El dato surge de un informe que dio a conocer el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA). Tiene que ver con el injustificado crecimiento del empleo público en base a datos del propio Ministerio de Economía.
“Comparado con el sector privado, el Estado argentino se caracteriza por salarios y demás condiciones laborales mucho más atractivas junto con criterios de selección y promoción mucho más discrecionales. Esto promueve la mediocridad y genera condiciones propicias para que los funcionarios usen el empleo público para distribuir favores electorales y personales”, señala Idesa.
Si bien los avances de la tecnología tienden a reducir la necesidad de mano de obra, la mayoría de los servicios que ofrece el Estado hacen un uso intensivo de trabajo humano, haciendo que el pago de salarios represente un componente muy importante dentro de las erogaciones públicas.
Idesa indica en su informe que la información disponible sobre empleo público es escasa y fragmentada, pero que se puede aproximar su evolución con los datos del Ministerio de Economía, lo cuales indican que entre los años 1997 y 2011 la cantidad de empleados en el sector público nacional pasó de 720 mil a 1,5 millones, es decir una tasa de crecimiento promedio de 5% por año. En el mismo período la población total del país creció a razón del 1% anual. Es decir, la tendencia de largo plazo es que el empleo público crece 5 veces más que la población total.
“El fuerte crecimiento del empleo público no constituiría síntoma de un problema si formara parte de una mejora sustantiva de los servicios estatales. Pero las evidencias muestran que es creciente el uso que hace la población de instituciones privadas”, explica Idesa teniendo en cuenta el sacrificio de cada vez hacen más familias por enviar a sus hijos a colegios privados, mientras que algo parecido sucede en el ámbito de salud y seguridad.
“Crear más empleo público para producir menos servicios denota muy bajos niveles de productividad. Esto es generado por reglas que promueven la mediocridad y la falta de compromiso, ya que las condiciones de trabajo de los empleados públicos son mucho más favorables que las de los empleados privados. En el Estado las jornadas de trabajo son más reducidas, el régimen de licencias y feriados más generoso, y las remuneraciones más altas”, explica el informe y agrega:
“Como el ingreso al empleo público responde a procedimientos arbitrarios, los funcionarios con poder de decisión están tentados a utilizar el empleo público como mecanismo para retribuir favores partidarios y personales. En suma, fruto de reglas que promueven la mediocridad y el uso del empleo público para fines personales, el Estado tiene más erogaciones y peores resultados.”
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Equipo de Economía de Tribuna de Periodistas