Creacionismo: ¿Acaso también una ciencia? Pareciera ser que sí para algunos ilusos creyentes.
Veamos entonces los alcances de esta “doctrina” (Más bien una pseudociencia más “del montón”).
Si en la naturaleza, en su faceta tenebrosa, sin ir muy lejos encontramos “criaturitas” poco simpáticas como virus, bacterias y protozoarios patógenos por millones de millones, billones, trillones, cuatrillones, quintillones…, rondando por nuestro “querido” (para muchos malquerido) planeta, amén de ejércitos de parásitos por doquier (exteriores e interiores) de nuestro vapuleado organismo, todo esto ¿qué nos indica?
En todo caso a un creador maldito que, de existir debiera al menos arrepentirse por haber inventado semejantes criaturas poco gratas para nuestro organismo y los demás seres útiles y bonachones.
En efecto, basta con echar una ojeada al mundo entero, para espeluznarnos ante la infinita cantidad de parásitos del género y especie autoclasificada con veleidades, como Homo sapiens que “pululan” con toda libertad y desfachatez, entre la gente laboriosa.
A continuación podemos recalar en el tema geológico, para toparnos con toda clase de cataclismos como si nuestro planeta estuviese loco o borracho a veces, a saber: tornados, huracanes, precipitaciones pluviales sin límites con inundaciones, rayos mortíferos, olas de calor o de frío y…por otra parte, sequías prolongadas con mortandad de pobres animales sin piedad alguna, con repercusión muchas veces en el ámbito antrópico cobrando sus víctimas desde inocentes bebés… hasta pobres ancianitos que han llevado una vida digna de ser imitada, haciendo obras de bien a sus semejantes.
¡Nada vale! A la “madre” naturaleza le importa un bledo el sufrimiento y muerte de seres buenos (o malos), porque es inconsciente y su supuesto creador brilla por su ausencia ya que, los dioses no existen, pues la ciencia y la razón los aniquilaron. Todo es igual para el rasero que lo arrasa todo.
Y como si esto fuera poco, la “Madre Naturaleza” poco nos ayuda a veces y nos suele obsequiar con desastres añadidos a la lista anterior como catástrofes, y las ya mencionadas, pestes y enfermedades incurables como las temibles neoplasias que cercenan vidas útiles, sin miramientos que, de sobrevivir, siendo sabios, podrían eliminar muchas plagas que nos aquejan sin piedad.
Los pseudocientíficos, de la mano de miríadas de pseudociencias por ellos elaboradas gracias al don de la fantasía, con todo desparpajo, no hacen más que engañar a los incautos para ganar dinero, ya sean estos últimos jovencitos que aún no saben qué es la vida, adultos crédulos o viejitos imaginativos.
Sólo la sana y auténtica ciencia, con su aplicación y acatamiento, puede mejorar el mundo. Jamás pseudociencia alguna, puede hacerlo porque hurga en el vacío, esto es innegable señores.
Ladislao Vadas