Ayer viernes 4 de febrero, el canal de TV América24 aseguró que presentaría “en exclusiva” el testimonio del testigo reservado que aseguró saber dónde estaba enterrado el cuerpo de Julio López, evaporado desde el 18 de septiembre de 2006.
Con bombos y platillos, el periodista Mauro Viale se encargó de anunciar la novedad e incluso se animó a jugar con el suspenso hasta antes de la aparición del dudoso personaje. En tal sentido el ambiente se fue preparando para un momento único…. pero nunca llegó.
Es que Viale jamás presentó al referido testigo sino a otra persona, con un discurso errático y cerrado, lo cual generó sospechas hasta en los investigadores que siguen sus pasos. Por si cupiera alguna duda, en ese mismo momento, el hombre era entrevistado por Emilia Delfino para diarioPerfil, por lo cual era imposible que estuviera en el programa de América24.
Ante lo ocurrido, cabe preguntarse si el engaño de Viale fue adrede o si este fue timado en su buena fe. Sea cual fuere la respuesta, lo ocurrido demuestra la falta de capacidad profesional del periodista.
¿Cómo es posible que una persona se haga pasar por otra frente a un hombre de prensa que ostenta más de 40 años de ejercicio profesional? ¿Cómo han podido ser tan pobres las preguntas efectuadas por Viale al testigo? ¿Tan fácil es manipularlo?
El supuesto testigo (de espaldas) en plena entrevista con canal América
¿No le interesa a Viale el dolor de toda una sociedad, conmovida durante toda una semana de infructuosos rastrillajes? Por lo visto, no.
Por ello y mucho más, la conducta del periodista bien puede enmarcarse en lo que este medio suele denunciar como “periodismo miserable”.
No es poco.