Uno de los tantos errores conceptuales de los últimos días (deliberados o no), es que la quita de subsidios resuelve el problema energético. Con esto, claro, se busca equilibrar la demanda. ¿Pero y la oferta?
Cuando la Sra. Cristina Kirchner reasumió sus funciones, luego de su última intervención quirúrgica, blanqueó en cierto modo, las razones por las que su gobierno está ejerciendo tanta presión sobre las empresas petroleras nacionales: el giro de utilidades al exterior y la falta de inversiones.
Ahora bien, como es habitual en los discursos de la señora presidenta (vaya uno a saber por qué), confunde los tantos.
Es importante entender que no es lo mismo el problema del déficit comercial externo argentino que lo que ocurre con el mercado del gasoil.
En el primer caso, el déficit comercial mencionado, se nutre del desequilibrio energético. Que a su vez refleja la falta de producción. Que además encuentra su génesis en la falta de inversiones en el sector de hidrocarburos.
La Sra. presidente, fiel al discurso oficial instalado desde 2004, dijo hace unos días algo así como que los precios de la energía debían corresponderse con los costos locales.
Esto suena más o menos como que a voluntad de Cristina, los precios domésticos no tienen que estar vinculados con los precios internacionales.
El tema es que en la Argentina, los grandes volúmenes de energía que se están importando, se hacen a precios internacionales. Y la razón es sencilla de entender: la Argentina no es un país exportador neto de petróleo como para tener ese beneficio.
Pero como la política central del Gobierno Nacional es imponer y no negociar, en su idiosincrasia “por decreto”, parece que intenta implementar el cambio tecnológico necesario para mejorar la producción de hidrocarburos, controlándolo todo (dólar, precios, costos, importaciones, ganancias, etc.).
Entonces, ¿cuántos (y a cambio de qué), están dispuestos a invertir en este país con estas reglas de juego?
Volviendo al tema de los subsidios, se hace necesario destacar que solo son la punta del iceberg en lo que respecta a desequilibrio fiscal, constituyendo el primer ítem de la lista la energía.
Sin embargo, el problema de déficits gemelos en materia energética en la Argentina, se encuentra hoy mucho mas vinculado al decrecimiento de la producción local de gas natural. Aún más, considerando que ésta seguirá siendo por un tiempo considerable la destinataria principal de los subsidios.
Cuando la oferta no está a la altura de las circunstancias como en este caso, contribuye a la agudización del déficit externo y de manera directa o indirecta, hace lo mismo con el déficit fiscal
Este déficit fiscal directo o indirecto, obedece a la necesidad de reemplazar la energía gasoil por la electricidad. Además, los precios suben si la oferta no está a la altura de la demanda.
En ambos casos, esto obliga a reforzar los subsidios estatales para que la producción no decaiga y la economía no desacelere su crecimiento.
Y es en esos momentos cuando el poder político de turno, suele lanzar planes de todo tipo y color para estimular la demanda, e incurre consecuentemente en voluminosas emisiones monetarias.
¿Será capaz la administración actual de dar los primeros pasos hacia un cambio de paradigma o seguirá, como hasta ahora, con las recetas de manual?
Nidia Osimani
Twitter: @nidiaosimani