El 24 de junio de 2004, el piquetero oficial Luis D'Elía copó una comisaría en la Boca. Ese día los militantes de la Federación Tierra y Vivienda (FTV) tomaron la seccional 24ª ubicada en Pinzón 456 tras enterarse de que uno de sus militantes había sido asesinado en el barrio. Se mantuvieron en la comisaría durante nueve horas y la liberaron sólo cuando se dispuso la detención del hombre al que señalaban como el criminal.
El expediente de marras, ya deambuló por seis juzgados y cinco fiscalías distintas, pero no registra ningún procesamiento hasta el día de la fecha.
Por caso, el oficialista juez federal Sergio Torres, supuestamente "concentrado" en identificar qué rol cumplieron dentro de la seccional cada una de las 42 personas que acompañaron a D'Elía, jamás avanzó un ápice en el esclarecimiento del hecho.
Lo insólito es que el líder de la FTV jamás ha sido citado a pesar de la abrumadora evidencia en su contra. No sólo D'elía tiene mucho que explicar, sino también Rafael Follonier, ex secretario de Provincias y hoy coordinador general de la Unidad Presidente. Las sospechas más fuertes apuntan a que, desde el entonces gobierno de Néstor Kirchner, se montó un plan para desobedecer a la jueza María Angélica Crotto, quien había ordenado el desalojo del piquetero.
Sin embargo, en las últimas horas, en la más estricta reserva, el fiscal Luis Comparatore ha solicitado ver el expediente de marras a efectos de reinvestigar lo sucedido. "Estoy asqueado de tanta corrupción", admitió el funcionario ante sus más íntimos justo antes de hacer el requerimiento.
No es factible saber si Comparatore actúa por convicción o no, pero es evidente que ha metido el dedo en la llaga del kirchnerismo en el peor momento posible. ¿Lo habrá hecho aprovechando la debilidad oficial?
Difícil saberlo, aunque sí puede anticiparse que, lo que vendrá, será para alquilar balcones.