Con un poco menos de rapidez —y como ya es costumbre en la Argentina— la cadena de responsabilidades de la tragedia ocurrida este miércoles en la estación de Once que ya lleva contabilizada 50 muertos, se proyecta cortase por el eslabón más débil y por el blanco más fácil: el maquinista.
Marcos Córdoba, de 28 años, fue sacado del ferrocarril Sarmiento por personal policial y de bomberos, luego de dos horas de producido el accidente y fue derivado a un centro asistencial. Se encuentra fuera de peligro, aunque en terapia intensiva.
Según explicó el secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, horas después de ocurrida el siniestro, el conductor es "un chico joven y estaba descansado" debido a que acababa de subir en la estación Castelar, al tiempo que remarcó que tiene "una foja excelente". “Es muy joven”, volvió a insistir Schiavi en su “conferencia de prensa” sin preguntas permitidas.
Este jueves, el responsable de Material Rodante de la empresa Trenes de Buenos Aires (TBA), Roque Cirigliano, ya se animó a deslizar hasta dónde va a llegar la serie de responsabilidades y aseguró que el tren que se accidentó en la estación de Once, estaba "en buenas condiciones" mientras que consideró que la tragedia se habría producido por "una falla humana". "El sistema que utiliza el tren es poco probable que se quede sin frenos, muy poco probable", afirmó.
Mientras tanto, la Justicia dispuso la toma de muestras de sangre al conductor del tren para determinar si hay rastros de alcohol o drogas. La prueba fue realizada el miércoles luego de que el motorman fuera hospitalizado a raíz de las heridas que sufrió durante el impacto.
Sin embargo, según fuentes judiciales, se trata de una medida de rutina, por lo que su realización no implica la presunción sobre un supuesto estado de ebriedad del conductor de la formación.
El juez federal a cargo de la investigación,Claudio Bonadío, también dispuso que tanto el maquinista como uno de los guardas queden incomunicados en el marco de la causa que investiga el accidente.
El gremialista Rubén “Pollo” Sobrero ya se quiso adelantar a donde parece apuntar la culpa y señaló que Córdoba es "muy buen compañero" y descartó la posibilidad de que estuviera distraído y que por eso no pudiera frenar la formación que chocó contra el paragolpe del andén y provocó la tragedia.
La costumbre de apuntar a choferes y maquinistas cada vez que sucede un episodio de estas características no es nueva y ya tiene su propio historial.
El trágico episodio ocurrió el 16 de febrero pasado, cuando una formación de Ferrobaires chocó a un convoy del ferrocarril San Martín, hasta ahora no tiene ningún detenido, pero sí procesados.
El controvertido juez Juan Manuel Yalj —quien se hizo tristemente conocido por su paupérrimo desempeño en el caso de la quema de vagones que pretendió inculpar a Sobrero con total apoyo del gobierno nacional— procesó por homicidio culposo a los maquinistas de la locomotora N° 9076 de Ferrobaires, Sergio Balbi y Carlos Raviola.
Esta resolución había sido apelada por el fiscal Paul Starc, quien consideró que ambos conductores debían ser procesados por homicidio simple con dolo eventual y lesiones.
La tragedia ocurrió a las 18.45 del 16 de febrero, cuando una locomotora de la empresa Ferrobaires, que había salido de Retiro rumbo a Junín, chocó contra la formación del ferrocarril San Martín, a cinco cuadras de la estación San Miguel, lo que resulto en cuatro pasajeros fallecidos, mientras que 116 resultaron heridos.
A 48 horas del choque, los dos maquinistas fueron indagados por Yalj. Tras los testimonios, el magistrado excarceló a los conductores, que quedaron imputados de homicidio y lesiones culposas.
Según el juez, no habría frenado el tren a tiempo porque habría estado distraído enviando mensajes de texto con su celular. Ambos fueron embargados por $ 400.000.
Desde el primer momento, Yalj manejó la hipótesis de que el accidente se había producido por un “error humano”, pese a que de acuerdo a las constancias de la causa, el freno de emergencia del tren de Ferrobaires "se encontraba anulado" y atado "con alambre tipo de empardar y retorcido mediante una pinza", mientras que el freno denominado "hombre muerto" tampoco funcionaba.
La causa avanza —lentamente— al juicio oral y público. La última medida en ella fue la decisión del ahora ex juez federal Yalj, de clausurar la investigación y remitir el expediente al fiscal Starc para que emitiera la acusación. Pero el representante del Ministerio Público consideró que previo a ello debían agotarse una serie de medidas de prueba.
El otro episodio, tiene que ver con la tragedia de Flores, cuando el 13 de setiembre del año pasado un colectivo cruzó un paso a nivel con las barreras curiosamente bajas y fue embestido por una formación ferroviaria. La causa está en plena investigación y a cargo del juez federal Julián Ercolini, el secretario Gustavo Cristofani y el fiscal federal Gerardo Di Masi. Todos eligieron el hermetismo cuando fueron consultados sobre el estado de la causa por el diario Tiempo Argentino el día de ayer.
“El último movimiento relevante indica que en octubre del año pasado fueron allanadas la sede de TBA y la estación Flores. Y las demandas civiles por los once muertos y más de 200 heridos ya superan los 150 millones de pesos. En el expediente penal no hay reportes sobre llamados a indagatorias”, señaló ese matutino.
En ambos casos, no hay funcionarios públicos imputados y, de acuerdo a los últimos acontecimientos, la tragedia de Once marcha con el mismo destino.
José María González