El dato no es nuevo, aunque no por eso no deja de preocupar. Se trata del resultado del informe anual que realiza el Departamento de Estado norteamericano, donde se destaca que la Argentina posee el mayor promedio de consumidores de cocaína de la región.
De acuerdo con ese documento, el país tuvo la mayor prevalencia de consumo de cocaína (2,6%) en América del Sur y Central por parte de personas de entre 15 y 64 años. Asimismo, sobre la base de las estimaciones del Informe Mundial sobre las Drogas que confeccionó la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, la Argentina es el hogar del 25% de los consumidores de cocaína en Sudamérica y América Central (675.000 usuarios), sólo superada por Brasil.
El informe tampoco se olvida de hablar del paco y los estragos que causa en el país: "Está fácilmente disponible en las calles, con un costo aproximado de u$s1,50 por 'hit', y produce un breve e intenso 'vuelo' cuando se fuma en pipas o mezclada con tabaco (...) Funcionarios judiciales argentinos y los informes de la prensa local aseguran que un aumento de la delincuencia callejera ha sido impulsado por un aumento correspondiente en el consumo de paco".
El dossier no se queda solo en el consumo de estupefacientes sino que ahonda en el negocio del tráfico: "La cocaína que transita por la Argentina está principalmente destinada a los mercados internacionales en Europa, principalmente España. La incautación de un número creciente de instalaciones de producción de cocaína (36 en 2010, según el Informe Mundial sobre las Drogas 2011), así como la disponibilidad generalizada de paco, un subproducto de la base del proceso de conversión de clorhidrato de cocaína, sugieren que la producción nacional de cocaína en la Argentina, aunque en pequeña escala, está aumentando".
Respecto de la marihuana, el informe anual confirma que "se incautaron de más de 87 toneladas de marihuana, de enero a octubre de 2011, lo que representa un aumento significativo de las aproximadamente 66 toneladas incautadas durante los primeros nueve meses de 2010. La mayoría de las incautaciones de marihuana se produjo, ya sea en la región de la triple frontera con Brasil y Paraguay, o a lo largo de la frontera occidental de la Argentina con Chile".
Finalmente, el resumen del informe es lapidario: "Si bien la Argentina sigue siendo un importante país de tránsito para la cocaína producida en los Andes, su producción y consumo interno son cada vez más problemáticos. Los funcionarios argentinos creen que hay mayor tránsito de cocaína a través del país como consecuencia de los esfuerzos antinarcóticos intensivos en México y Colombia, obligando a los narcotraficantes a utilizar otras rutas en el mercado. La disminución de las capacidades de interdicción de drogas en Bolivia también contribuyen de manera significativa".
Más claro, echarle agua.
La novela de la despenalización
Mientras esos datos se hacen conocidos, el oficialismo insiste en avanzar en la despenalización de la tenencia de estupefacientes —el consumo está permitido hace más de 20 años—. Se trata de una acción que no parece de gran beneficio para los adictos, aunque sí para narcos que quieran moverse a sus anchas llevando y trayendo pequeñas dosis de narcóticos.
Si a ello se suma que el propio kirchnerismo se ha encargado de desmantelar la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), ahogándola a nivel económico y eliminando de cuajo los centros de rehabilitación para adictos, el panorama a futuro es desolador.
Tampoco existen a nivel oficial campañar publicitarias tendientes a persuadir sobre el uso de drogas prohibidas, aún cuando la pauta del Estado creció más del 1.000% desde 2003 a la fecha. ¿Cómo debe entenderse esta postura gubernamental?
Si se tiene en cuenta que importantes funcionarios del kirchnerismo están vinculados con el oscuro negocio del tráfico de drogas y que parte de la campaña de los Kirchner fue financiada con fondos de ese mismo origen, nada parece ser casual.
Tribuna de Periodistas ha denunciado esta situación, no solo a nivel periodístico, sino también a nivel legal, lo cual le costó a quien escribe estas líneas media docena de querellas penales. Solo por decir una verdad que luego fue refrendada judicialmente.
Finalmente, resta mencionar que los países que han intentado combatir el narcotráfico despenalizado el consumo y la tenencia de drogas, han fracasado estrepitosamente. La mayoría de ellos, por caso, han vuelto a penalizar el abuso de narcóticos.
El problema de las drogas se resuelve con una batería de medidas que incluye la persecución a las bandas narcos, pero también la discusión política y la atención al adicto. Dejar todo librado al mercado, solo terminará beneficiando a las mafias que florecen al calor del crecimiento del uso de estupefacientes.
En realidad se trata de los mismos que hoy lucran con ese negocio y que se encuentran a la cabeza de la proclama de la despenalización de la tenencia drogas. Sus nombres ocupan los cargos más relevantes del poder de turno.