Desde este medio hemos tratado en varias oportunidades cuestiones relacionadas con la calidad institucional de nuestro país. Hoy, que se conmemora el Día del Maestro no podemos dejar pasar la oportunidad de recordar que la actividad docente está ligada, indisolublemente, al objetivo de formar ciudadanos, personas pensantes y libres que hagan de nuestro país un lugar donde puedan concretarse, sin miedos, los objetivos consagrados en el preámbulo de nuestra Constitución Nacional.
El 11 de setiembre de 1888, moría en Paraguay el Padre del Aula, Domingo Faustino Sarmiento. Nacido en la pobreza y habiendo despreciado la riqueza a lo largo de su vida, supo luchar contra la tiranía de un estanciero retrógrado y educar a sus compatriotas sentando las bases de la educación pública y gratuita. Lógico es que nuestros actuales gobernantes, quienes ven al país como su propia estancia y a la educación como mecanismo de adoctrinamiento, lo hayan puesto en la lista de “los malos” y que, por contraposición, elogien hasta el hartazgo a quienes fueran sus acaudalados enemigos.
A todos los docentes, nuestro agradecimiento. Y ojalá que al final de sus carreras puedan hacer un balance de su vida similar al de nuestro Gran Educador:
"Nacido en la pobreza, criado en la lucha por la existencia, más que mía de mi patria, endurecido a todas las fatigas, acometiendo todo lo que creí bueno, y coronada la perseverancia con el éxito, he recorrido todo lo que hay de civilizado en la tierra y toda la escala de los honores humanos, en la modesta proporción de mi país y de mi tiempo; he sido favorecido con la estimación de muchos de los grandes hombres de la Tierra; he escrito algo bueno entre mucho indiferente; y sin fortuna que nunca codicié, porque era bagaje pesado para la incesante pugna, espero una buena muerte corporal, pues la que me vendrá en política es la que yo esperé y no deseé mejor que dejar por herencia millones en mejores condiciones intelectuales, tranquilizado nuestro país, aseguradas las instituciones y surcado de vías férreas el territorio, como cubierto de vapores los ríos, para que todos participen del festín de la vida, de que yo gocé sólo a hurtadillas".
Felíz Día del Maestro.
José Lucas Magioncalda