¿Realmente pensaba el oficialismo que iba a ganar la pulseada contra Martín Redrado luego de cometer tantas barbaridades, una detrás de la otra? ¿Quién asesoró a Cristina Kirchner para firmar un Decreto de Necesidad y Urgencia tan mal redactado y viciado de nulidad por su propia naturaleza de confección?
La realidad indica que nadie puede sorprenderse por la decisión de la jueza María José Sarmiento de reincorporar a Redrado al frente del Banco Central, era un hecho predecible hasta por un estudiante de primer año de Derecho. El fallo fue mérito del propio oficialismo, no de las presentaciones judiciales de la oposición. Lo cierto es que, si el oficialismo hubiera cumplido todos los pasos legales para “eyectar” a Redrado de su cargo -como corresponde- difícilmente la Justicia hubiera actuado como actuó.
No se animó esta vez Aníbal Fernández a decir que no deben acatarse los fallos de la Justicia, como cuando ocurrió el conflicto con el gremio de los aeronavegantes. Es que el kirchnerismo mastica vidrio, pero no lo traga, motivo por el cual intentará darle un marco de pseudolegalidad a la discusión que se avecina en torno a los dos temas que más preocupan hoy en las filas oficiales: la “cuestión Redrado” y, lo más importante, el uso de las reservas monetarias.
Un dato: ha sido tal la escalada de las últimas horas, que la discusión por el uso del dinero del Central parece haber sido hace meses. El capricho por la destitución del titular de esa institución –valga la cacofonía-, fagocitó los demás temas de la agenda gubernamental.
Mientras esto sucede, la oposición sueña con repetir lo ocurrido el 3 de diciembre pasado, cuando se logró torcer la conducta del kirchnerismo en torno a la conformación de las principales comisiones legislativas del Congreso Nacional.
En estas horas, por caso, hay reuniones de diversa índole a efectos de lograr un rápido consenso entre los principales partidos de la oposición. Se trata de la UCR, el Pro, la Coalición Cívica, el peronismo disidente, el socialismo y el espacio de Pino Solanas.
Como pocas veces, la oposición ha actuado rápida de reflejos y entendió el reclamo de la sociedad. No es que les interese que las instituciones funcionen como corresponde, sino que piensan en la carrera electoral del próximo 2011.
En ese marco, esta es una oportunidad de oro para posicionarse de cara al futuro.
Christian Sanz