Una de las cuestiones más absurdas en torno a las discusiones salariales, es aquella referida al mínimo no imponible en el Impuesto a las Ganancias. Sobre todo considerando que mas absurdo aún resulta definir un salario como un rédito, concepto que sí es aplicable al mundo de la especulación financiera o al sector empresarial.
Entonces, para justificar lo antedicho, los “cráneos” de siempre, comparan salarios de ejecutivos con salarios de ordenanzas, y en esa inteligencia justificaron durante tanto tiempo su aplicación, sustentándola en el criterio del mínimo no imponible extensible a todos los contribuyentes.
La realidad es que en la Argentina, la carga tributaria total consume una gran porción de los ingresos. Y lo está haciendo de manera incremental año tras año. Eso es perfectamente demostrable aún tomando los engañosos datos oficiales.
Nuestro sistema tributario es uno de los más inequitativos del planeta, precisamente por su estructura regresiva, donde terminan soportando más carga impositiva quienes menos recursos tienen.
Así, por ejemplo, ocurre con la mayor fuente de recaudación, el IVA, que alcanza a todos, sin excepción, mientras se concedieron durante décadas y siguen concediendo exenciones impositivas y reducciones a actividades cuyos ingresos son siderales.
A esta injusticia, hay que agregar la retención practicada en concepto de “hipotéticas” ganancias por parte de los trabajadores.
Entonces, una vez más queda demostrada la profundización de la inequidad fiscal, por la que solo se busca exprimir a la mayor cantidad posible de trabajadores para financiar el gasto público sin molestar demasiado a los poderosos sectores que jamás pierden.
Tal como esta cronista mencionara hace varios días, ciertos rumores de intencionalidad de la Primera Mandataria de eliminar el Impuesto a las Ganancias sobre los salarios, recorren las redes comunicacionales, desde las fuentes oficiales en off, hacia las usinas de información.
Independientemente de que el objetivo real fuera el debilitamiento del líder de la CGT, Hugo Moyano, la medida en sí sería oportuna y apropiada.
Sin embargo, en finanzas públicas las cosas son muy complejas, y hasta ahora nunca un gobierno ha tenido la capacidad para considerar todo el espectro en su conjunto.
Así por ejemplo, otro punto interesante lo constituye la nueva medida de quita de subsidios.
Si se analiza por ejemplo el impacto que puede provocar la reducción o eliminación de éstos a los servicios públicos en el importe final a ser erogado por parte de los usuarios, es posible observar un componente que, hasta el momento, parecería estarse ignorando.
Se trata de la carga tributaria (IVA, Ingresos Brutos y otros tributos) que indefectiblemente, sin subsidios, empieza a recaer sobre el bolsillo del consumidor final.
En el caso concreto del ISIB, existen jurisdicciones que gravan con altas tasas el consumo de energía, y que además las cobran sobre el importe neto de subsidios que figura en la factura, incrementando entonces el importe total a pagar.
Además, tal como surge de la normativa inherente a las privatizaciones, el aumento de alícuotas para las empresas de servicios públicos puede ser trasladado a los consumidores.
La reducción o eliminación de un subsidio, no solo significa que el usuario pague más caro el servicio, sino que también se incremente el monto en concepto de impuestos sobre el importe neto. Y todo esto, sin considerar que las alícuotas fiscales vigentes han de elevarse este año, y que seguimos atrapados en el efecto inflacionario generado por la excesiva emisión monetaria, con lo cual, no es lo mismo aplicar un porcentaje a un importe determinado que a un precio inflado.
Si bien, no todas las jurisdicciones usan idéntico criterio en la aplicación de las tasas, el esquema general suena preocupante. Se mire desde donde se mire, la presión fiscal sigue siendo soportada por los sectores medios-bajos y bajos de la población, aún cuando la versión oficial sostenga el concepto de redistribución de la riqueza.
Si mal no recuerdo, creo que es a Aristóteles a quién se atribuye la reflexión: “Mientras más realidad enfrentamos, más nos damos cuenta de que la irrealidad es el programa principal del día”.
Nidia Osimani
Twitter: @nidiaosimani