Por partida doble, el kirchnerismo recibió ayer sendas “golpizas” en el marco de la media sanción de dos leyes fundamentales. Por un lado, la normalización del Indec por parte de la Cámara de Senadores. Por el otro, la media aprobación de la ley de protección de glaciares en plena Cámara de Diputados.
La primera votación, se logró por la imposición de 39 votos a 26, en el marco de un debate brevísmo que tomó por sorpresa al kirchnerismo Es que la santafesina Roxana Latorre, la rionegrina María José Bongiorno y el neuquino Horacio Lores, que suelen acompañar al oficialismo, prestaron número para que se diera quórum y se pudiera tratar el tema.
A eso, se sumó la inesperada ausencia de los fueguinos María Rosa Días y José Martínez que suelen votar con el Gobierno; junto a Carlos Menem, José Pampuro y el chaqueño Favio Biancalari.
En Diputados, la cosa fue más complicada, ya que el proyecto para la protección de glaciares había sido aprobado en general por esa misma Cámara el pasado 14 de julio —por 129 votos a favor contra 86 negativos—, pero mostró resistencia cuando los legisladores intentaron abordar la discusión particular de cada artículo.
La pretensión volvió a fracasar el pasado miércoles, luego de que la oposición no reuniera la mayoría para comenzar la sesión. En realidad, algunos diputados opositores, contrarios a la iniciativa, se habían ausentado del recinto ex profeso, provocando la furia de la siempre visceral Elisa Carrió.
Recién anoche pudo aprobarse la media sanción de la norma, provocando un duro golpe al gobierno nacional, que intentó de toda manera posible —sin éxito— que no hubiera quórum. La sacudida fue tal, que el kirchnerismo debió anticipar que no vetará la ley en caso de que pase por el filtro del Senado.
Hemorragia de legisladores
Uno de los tópicos que jugó a favor de la oposición, en ambos casos, ha sido el “factor sorpresa”. Es que el kirchnerismo jamás sospechó que los legisladores que habían sido leales hasta ese momento, cambiaran de bando tan repentinamente.
Si bien habría que analizar caso por caso, es emblemático lo ocurrido con Menem, quien se mostró ofuscado porque jamás se cumplieron las promesas oficiales que le fueran hechas a cambio de su apoyo al oficialismo. “Menem se calentó cuando reactivaron la causa judicial de Thales Spectrum, justo después de haber ayudado a los Kirchner a votar el proyecto del matrimonio gay, por eso no estuvo ayer”, admitió un estrecho allegado al ex presidente a este medio.
Lo cierto es que, si se completa la sanción de la ley de marras, el Indec podrá volver a ser un organismo independiente y autónomo del Gobierno, al que no lleguen las presiones políticas.
Esto puede no parecer gran cosa, pero lo es; no sólo por la relevancia que tienen las mediciones de ese organismo a la hora de analizar cifras oficiales de índole económico y social, sino porque el Indec se había transformado en el “caso testigo” de cómo se han cooptado los organismos públicos por parte del kirchnerismo.
Si bien no se trata de la única entidad en la que ha metido la mano el oficialismo —también está el caso del Consejo de la Magistratura, la Oficina Anticorrupción, Papel Prensa y otras—, el caso del Indec contó con todos los ingredientes para el escándalo: patotas, intervenciones y hasta embestidas públicas contra los funcionarios que resistieron la cooptación.
En fin, el caso del Indec, representa una postal de la brutalidad política que el kirchnerismo gusta aplicar para lograr sus objetivos, cualesquiera que sean. No hay miramientos en ese sentido, no hay límites siquiera judiciales.
Ahí radica lo importante de lo ocurrido anoche, ya que la media sanción de ambas propuestas, obligará indefectiblemente al kirchnerismo a tener que abrirse al diálogo, justo una semana después de que trascendiera la orden no escrita de Néstor Kirchner de romper lanzas con la oposición.
Ojo, no hay que cantar victoria aún; todavía resta que ambas iniciativas lleguen a su sanción completa y que no sean cuestionadas por el Poder Ejecutivo.
Respecto a esto último, el oficialismo se encuentra pergeñando una última carta a nivel judicial respecto al tema Indec, argumentando que la aprobación del Senado es inconstitucional.
El senador Eric Calcagno es el vocero de la jugada y ya ha hecho trascender el pensamiento del oficialismo a una radio porteña: “La oposición hizo una lectura incorrecta de la Constitución y en el tratamiento del proyecto no se convocaron a especialistas", aseguró.
Pase lo que pase, el kirchnerismo logrará salir airoso de toda acusación, como siempre. En última instancia, invocará que los “retoques” —como gustan decir en privado los funcionarios del Ejecutivo— se pergeñaron para disminuir los onerosos intereses que paga la Argentina a los organismos internacionales, atados estos a la inflación oficial.
El kirchnerismo podrá escapara de toda situación adversa, pero jamás podrá evadir una cosa: los perjuicios que le provoca su propia naturaleza.