El gobernador de la Provincia de Buenos Aires ya se pintó la cara con betún de guerra y salió a hacerle frente a la embestida del gobierno —con Mariotto a la cabeza— que, ya se sabe, quiere destituirlo de La Plata en el transcurso de este año.
Si el lanzamiento oficial de “La Juan Domingo” ya provocó absurdos debates entre las partes —que no es de Scioli sino de los intendentes, que buscan apoyar el “modelo K” y otras zonceras parecidas—, lo que damos en primicia exclusiva seguro hará rechinar los dientes de todo el espectro, kirchnerista y opositor.
Daniel Scioli ya se lanza en un plan de agrupar adherentes en el norte y noroeste del país, para su plan presidencial de cara al 2015. Para eso nombró su operador principal y hasta dice será su compañero de fórmula para competir con quien se le ponga delante dentro de tres años. Se trata de Carlos Rovira, actual Presidente de la Cámara de Diputados (de Representantes) de Misiones y ex hombre de confianza de Néstor Kirchner.
¿Quién es este casi desconocido privilegiado elegido por el gobernador bonaerense para armar un amplio espectro electoral primero en sus pagos y después en el resto de la Argentina?
El ingeniero Carlos Eduardo Rovira fue intendente de Posadas (1995-1999), gobernador de Misiones (1999-2007) y líder del Frente Renovador de la Concordia. Fracasó en su intento de re-reelección cuando en el 2007 y apoyado por Néstor Kirchner pretendió modificar la Constitución de la Provincia de Misiones a fin de perpetuarse en el poder.
Un ignoto obispo de Iguazú, Joaquín Piña, le arruinó la fiesta y la pretensión de Rovira pasó a mejor vida.
La derrota de entonces le distanció del gobierno kirchnerista que no entendía como uno de sus gobernadores preferidos caía a la sazón por la fuerza de un sacerdote sin vinculación política pero de muy fuerte apoyo en el campo social.
Aunque Rovira viene apoyando activamente la expropiación de Repsol, su relación con la Casa Rosada nunca volvió a ser fluida como antes.
Y sabiendo que los lazos con el kirchnerismo ya son irrecuperables, aceptó el convite de Scioli para sumarse —es el primero que ya opera en nombre del gobernador para las Presidenciales del 2015— a una cruzada que se imagina no será un lecho de rosas.
Dicen que Ramón Puerta —otro misionero de fuste— apoya decididamente esta iniciativa y hasta es uno de los aportantes de dinero para la campaña electoral.
Se nos aclara que solo puede haber un problema no menor que los K utilizarán contra Rovira cuando esta fórmula se haga oficial.
Los archivos de la represión en la época de la dictadura no aparecen, y se habla que el propio Carlos Rovira los mandó destruir cuando gobernaba la provincia. Tiene vínculos muy fuertes con la policía misionera, que si bien no son los mismos que participaron en el genocidio de los 70, al menos salieron en defensa de los implicados en actos de lesa humanidad.
La mochila —si llega a aparecer el decreto reservado de cuando era gobernador y mandó incinerar los archivos de la muerte— va a ser muy pesada de sostener y más si las causas judiciales derivan en que protegió a los genocidas.
Dicen que en Misiones el poder político de la policía local es más fuerte y denso que en cualquier otra provincia argentina. Pero lo interesante es saber que Scioli ya se lanzó a pelear las Presidenciales del 2015 junto a su actual vice, el ingeniero Rovira. La reacción del kirchnerismo se verá más temprano que tarde.
Gabriel Mariotto está como Claudio María Domínguez en la Feria del Libro: se le soltó la cadena y le sale espuma por la boca. Cuando lea este informe, estará aún peor.