preguntas que aún no encuentran respuesta.
Lo cierto es que Martín Lousteau desembarcará en el Ministerio de Economía siendo poco más que una figurita decorativa del oficialismo, con un poder de decisión más que acotado y con dos fundamentales misiones: normalizar -de alguna manera- el Indec y lograr finalmente la moderación del gasto público.
En las últimas horas, fuentes cercanas a Lousteau aseguraron a diario La Nación algo insólito: "la intención es evitar todo tipo de paquete económico que pueda interpretarse como un cambio brusco en el modelo. 'Soluciones técnicas con visión política' es el slogan del nuevo equipo".
El mismo diario asegura que el designado ministro "tendrá por delante el gran desafío de reconstruir la credibilidad del Ministerio de Economía después de dos alicaídas gestiones. (...) la pregunta del millón es si Lousteau va a tener la capacidad de imponer su agenda, o si va a tener escaso margen de maniobra como le pasó a Miceli y a Peirano".
Por su parte, diario Perfil asegura que, según información que funcionarios bonaerenses le han hecho llegar a Cristina, "se buscará un tipo de cambio competitivo en base a una canasta de monedas y un novedoso esquema para el pago de la deuda con el Club de París. En materia de precios, Lousteau propuso consejos sectoriales donde se acuerden las políticas".
Lo insólito del tema -y lo que lo torna poco viable- es que Lousteau plantea metas de crecimiento del PBI superiores al 6% anual, baja de la tasa de subempleo, aumento del empleo en blanco, baja de la desocupación al 6% y un nivel de pobreza de sólo 5%, sustentado por una inflación estable en un dígito. Una meta demasiado lejana teniendo en cuenta los graves problemas por los que atraviesa el país, principalmente vinculados a la cuestión energética y la falta de inversiones externas.
Concluyendo
Diversas fuentes de Casa de Gobierno aseguran que Cristina Fernández pretende "extirpar" de su apellido el agregado "de Kirchner" para ir despegándose de la imagen de su marido. Cabe preguntarse, entonces ¿hará lo mismo con su gestión, se distanciará de lo hecho por Néstor? ¿O será una mera presidenta en las sombras?
Por lo pronto, se sabe que Néstor Kirchner retendrá el control político de las carteras que administran los mayores recursos económicos: Economía, Planificación y Desarrollo Social, mientras Cristina se dedicará a conducir las restantes áreas.
Como se ha visto, nada cambiará realmente a pesar del supuesto cambio de Gobierno. Aquellos que soñaban con el esclarecimiento de causas judiciales como Skanska, la desaparición de Julio López y Southern Winds o la reaparición de los fondos de Santa Cruz, deberán seguir esperando.
No hay que engañarse, el único motivo por el cual Néstor ha decidido dar un paso al costado -sólo en lo formal- tiene que ver con su grave enfermedad: cáncer de colon, la misma que llevó a la tumba a su padre hace varios años.
Por lo demás, debemos esperar más de lo mismo, ya que la "mesa chica" de las decisiones seguirá conformada por los impresentables de siempre: el matrimonio Kirchner, Carlos Zannini y Alberto Fernández.