La decisión de Cristina Kirchner de coparticipar las retenciones a la soja, pero sin disminuir ese gravamen, terminará de enfrentarla por completo, no sólo a la mesa de enlace del campo, sino también a los productores grandes, medianos y pequeños, y tendrá inevitables consecuencia en el corto/mediano plazo. Hablar de coparticipar las retenciones, pero sin modificarlas, es como hablar de equipar mejor a la policía para ayudar a luchar contra la inseguridad, pero sin mejorar las condiciones socioeconómicas vernáculas. En ese marco, ¿de qué sirve la medida anunciada? de poco y nada.
Los dichos de Cristina han sido parte de un anuncio efectista y meramente político, para obligar a los gobernadores e intendentes de zonas en las que se vive del campo a alinearse con el oficialismo de cara al 28 de junio de este año, donde habrá elecciones anticipadas. Si esto no fuera así, ¿por qué el kirchnerismo no coparticipó antes las retenciones?
Durante años y años el kirchnerismo utilizó los ingresos por retenciones al campo para doblegar a sus enemigos, cooptar voluntades ajenas y comprar a díscolos referentes políticos. Hoy se acabó esa caja y se acabaron los amigos K. ¿Se hubiera ido Felipe Solá del lado del oficialismo si esto no hubiera ocurrido? Seguramente no.
Independientemente del anuncio de Cristina respecto a la eventual coparticipación en torno a esas retenciones, la realidad indica que el modelo K —si es que alguna vez existió modelo alguno— está en los comienzos de su propia implosión. No se sabe cuántas —ni de qué tipo— son las reservas que hay en el Banco Central, la producción está completamente parada, no hay dinero para enfrentar los compromisos externos que vencen este año y ni siquiera hay efectivo para hacer frente a las cuentas públicas más elementales. Un tema aparte es el creciente déficit fiscal, luego de años de irresponsable crecimiento del gasto público.
En tal contexto, la Presidente sigue mintiendo descaradamente, con la esperanza de que alguien crea mínimamente su gastado discurso. No sólo no lo logra, sino que sigue descendiendo en las encuestas día tras día. ¿Nadie se pregunta por qué hace tanto tiempo que el oficialismo no muestra números de estudios encargados a encuestadores privados? Las mediciones existen, pero los números que arrojan son preocupantes.
La mandataria aseguró hace menos de un mes que la Argentina estaba en una situación fenomenal, aislada de los coletazos de la crisis internacional. Semanas más tarde, llamó a adelantar las elecciones argumentando todo lo contrario. ¿Cómo creer en el discurso oficial?
Las mentiras del kirchnerismo se han vuelto insostenibles e intolerables. Las inversiones chinas y los fondos de Santa Cruz parecen anécdotas menores frente a la bipolaridad del discurso de estos últimos meses. ¿Cómo puede Néstor Kirchner que no lo dejan gobernar cuando ha tenido el poder absoluto durante más de un lustro? La caradurez oficialista no tiene límites. Los Kirchner no sólo han mentido respecto a su pasado —donde se enriquecieron ilimitadamente mientras sus amigos desaparecían bajo las garras de los dictadores militares—, sino que han saqueado el país a más no poder, engañando a la sociedad con la bandera de los Derechos Humanos, a los cuales jamás dieron la menor importancia mientras gobernaron la provincia de Santa Cruz.
Mientras estas líneas son escritas, productores de todo tipo se encaminan a cortar rutas nacionales en diversos puntos del país. Lamentablemente, es gente con la que ya no se puede dialogar, ¿cuántas mentiras más podrían tolerar por parte de un gobierno que se autotitula "dialoguista" y no lo es?
Las bases ya ni siquiera escuchan a la mesa de enlace, ¿cómo pretende el kirchnerismo que se los escuche a ellos?
Sabe el oficialismo que se ha metido en un callejón sin salida y planea maquiavélicas medidas para enfrentar lo que se viene. Habrá reunión en la Quinta de Olivos este fin de semana, así lo ha hecho saber Néstor a sus ministros y operadores más cercanos. Por las dudas, pidió reserva absoluta, para no "avivar giles".
Pocos saben que, desde hace un año, el marido de la Presidente suele armar secretos encuentros en los que analiza diversas medidas para enfrentar a los productores del campo. Lo hace acompañado de carpetas aportadas por la Secretaría de Inteligencia del Estado, con fotos y gráficos que muestran cercanos seguimientos hechos a puntuales referentes ruralistas. Por caso, hace un par de semanas, Néstor sorprendió a más de uno con una serie de fotos de silos repletos con granos aportadas por la ex SIDE, eran tomas aéreas de campos de grandes y medianos productores.
Sus palabras sorprendieron aún más: "si no llegamos a un acuerdo (con los productores) vamos a incautar los granos y los vendemos nosotros. No nos van a joder". Nadie se atrevió a discutir esas palabras. El temor es más fuerte.
En unas horas, comenzará una nueva reunión oficial y muchos se preguntan de qué se hablará. Imposible saberlo, aunque seguramente no será nada relacionado a la salida de la crisis argentina.