Javier "El Profe" Romero nació en Buenos Aires en 1963 y comenzó a cobrar somera celebridad en el periodismo a partir de 1989, luego de fundar El Diario de Morón, uno de los medios más influyentes de la zona oeste del conurbano.

Otrora reconocido, ese matutino se ha convertido al paso de los años en una suerte de pasquín abocado a hacer operaciones de prensa de todo tipo, especialmente a nivel político.

"El negocio de Romero siempre fue apretar a la gente a la que estaba por denunciar a cambio de dinero. Si le pagaban, no publicaba nada; si no, los defenestraba en su diario", aseguró a quien escribe estas líneas el colega Roberto Cuzzani hace años.

Luego de haber trabajado largamente en El Diario de Morón, este último fue eyectado por "El Profe" justo después de insistir en publicar crudas revelaciones de la corrupción moronense.

Las denuncias contra Romero son vastas y variadas, muchas de ellas incluso son públicas y provienen del ámbito político. La matriz es siempre idéntica: el que paga, zafa; el que no, es "escrachado".

A pesar de esos antecedentes, "El profe" logró escalar posiciones y se granjeó un lugar al lado del poderoso Jorge Lanata, hoy curiosamente ubicado en las antípodas de su pensamiento.

A través de la chapa que le supo brindar el hoy conductor de Periodismo Para Todos, Romero aprovechó sus dotes para embolsar buenos billetes, siempre a cambio de la más pura extorsión. El caso más emblemático fue cuando Lanata anunció con bombos y platillos, a través de la pantalla del programa dominical Día D, que la semana siguiente habría una fuerte denuncia por lavado de dinero contra la Universidad de La Matanza. Siete días más tarde, la nota no apareció; tampoco posteriormente.

A esa altura, los comentarios sobre los "negocios" del protegido de Lanata ya eran públicos: "Todo el mundo sabe que Romero extorsiona, nadie le cree nada de lo que dice porque todos saben cómo se maneja", advirtió a este cronista el colega moronense Osvaldo Villares en el año 2007.

Sin embargo, Lanata seguía creyendo en él, a punto tal de llevarlo a trabajar en su propia revista de investigación, la incipiente Veintitrés. Pero Romero le pagaría de la peor manera: cuando ese medio fue vendido a Sergio Szpolski —célebre por haber quebrado fraudulentamente el Banco Patricios y robar 3 millones de dólares como tesorero de la AMIA— "El Profe" decidió quedarse integrando el nuevo staff, aún a sabiendas de que sería una espada de lanza del entonces gobierno de Néstor Kirchner.

Poco tardó Lanata en darse cuenta de la real idiosincrasia de su otrora protegido. "Habría que decirle Javier 'Ramera', no Romero", advirtió hace poco desde el micrófono de radio Mitre. En realidad, fue la crítica más suave que realizó contra este. Fuera del aire, sus calificativos saben multiplicarse exponencialmente.

La ruta del dinero

Pocos saben que el periodismo es una de las profesiones peor pagas de la Argentina, con sueldos paupérrimos y condiciones de trabajo lamentables. Sin embargo, el patrimonio de Romero es sospechosamente descomunal. Solo basta ver la imponente casa donde vive, en un barrio privado de la zona oeste del conurbano bonaerense, para darse cuenta. Sus cuentas bancarias tampoco resisten la mínima verificación.

Es bien cierto que "El Profe" ostenta diversas ocupaciones, pero aún así los números no le dan, siquiera teniendo en cuenta la relevante pauta publicitaria que le otorga el gobierno nacional para sostener su impresentable blog Diario Registrado.

La única manera de entender su enriquecimiento personal es a través de lo anteriormente descripto: las tristemente célebres operaciones de prensa que sabe llevar a cabo.

Una reveladora anécdota a ese respecto: hace unos años, Romero llamó a quien escribe estas líneas a efectos de limpiar su imagen profesional. "Juntémonos y hablemos, no me pegues más por favor", sostuvo "El Profe" durante el llamado telefónico.

La reunión se llevó a cabo en las antiguas oficinas que revista Veintitrés poseía en la calle Suipacha, en la zona más paqueta de Retiro, en la Ciudad de Buenos Aires. "Sos muy duro conmigo, yo soy solo un laburante. Tampoco es cierto que Veintitrés sea un medio oficialista como vos decís", advirtió Romero luego de un frío saludo.

"Si digo lo que digo es porque lo puedo probar y vos lo sabés. De lo contrario, no me hubieras llamado para charlar, me hubieras mandado una carta documento", respondió este cronista.

El diálogo prosiguió por los mismos carriles durante largos minutos, cada uno manteniendo su postura. La despedida fue más fría que el saludo inicial.

Finalmente, el tiempo refrendó todas las sospechas: Romero se enriqueció cada vez más y Veintitrés mostró ser solo el brazo armado del kirchnerismo.

Pero la paradoja más increíble llegaría en 2012, luego de que Cristóbal López adquiriera gran parte de los medios de Daniel Hadad. Es que, el empresario kirchnerista decidió designar a "El Profe" como "responsable de contenidos" de su nuevo holding mediático.

Por lo visto, nadie advirtió a López que Romero había publicado años antes un libro —en coautoría— sobre Hadad titulado Vale Todo, donde lo acusaba de ser la encarnación de todos los males. La historia de esa obra es más que curiosa y merece ser recordada brevemente.

A fines del año 2003, el titular del grupo Infobae se enteró de que ese trabajo estaba avanzando y anticipó que iniciaría acciones legales contra sus autores. Le preocupaba lo que estos anticipaban públicamente: un voluminoso libro de investigación sobre su persona, conteniendo partes escandalosas.

Cuando al final la obra pudo ver la luz, se trataba en realidad de un libro de pocas páginas y con denuncias nada contundentes. Las peores sospechas se hicieron carne cuando Hadad decidió no iniciar ninguna acción legal. Estaba todo dicho: el dinero todo lo calla.

El comisario político

Esta semana, comenzó a cobrar fuerza el rumor de que Romero llegaría al ex grupo Infobae como "director de contenidos" e inmediatamente estalló una fuerte resistencia por parte de los columnistas estrella de Radio 10. “Lo digo ahora. O este personaje nefasto sin ningún tipo de dignidad o nosotros ”, posteó por caso Oscar González Oro en su perfil de Facebook.

Su compañero Marcelo Longobardi fue aún más allá: "No estoy para tolerar comisarios políticos (...) No necesito un controlador ideológico ahora, yo laburo de pensar", dijo al aire de su programa Cada mañana.

Eduardo Feinmann no se quedó atrás: "Mi contenido no lo vas a manejar, Romero. Esta es una radio líder, es una Ferrari, no se puede tunear". Más adelante agregó: "Javier Romero no es solamente 678. Es 678, TVR y Duro de Domar".

Por si no fuera suficiente, el propio Lanata fue lapidario respecto al desembarco de "El Profe" a los medios del grupo Indalo: “Es la mejor manera de destruir Radio 10. Es inevitable la comparación con la vertiginosa caída de Radio del Plata cuando yo y después Nelson Castro nos fuimos de la emisora”.

El resultado de semejante resistencia fue contundente: a través de un breve y conciso comunicado, el grupo comandado por López aseguró que Romero no tiene "relación alguna" —y que tampoco la tendrá en el futuro— con la emisora ni con el canal de noticias C5N. Fue la mejor manera de bajarle el copete, luego de tolerar su pública jactancia por el nuevo cargo que supuestamente iba a ocupar.

Quienes frecuentan a "El Profe" aseguran que en estas horas se lo ve bajoneado y errático. Independientemente del papelón que anteayer provocó la despedida de sus compañeros del programa Duro de Domar —les dijo adiós para sumarse al holding Indalo—, debe estar arrepentido de haber rifado su propio futuro merced a un pasado de onerosas ambiciones personales.

No es poco.