Para afuera, euforia y orgullo por la recuperación de YPF. Para adentro, incertidumbre por el estado financiero de la Nación, las Provincias y los Municipios. Con esas dos sensaciones conviven diariamente los gobernantes argentinos, que son expertos en hacer política en medio de las restricciones económicas.
Por eso en el mundillo oficialista se interpretó como una advertencia el llamado que hizo la Presidenta a las empresas para que reinviertan sus utilidades en el proceso productivo nacional, que comienza a dar muestras de agotamiento tras un extenso período de crecimiento que fortaleció el consumo popular.
"No vaya a ser que les pase lo mismo que a YPF", comentó con toda intención un diputado kirchnerista que concurrió a la Casa Rosada por la promulgación de la ley de YPF. Antes de retirarse por la explanada de la calle Balcarce, el legislador pronosticó "un año duro" en la relación del Gobierno con las empresas.
Sin embargo, está cada vez más extendido puertas adentro del Gobierno que Cristina Kirchner no tiene intención de profundizar una línea estatizadora en su segundo mandato. La excepción, tal vez, pueda ser en un futuro no muy lejano el retiro de la concesión a empresas que gerencian los ferrocarriles.
El caso de TBA es emblemático: este lunes comenzará una ronda de indagatorias en la causa que investiga las razones del accidente que provocó la muerte de 51 personas en la estación de Once. Desfilarán por tribunales diversos responsables políticos y empresarios, además de testigos y querellantes.
Números que preocupan
Un dato reciente de la economía, de entre tantos que se acumulan en los despachos del Palacio de Hacienda y el Ministerio de la Producción, encendió luces de alarma en el equipo presidencial: la producción automotriz registró una caída del 24,4 por ciento en abril, en comparación con igual mes del año pasado.
En la industria automotriz explican la merma por diversos factores, pero uno de ellos llama la atención: la superpoblación de días feriados que, según los ejecutivos de la industria, frenan tanto el proceso de producción como las ventas y transacciones en diversos rubros de la actividad económica.
La caída de las ventas y el exceso de stock también fue el argumento que utilizó la empresa Alpargatas, en manos de capitales brasileños, para suspender esta semana a unos 2.000 trabajadores que se desempeñan en cinco plantas en distintos puntos del país. Los operarios percibirán un 30% menos en sus salarios.
Esta realidad preocupa al Gobierno nacional, pero afecta directamente a las provincias y los municipios, que en algunos casos tienen serias dificultades para el pago a los empleados estatales y los proveedores. En este plano, son seguidas muy de cerca las cuentas de Buenos Aires, Córdoba y Santa Cruz.
En la provincia mediterránea hay intendentes que sugieren la emisión de cuasimoneda para hacer frente a sus obligaciones, mientras que sus colegas bonaerenses, sobre todo los del Conurbano, aseguran cada vez más abiertamente que el estado financiero de las comunas se ha tornado "delicado".
La reacción opositora
Hasta el porteño Mauricio Macri, que gobierna el distrito con mayor ingreso per cápita del país, viene alertando que el año económico será muy duro. Aunque en su caso, también lo utiliza como un argumento para esquivar el traspaso de los Subtes. Eso sí, ya le avisaron que deberá pagar 35% más por la basura de la Ciudad que es trasladada para su disposición en el Gran Buenos Aires.
El jefe de Gobierno quedó prácticamente como el único referente importante de la oposición que se opuso a la expropiación de YPF. Los diputados del PRO votaron contra el proyecto del kirchnerismo, que a su vez fue apoyado por la centroizquierda y el radicalismo en una porción mayoritaria, pese a los chisporroteos públicos.
De todo el arco opositor, se destacó especialmente la postura de Fernando "Pino" Solanas, que apoyó la expropiación aunque hizo expreso su deseo de que la nacionalización fuera "total". Hace muchos años que el diputado de Proyecto Sur viene hablando de la necesidad de alcanzar una "soberanía hidrocarburífera".
Ese será, justamente, el principal objetivo que tendrá Miguel Galuccio como nuevo gerente general de YPF. Nadie lo admitirá públicamente, pero el ingeniero entrerriano fue sondeado por emisarios del Gobierno en Londres —donde se desempeñó profesionalmente en los últimos años—cuando la Casa Rosada apenas comenzaba a instalar la idea en la opinión pública.
Luego fue convocado a Buenos Aires y finalmente a El Calafate, donde mantuvo una larga conversación con la Presidenta. Allí le quedó claro que la gestión de YPF debía ser profesionalizada, aunque la conducción real siempre la tendrá la política, expresada en el nuevo directorio —que debutará el 4 de junio— por representantes de la Nación y las Provincias hidrocarburíferas.
En el modelo elegido para la nueva etapa de YPF deberán convivir, entonces, la realidad económica con las necesidades políticas. En definitiva, se trata de dos caras de la misma moneda.
Mariano Spezzapria
NA