Golpistas. La utilización de esa palabra por parte de Néstor Kirchner es la prueba más cabal de su desconocimiento de la coyuntura actual, no sólo a nivel político, sino a nivel dialéctico de un alumno de primer grado de la primaria. El golpista no se mantiene a la espera de que un gobierno —cualquiera que fuere— pueda prepararse para defenderse, sino que ataca con furia y sin demoras. Mucho menos ofrece la posibilidad de negociar cuestiones no políticas —léase retenciones— para deponer una actitud legítima de cese de actividades.
El discurso de Kirchner se parece preocupantemente al de Hugo Chávez, quien suele confundir "opositores" con "golpistas" y que comparte con el oficialismo el mérito de la manipulación de cifras estadísticas oficiales venezolanas. Uno y otro han dividido a la sociedad en incomprensibles facciones, soñando con reactivar una discusión dormida en los años 70.
Ante tanto desconocimiento, Tribuna de periodistas ha hecho en su momento una acabada investigación sobre el tema de las retenciones y las reales ganancias del campo (1). Tres periodistas de este medio han viajado a hablar con la gente del campo y han visto con sus propios ojos la realidad de un conflicto que no merece la menor discusión. Salvo unos pocos grupos de grandes dimensiones financieras —menos del 2% de los que protestan—, se trata de personas que viven de manera "pendulante" de lo que producen. El riesgo al que se enfrentan es tal que su futuro depende muchas veces de cuestiones que no pueden manejarse, como el clima y el precio internacional de commodities.
Para entender el tema, basta ver la media docena de artículos publicados en estas virtuales páginas respecto a la ganancia neta de los ruralistas y la situación comparada con otros países, donde no existen las polémicas retenciones a la exportación. Esto ha permitido algo impensado: que países que otrora estaban detrás de la Argentina en el liderazgo de venta de productos agropecuarios, comiencen a ser adalides, con Nueva Zelanda a la cabeza.
La ignorancia del kirchnerismo es tal, que no contó siquiera con un mero sondeo de cómo sería tomado el enfrentamiento con el campo en la sociedad, lo cual le jugó fuertemente en contra en dos sentidos: por un lado, logró que la imagen de los dirigentes creciera inmerecida y exponencialmente; por el otro, hizo descender la figura de Cristina a porcentajes inauditos. Por caso, en algunas provincias, la imagen de la Presidente roza el 11% (¡!).
No sólo no hubo el mínimo "tacto" por parte del oficialismo a efectos de sostener una medida tan impopular, sino que no se supo contener la oleada posterior. Hablar de golpismo y comparar coyunturas anacrónicas, jugó contra el propio poder político K.
Ni siquiera le fue bien a la Presidente a la hora de hablar de "redistribución de la riqueza", ya que durante su gobierno y el de su marido la brecha de desigualdad creció mucho más que durante el imperdonable menemismo. Si se quería "redistribuir" de verdad, los incrementos deberían haberse aplicado a tributos como el Impuesto a las Ganancias o Bienes Personales, tal cual ha sido recomendado por diversos especialistas a este medio.
Si aún así, se quería sostener el mamarrachesco esquema de retenciones, se las debería haber introducido a actividades como la pesca, mucho más rentable que el campo y libre de impuestos de ese tipo. Es evidente que la participación oculta del propio kirchnerismo en empresas de ese ramo, ha sido motivo más que suficiente para no hacerlo.
La verdad es que, por más que se quiera dar vueltas y más vueltas sobre el tema, hay una realidad indiscutible: las retenciones son inconstitucionales. Todos los fallos judiciales —todos— que se han conocido hasta hoy, desde el anuncio de la polémica medida del eyectado Martín Lousteau, dicen que, cobrar más del 35% de retenciones, es confiscatorio (2).
Mientras tanto, crece la incertidumbre social y los indicadores económicos se muestran cada vez más preocupantes:
-No hay quien quiera comprar bonos argentinos, ni siquiera a los intereses exorbitantes que se ofrecen.
-El Riesgo País creció un 28% en lo que va del 2008, mientras no para de bajar en otros países latinoamericanos.
-La Canasta Básica subió otro 8,8%.
-La deuda pública, a pesar de los incesantes anuncios kirchneristas de "desendeudamiento", está exactamente igual que en el año 2001, en casi 145 mil millones de dólares, el 55% del PBI del país.
Concluyendo
La escalada del conflicto con el campo ha desgastado de tal manera al gobierno que, por más que concilie finalmente con los ruralistas, no podrá evitar las secuelas que han quedado en su haber.
¿Quién creerá de ahora en más en algún anuncio oficial, cualquiera que fuere? ¿Tolerará el kirchnerismo otra embestida similar a la del campo, provenga de donde provenga? La sociedad finalmente ha caído en la cuenta de que le han tomado el pelo durante cinco años ininterrumpidos. Nada peor que un marido engañado que descubre un añejo adulterio marital.
Algo similar sucede con los funcionarios oficialistas, algunos de los cuales tienen diálogo directo con este periódico. Su temor hacia Néstor Kirchner —a quien tildan de "desequilibrado"— es elocuente. Muchos de ellos abandonarán el gobierno más temprano que tarde, no bien concluya el conflicto con el campo. Así al menos lo han asegurado a este medio.
Sienten que la presión del ex Presidente —y eventualmente de su esposa— les está trayendo graves problemas de personalidad. Como aseguró hace horas a este medio una fuente del ministerio del Interior, en el marco de la felicitación por el día del periodista: "jamás hubo tantos funcionarios yendo a hacer psicoanálisis como con este gobierno".
Toda una postal de los días que se viven.
Christian Sanz
(1) Ver https://periodicotribuna.com.ar/articulo.asp?Articulo=3671
(2) Ver http://www.perfil.com/contenidos/2008/06/09/noticia_0017.html
NESTOR MURIO...Y CRISTINA SIGUIO CON SU MANDATO Y LUEGO FUE ELEGIDA POR 2DA VEZ COMO PRESIDENTA =) ESA FOTO MUESTRA LA IGNORANCIA Y EL ODIO IRRACIONAL DE USTEDES GRACIAS NESTOR!!!!!!! FUERZA CRISTINA!!!!! CRISTINA ORGULLO NACIONAL!