Los primeros resultados en boca de urna arrojan una elocuente sorpresa; más bien muestran una tendencia que no había sido anticipada por ninguno de los principales consultores políticos: Miguel Del Sel ganó la elección en Santa Fe, Antonio Bonfatti salió segundo, y Agustín Rossi quedó relegado al tercer lugar (*).
La primera lectura es obvia y tiene que ver con el respaldo que los santafecinos le dieron al Midachi, en detrimento de la figura de Hermes Binner a través de su “delfín”. Hay que recordar que Del Sel ha sido un candidato que hasta febrero de este mismo año se mostraba indeciso de participar en política y era casi desconocido en las arenas partidarias.
La lectura final, tiene que ver con la devastadora derrota que sufrió el kirchnerismo, cuyo resultado ya comienza a verse reflejado en afiches como los que ilustran esta nota. No bastó que Cristina Kirchner arengara a los ciudadanos en un acto que no estuvo carente de chicanas, falacias y golpes bajos.
¿Puede interpretarse que la gente se cansó del estilo prepotente que el oficialismo impuso desde 2003? ¿Será el fin de la proclama oficial de que Cristina es imbatible en las urnas?
Con una fuerte derrota en Capital Federal —que será aún mayor en la segunda vuelta según una encuesta de Management & Fit dada a conocer hoy por diario Perfil— y una segura caída en Córdoba, todos los dogmas oficiales parecen haberse derrumbado.
No se trata solo de que Rossi haya salido tercero, sino de que logró menos del 20% de las preferencias santafecinas. ¿Eso es todo lo que pudo conseguir el férreo manejo del aparato del PJ en esa provincia? ¿A quién le echará la culpa el kirchnerismo en esta ocasión?
Es bien cierto que los Rossi son impresentables —Agustín y su hermano Alejandro han dejado un tendal de damnificados por diversos fraudes—, pero también es real que Santa Fe es una provincia que ha sido duramente denostada por los Kirchner en los últimos años, especialmente después de la discusión que se dio en torno a la polémica resolución 125.
¿Qué esperaba el kirchnerismo luego de semejante maltrato? La situación es similar a la vivida en la Ciudad de Buenos Aires, donde el oficialismo ha criticado de manera incesante a sus electores para luego quejarse de que estos le dan la espalda. ¿Quién los entiende?
Como sea, las noticias de hoy no podían ser peores para el Gobierno: Cristina ha demostrado que no es imbatible como se ocuparon de instalar sus propios ministros y secretarios. En realidad se trata de un golpe muy duro para un gobierno que se mostraba triunfalista y sectario.
Aún faltan tres meses para las elecciones de octubre y este ha sido solo el segundo de los golpes al corazón del oficialismo. ¿Habrá más sorpresas? ¿Cuánto más podrá tolerar el kirchnerismo?
Nadie sabe aún qué depara el destino, pero hay un hecho que podría ser el preludio de cómo será la lucha de los Kirchner para conservar el poder: hace unas horas, un importantísimo funcionario K tentó a Del Sel con un cargo en el Gobierno nacional. ¿Se viene acaso una nueva "borocotización"?
En fin, ya lo dijo el Quijote de La Mancha: “Cosas vederes Sancho, que non crederes”.
Christian Sanz
Twitter: @cesanz1
(*) Nota de la Redacción: frente a la gran cantidad de mensajes recibidos por parte de nuestros lectores, se aclara que este artículo se escribió cuando se conocían los primeros resultados eleccionarios, con Del Sel a la cabeza.