Este viernes, el juez Claudio Bonadío decidió procesar a los ex secretarios de Transporte, Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi en el marco de la denominada "tragedia de Once". En la misma volteada cayeron los hermanos Cirigliano responsable del desastroso servicio brindado entonces por la firma TBA.
¿Es una medida para festejar? ¿Se hará Justicia en torno a este expediente que dejó más de 50 muertos? Conociendo los antecedentes de Bonadío, no hay nada para alegrarse. "Se trata de un juez que siempre hace lo mismo: procesa pero no condena a nadie. Y gana la agenda de los medios", según tuiteó hace instantes el director Ejecutivo de este portal.
"¿Cuántas condenas le conocés a Bonadío? Siempre procesa y luego desestima o sobresee", admitió a TDP una fuente de la Justicia Federal en marzo de este año, cuando recrudecía la investigación por lo sucedido en Once.
El mismísimo Rubén “Pollo” Sobrero, presidente del cuerpo de delegados de la línea Sarmiento de la Unión Ferroviaria, dijo en su momento que “lo de Bonadio es fulbito para la tribuna” ya que “sabemos quién es” al recordarlo como “hombre de la servilleta de Carlos Corach” y que ya dejó prescribir una de las causas de Ricardo Jaime, ex secretario de Transporte kirchnerista.
Si se analiza el pasado del magistrado, no hay mucho para esperanzarse. Hace unos meses, Christian Sanz desnudó su injustificado patrimonio y su polémico pasado. Entre otras cosas, allí contó que:
La mayor celebridad de Bonadío llegará de la mano del ex ministro de Economía, Domingo Cavallo, quien lo incluyó en la célebre servilleta donde reposaban los nombres de jueces federales entonces afines al gobierno.
Derrumbado el menemismo, rápido de reflejos, Bonadío se alineará rápidamente al kirchnerismo a partir de su llega al poder, en el año 2003, siendo una importante herramienta a la hora de desestimar denuncias contra funcionarios señalados por hechos de corrupción y perseguir a aquellos que se muestran críticos a las políticas del oficialismo. Baste recordar lo ocurrido en su momento con los ex ministros Gustavo Béliz y Horacio Rosatti.
De la misma manera sabrá cajonear y demorar importantes expedientes que comprometían a funcionarios del gobierno. Dos de ellos han sido la irregular importación de autos diplomáticos por parte de funcionarios de Cancillería —donde avanzó sólo sobre un par de “perejiles”— y la célebre causa Skanska.
A su vez, en gesto de gratitud, el kirchnerismo paralizará oportunamente las denuncias que pesaban sobre Bonadío ante el Consejo de la Magistratura.
Con esos antecedentes, no se puede esperar que ocurra un milagro en torno al expediente por la tragedia de Once. La movida de Bonadío suena más a una necesidad del Gobierno de descomprimir el malhumor social y poder hablar de una "justicia independiente" en momentos en los que hasta el titular de la Corte Suprema habla de presiones oficiales.
Pero al final del camino pasará lo de siempre: los funcionarios serán sobreseídos o gozarán de sendas faltas de mérito. Como siempre hace Bonadío, en realidad.
Carlos Forte
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