Los candidatos miden fuerzas. Como en otros tiempos, ambos mostrarán una supuesta fortaleza de la que carecen en los hechos. Es que Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde son las principales figuras políticas de estas horas y lo serán incluso en los próximos meses.
Duhalde será hoy el orador principal en un acto político del peronismo, algo que no ocurría desde hacía al menos ocho años, mientras que Kirchner aparecerá públicamente mañana, al reasumir la presidencia del Consejo Nacional del PJ en Resistencia, Chaco.
Ambos consideran al otro su enemigo principal y, tanto el primero como el segundo, se arrepienten de haber tejido esa suerte de alianza política que llevó a Néstor a la presidencia en el año 2003. Sin embargo, a pesar del fuerte enfrentamiento, las similitudes entre Duhalde y Kirchner son más elocuentes que sus diferencias.
Por lo pronto, ambos son sumamente personalistas y no se muestran afectos a delegar en nadie sus propias responsabilidades. En sentido similar, son tan hábiles como inescrupulosos y ostentan un patrimonio personal que ninguno de los dos puede justificar.
Los dos están casados con mujeres relacionadas a la política y que revisten fuerte carácter personal. Por ello, jamás han dudado, ni Kirchner ni Duhalde, en “usarlas” para instalar ciertas cuestiones políticas y sociales que ellos mismos no se atreven a ventilar.
Ambos trabajan sobre la base de la conspiración permanente, el populismo y la cooptación de voluntades de terceros. En esa línea de pensamiento, Kirchner ha sabido valerse de sus planes sociales para piqueteros, de la misma manera que Duhalde inventó a las “Manzaneras”.
No casualmente, uno y otro han coincidido en nombrar a muchos de los mismos funcionarios de primera y segunda línea en importantes cargos de Gobierno, y mantienen diálogo con los mismos interlocutores políticos.
Duhalde quiere derrotar —y derrocar— a Kirchner, mientras este último intenta lo suyo con el caudillo bonaerense. Es una pulseada en la cual, ni uno ni otro, tienen en cuenta la última de las coincidencias que los emparentan: ambos son los candidatos que peor miden en las encuestas de cara a 2011.
No es poco.
Christian Sanz