Néstor Kirchner tenía entre sus manos un informe de la SIDE, donde constaba que la candidata a Senadora Hilda González de Duhalde financiaba su campaña electoral gracias a los aportes de los “Gordos” de la CGT y gremios allegados a Luis Barrionuevo. Se enfureció y decidió inmediatamente recortarle el poder a su ex Ministro de Salud Ginés Gonzales García. La competidora era su esposa Cristina Fernández. Los fondos salían de la Administración de Programas Especiales.
La ex ministra de Salud Graciela Ocaña recuerda que aquel informe de la SIDE revelaba que “le liberaban fondos de la APE” a los gremios antes mencionados. Enfrentados a Hugo Moyano desde los 90. Pero lo que más enojó a Kirchner fue que “Ginés había aprobado que se girara mucho más de lo que correspondía”. Cuando terminó la campaña, el entonces Presidente decidió dejar al medico peronista como ministro, pero hacer renunciar a su hombre de confianza en la Superintendencia Rubén Torres.
Allí comienza una feroz pelea interna para ocupar los espacios de la APE, José Luis Lingeri del Sindicato de Obras Sanitarias quiere imponer a Néstor Vázquez, pero el “arrepentido” Alberto Fernández aprovecha y convence a Kirchner de poner a Héctor Capaccioli al frente de la Superintendencia. Hugo Moyano, ni lerdo ni perezoso —ya que cuando estaba Ginés al frente del Ministerio su obra social recibía migajas— impone al abogado Juan Rinaldi, en la APE. Vázquez al final queda como Gerente General: era el hombre que había ideado el sistema y el que realmente conocía cada movimiento.
Un miembro del entonces gabinete, con acceso directo al matrimonio K se lo confirmo a los autores del libro “La Ejecución”, Emilia Delfino y Rodrigo Alegre (1), a quienes imploró no ser nombrado. Este confirmó los dichos de Ocaña y fue más allá: Kirchner con esta jugada despojaba a su enemigo, el duhaldismo, de una caja importante pero a su vez se garantizaba algo ideal para su mente perversa. Las cuentas estarían siempre a disposición del Jefe, ya que le concesionaba poder por un lado a Alberto Fernández y por el otro al líder Camionero. Ambos en aquel entonces comulgaban con el mismo proyecto pero estaban enfrentados entre si.
Lo que nunca tuvo en cuenta Kirchner fue en la habilidad de Vázquez para manejar a dos recién llegados que no sabían ni como comprar una resma de papel. Debían consultar todo con el todopoderoso neurólogo.
Por eso, llama poderosamente la atención que sabiendo todo esto, el ex Presidente y su ex Jefe de Gabinete de Ministros tomaran con tanta liviandad el escándalo de la mafia de los medicamentos denunciados por Ocaña en su momento. El escándalo de los aportes a la campaña del año 2007, el tráfico de estupefacientes, el lavado de dinero y el Triple Crimen de General Rodríguez. El ex Presidente hoy no puede hablar, pero es llamativo que su ex jefe de Gabinete que hoy se rasga las vestiduras en cuanto medio de comunicación puede, hablando de los errores de Crisina, nunca mencione ese tema.
La justicia tiene en sus manos cientos de causas conexas que llevan a un mismo punto, que se van moviendo de acuerdo a los tiempos políticos de La Argentina. Seria bueno que tomaran más celeridad. Hablamos de bandas a las que solo les interesa el poder económico y no la salud de la población.
El Dr. Nelson Castro nos dice en el prologo del libro “La Ejecución”: “Como en toda historia de mafia, en esta aparecen la codicia, la traición, la corrupción, la protección política y, finalmente la muerte. Donde queda expuesto lo peor de la la condición humana. Y, en este hecho en particular, con el agregado espeluznante de las vidas humanas que se cobro la falsificación de medicamentos”.
Gabriel Alejandro Brito
Especial para Tribuna de Periodistas
(1) Agradezcemos a los autores de La Ejecución haber permitido difundir parte de su excelente investigación periodística.