¿Hasta qué punto, cuando se discute excesivamente, se deja de gobernar? Esta pregunta viene circulando desde hace días en distintos ámbitos políticos y económicos, a la luz de múltiples conflictos en cuyo desarrollo florece la pirotecnia verbal pero no se alcanzan a divisar las posibles soluciones.
El más descarnado de esos conflictos es el que mantiene paralizados a los Subterráneos de Buenos Aires. Pero se replican situaciones de tensión en el interior del país, donde se hace cada vez más evidente que los gobernantes afrontan restricciones financieras y que deben recurrir a planes alternativos, algunos de ellos muy polémicos y disparadores de reacciones sindicales.
"No nos queda más que dar pelea por el 15 por ciento de coparticipación", se sinceraron ante este columnista funcionarios de José Manuel de la Sota. Córdoba acaba de abandonar el Pacto Fiscal firmado por la Nación y las Provincias hace más de 20 años, en 1991, hasta ahora vigente porque nunca se avanzó en un nuevo régimen federal de reparto de la recaudación fiscal.
De la Sota no se quedó ahí: también escribió cartas a sus colegas gobernadores para que imiten a Córdoba y comiencen a presionar por la coparticipación. Y a los gremios les pidió que organicen una marcha a Buenos Aires para reclamar por los fondos de las Provincias. Viejo zorro de la política, el “Gallego” busca trasladar toda la responsabilidad a Cristina Kirchner.
Pero esa responsabilidad es siempre compartida, sobre todo en política. "Acá no hay inocentes", dijo uno de los metrodelegados porteños, que durante la primera semana de huelga mantuvo reuniones reservadas tanto con funcionarios kirchneristas como macristas. Hasta llegó a visitar la Casa Rosada, donde recibió un mensaje elocuente de la Presidenta: "Déjense de joder".
Entre porteños y bonaerenses
Mauricio Macri es otro de los mandatarios distritales en conflicto con el poder central. En su caso, podría decirse que se trata de una pelea de carácter permanente, que se agravó al frustrarse las negociaciones por el traspaso del Subterráneo. Aunque al jefe de Gobierno siempre le dio rédito presentarse ante los porteños como la contracara del kirchnerismo.
Sin embargo, esta semana quedó claro que el mal humor que impregnó a la Ciudad de Buenos Aires lo afectó en forma directa, puesto que tiene en el territorio mucho más para perder que el kirchnerismo, donde la Presidenta nunca tuvo una buena ponderación. Además, en la irresolución del conflicto comienzan a ponerse en tela de juicio sus dotes para la gestión.
Una situación similar afrontó Daniel Scioli durante la "crisis de los aguinaldos", que desnudó el precario estado financiero de la provincia de Buenos Aires. En su caso, el mensaje que bajó el kirchnerismo es que no tomó los recaudos necesarios y que ahora se ve obligado a ejecutar medidas de ajuste que, por su lado, en la Gobernación califican como una "optimización de los recursos".
En este contexto se precipitó la renuncia de Silvina Gvirtz a la dirección general de Cultura y Educación. La funcionaria más afín al kirchnerismo dentro del Gabinete bonaerense se fue con duras críticas al ajuste anunciado sobre el presentismo docente. Pero cerca de Scioli replicaron: "Se vio acorralada, porque la verdad es que tenía un despiole administrativo terrible".
Los sciolistas recordaron que Cristina planteó la necesidad de revisar algunas "costumbres docentes" ante la Asamblea Legislativa en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, en marzo pasado. Y que por ese motivo no correspondían las críticas de Gvirtz. Su reemplazante, la senadora Nora de Lucía, deberá pasar igualmente el filtro del kirchnerismo en la Legislatura.
El 2013 y más allá
El trasfondo de estos desencuentros no es solamente de orden financiero, sino también —y sobre todo— de carácter político. Los distintos sectores ya comenzaron a moverse para las elecciones legislativas del año próximo, consideradas como un trampolín de cara al recambio de 2015. Y se sabe que la Casa Rosada y la Gobernación bonaerense son los objetivos más codiciados.
Al tope de las candidaturas kirchneristas para la provincia de Buenos Aires se encuentra Alicia Kirchner. Pero la ministra de Desarrollo Social no tendría en la mira sólo las elecciones legislativas, sino también las ejecutivas de 2015. ¿Para qué cargo? "Ya se verá, depende del resultado del año que viene", deslizaron cerca de la hermana del ex presidente Kirchner.
Por eso hay sectores del peronismo bonaerense que ya comienzan a verla como una rival, incluso dentro del kirchnerismo. Mientras tanto, prosigue el acercamiento de grupos anteriormente enfrentados, como el sciolismo y los seguidores de Francisco de Narváez. Algunos, que participan de charlas de aproximación, hasta imaginan candidaturas complementarias en los próximos años.
El kirchnerismo, a su vez, prioriza el trato directo con los intendentes y pasa por alto a los gobernadores, algo que no sucede sólo en territorio bonaerense. A tal punto que, en los últimos días, la Presidenta debió aclarar que no es su intención vulnerar los derechos de las Provincias en el nuevo orden del mercado de combustibles nacido al calor de la expropiación de YPF.
Pero, en los hechos, delegó una considerable cuota de poder a Axel Kicillof, el viceministro de Economía, que rápidamente anunció una suba en las retenciones del biodiesel. "Ustedes hablan de mí, pero ojo que ese es comunista en serio", sorprendió recientemente Guillermo Moreno a un grupo de empresarios que llegó hasta su despacho en la Secretaría de Comercio.
Más allá de las caracterizaciones ideológicas, la semana política también dejó la intervención del Gobierno a la imprenta ex Ciccone, investigada por la Justicia a raíz de presuntos favores que recibió de Amado Boudou, a quien pretendería rescatar la Presidenta del descrédito en el que quedó sumido en los últimos meses. Seguramente la expropiación será aprobada por el Congreso, aunque solamente por el kirchnerismo. Será, por cierto, una nueva postal del "país del desacuerdo".
Mariano Spezzapria
NA