Jorge Lanata es Jorge Lanata. Parece una obviedad decirlo pero es así, es un personaje único dentro de la profesión periodística. Amado y odiado en extremo, nadie puede quitarle genialidad y originalidad a su trabajo.
En unos días se estrenará su biografía ¿no autorizada? por parte de Luis Majul —Secretos, virtudes y pecados— y la polémica parece que prenderá rápidamente. Es que allí, entre otras cosas, se desnudan cuestiones espinosas referidas a la personalidad de Lanata.
“Se intentó suicidar por lo menos dos veces. La enfermedad de su madre, la sensación de alta traición que experimentó de parte de sus compañeros de Página 12 y el primer despido abrupto que tuvo de la tele fueron algunos de los motivos que lo llevaron a pensar en tomar aquella decisión desesperada”, cuenta hoy Majul en una columna en diario La Nación, revelando un dato no conocido hasta ahora.
Y hay más polémica: “Lanata tomó una cantidad desmesurada de cocaína diaria entre los 30 y los 40 años, y tuvo que ir a un centro de desintoxicación en los Estados Unidos para poder seguir adelante con su vida”.
El libro que desnuda su vida habla de eso y mucho más: los detalles secretos de su quiebra personal, la debacle de Veintitrés, el cierre de Crítica, sus estruendosas peleas con otros colegas y sus reuniones privadas con Héctor Magnetto antes y después de ingresar en Clarín.
“Hay un Lanata público y otro privado, que no tiene nada que ver con el que aparece en la televisión”, dice Majul.
Algunos de los capítulos son los siguientes: "Suicidio", "Mamá", "Cocaína", "Página/1", "Página/2", "Rock", "Dinero/1", "Dinero/2", "Muerte", "Quiebra", "Decepción", "Privado" y "Revancha".
Y finaliza Majul: “Cuando me preguntan si se trata de un libro a favor o en contra de Lanata, siempre digo lo mismo. A lo largo de sus casi quinientas páginas, los que lo odian encontrarán abundante material para confirmar sus sentimientos. Y quienes lo aman se agarrarán de otros datos para justificar su enamoramiento”.
Una buena excusa para comprar un libro que parece prometedor… en todo sentido.
Carlos Forte
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