Insiste Cristina en negar la realidad, ahora ya no desde las ostentosas aulas de Harvard, sino desde los cercanos salones de Casa de Gobierno. Lo hizo al asegurar que no existe algo denominado "cepo cambiario".
Para demostrar sus dichos, advirtió que desde enero hasta la fecha salieron u$s79.088 millones del país y agregó que existen "más de 300 conceptos" para poder adquirir dólares. ¿Significa que los cientos de miles de ciudadanos que aseguran que no pueden comprar billetes verdes mienten? ¿Por qué lo harían si así fuera?
Tal vez lo que quiso instalar la Presidenta fue solo una discusión semántica: el problema no es la inexistencia de las restricciones a la compra de dólares sino solo su nombre, "cepo cambiario".
Tan temeraria afirmación llegó en el preciso momento en el que refrendó el decreto 1.764, el que designa a Martín Sabbatella al frente de la temible Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA). Su nombramiento no es casual ni improvisado, llega justo en momentos en los que el oficialismo necesita jibarizar al grupo Clarín a través de varios frentes, de cara al próximo 7 de diciembre.
En tal sentido, en estas horas se da una maniobra de alta ingeniería para apartar a miembros no oficialistas del Consejo de la Magistratura. Ello a efectos de nombrar a un juez afín en una causa iniciada por el Grupo Clarín.
"Ese diario que nos sacude desde 2003", espetó Cristina a la hora de mencionar al matutino, olvidando dos cuestiones fundamentales: primero, Clarín solo fue enemigo del kirchnerismo a partir del año 2008; segundo, su marido Néstor fue el mismo que aprobó la fusión de Cablevisión y Multicanal un año antes y prorrogó las licencias del grupo por una década más. ¿Cómo se puede tener la memoria tan frágil? ¿Cómo borrar con el codo lo que apenas ayer se escribió con la mano?
Por más que se quiera disfrazar de democratización y pluralidad, es evidente —y vergonzosa— la manera en que el Gobierno busca desmantelar al grupo Clarín, apelando a los recursos más cuestionables.
No debe haber medio más crítico que TDP respecto a ese conglomerado. Mientras Héctor Magnetto almorzaba en la Quinta de Olivos con Néstor Kirchner, este portal desnudaba sus peores operaciones de prensa.
Sin embargo, ello no justifica el ataque que sufre en estas horas por parte del kirchnerismo. Cristina intenta borrar de un plumazo al único canal de noticias que cuenta realidades que el Gobierno busca ocultar. Todos lo saben, quienes la aplauden cada día también, aunque todos finjan que la Argentina se encamina a la mayor pluralidad informativa del mundo.
¿No es toda una paradoja que la Presidenta hable de variedad de voces, al tiempo que intenta unificar el discurso de los medios de comunicación?
La Argentina persiste en su camino hacia la “chavización” política y social. Lejos de calmar las aguas y buscar la concordia general, Cristina avanza en su inquietante discurso divisorio. ¿Para qué dijo lo que dijo sobre Guillermo Moreno? Su referencia fue innecesaria, sobre todo cuando el Gobierno calla respecto a los actos de violencia que profesa su secretario favorito.
Lejos de la moderación requerida a su cargo, la mandataria pareció lanzar un mensaje por elevación a quienes gustan quejarse a diario a través de las redes sociales. Hizo bien en condenar a quien hizo el trucaje de la foto de Moreno con un tiro en la frente, pero ¿a quién responsabilizará el oficialismo por ello? ¿Es culpable quien trucó la imagen o también quien la hizo circular por las redes sociales? ¿Y quien solo la recibió?
La incerteza respecto a la denuncia que hizo el ministro de Justicia, Julio Alak, contra blogueros que "incitaron" cacerolazos en las últimas semanas, es suspicaz por demás a ese respecto. Al no saber a quién o quiénes se acusa, muchos han moderado sus comentarios en Twitter y Facebook. ¿Es el efecto que buscaba el Gobierno?
Por lo visto, vienen días complicados, no solo para el periodismo independiente, sino también para quienes gustan expresarse libremente por la web. Todos miran a Clarín, pero ¿qué pasará cuando hayan desmantelado a ese grupo? ¿Quiénes serán los próximos "enemigos del modelo"?
La respuesta es obvia ciertamente, aunque no deja de ser inquietante por demás.
Christian Sanz
Seguir a @CeSanz1