Son horas de definición. Luego de un ajetreado fin de semana, signado por el incesante intento de compra de "voluntades" —léase "votos"— por parte del kirchnerismo, en las horas que siguen se debatirá en el Congreso Nacional cómo sigue el tratamiento de la resolución 125 en particular, y el tema de las retenciones en general.

Se sabe, hay desazón en las filas oficialistas por el magro resultado obtenido en los últimos dos días. Tal como anticipó este periódico hace casi una semana, hubo propuestas de cargos administrativos concretos y dinero en efectivo hacia legisladores que se animen a votar a libro cerrado el proyecto K.

A pesar del malhumor oficial, no todo salió mal. Aún se debate en estas horas con legisladores del partido Solidaridad e Igualdad (SI), escisión del ARI para llegar a los votos que faltan. Sabe Eduardo Macaluse, ex mano derecha de Elisa Carrió, que se incendiaría en caso de aceptar negociar los votos de su naciente partido, pero la oferta es más que interesante.

En sentido contrario trabaja la oposición, buscando improbables alternativas al proyecto oficial. Son dos extremos que no encuentran un lugar intermedio. El gobierno impulsando vehementemente su impresentable resolución y la oposición intentando borrar de un plumazo todo vestigio del proyecto inicial.

Ni una ni otra alternativa tendrá éxito, sólo podrá avanzar una propuesta intermedia, algo en lo que trabaja en estas horas Felipe Solá, sin dejar de consultar a Eduardo Duhalde y a otros caudillos de justicialismo disidente. En secreto, cuatro gobernadores le han prometido al ex jefe de gobierno bonaerense que impulsarán a través de sus propios legisladores la aceptación de su proyecto.

En realidad, el borrador de Solá no es de él, sino del consenso de varios caudillos contrarios al modelo kirchnerista que no se atreven a refrendar oficialmente ninguna iniciativa. Saben que todo gesto en contrario los hará aparecer como "desestabilizadores" del gobierno actual, algo que —aunque saben que es real— todos ellos detestan.

La realidad es que no hay día en que De La Sota no hable con Duhalde. Al mismo tiempo, existe un diálogo permanente de estos con Mario Das Neves, Carlos Reutemann y los hermanos Adolfo y Alberto Rodríguez Saá. Proyectan todos  presentarse a través de un partido político propio en las elecciones de 2009, acopiando la popularidad perdida por el matrimonio presidencial.

En tal sentido, deben entenderse las declaraciones del ex gobernador José Manuel de la Sota, vocero del improvisado grupo. De los mencionados disidentes, nadie sale a respaldarlo, pero nadie tampoco lo desmiente. Quienes han dialogado últimamente con Duhalde saben que las palabras del cordobés son su propio pensamiento vivo.

La estrategia delasotista apuesta al gradual desgaste kirchnerista. Sabe que toda disminución de las preferencias hacia el matrimonio presidencial por parte de la sociedad, podrá ser capitalizada por él y su grupo en el cercano 2009. Si bien la pelea es en realidad en miras a 2011, aún hay mucho para discutir a futuro. Choca el interés de De la Sota con el de sus colegas por la eventual candidatura a Presidente de la Nación en esa promisoria fecha. Conociendo la ambición de cada uno de ellos ¿Alguien se animará a ceder? Sea como fuere, será parte de la discusión que se viene en el seno del justicialismo anti K.

Mientras tanto, el gobierno planifica una contraofensiva general contra Duhalde, De la Sota y compañía. Por caso, una incinerante carpeta surgida de la ex SIDE, ha aterrizado en el escritorio del director de un importante medio de comunicación vinculado al kirchnerismo. Allí se menciona el oscuro pasado de De la Sota en su paso por la gobernación cordobesa y se puntualiza en una denuncia que pesa sobre él por encubrimiento al ex ministro Carlos Caserio en una causa judicial por enriquecimiento ilícito.

De la misma manera se piensa embestir oficialmente contra otros díscolos. "El mensaje que se quiere dar es contundente y directo, dirigido a que nadie saque los pies del plato", dijo a este periódico una fuente de la jefatura de Gabinete de Ministros hace pocas horas.

Mientras la sociedad mira expectante, las horas avanzan inexorablemente. Sabe la ciudadanía que lo que suceda en el corto plazo en el Congreso, podrá ser el comienzo de la distensión de un conflicto que parece no tener fin.